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Santiago dedica cada segundo a acariciar y besar a Mariela, llenarla de cariños y susurrarle al oído. Pero a pesar de responder a los mimos de su novio, la escritora no está disfrutando del todo ese momento; no puede quitarse de la mente los insultos y comentarios de Noemí.

-¿Qué pasa, mi vida? -pregunta de pronto Santiago, notando cierta incomodidad en ella.
-Nada, mi amor -niega Maya, con una leve sonrisa.
-Claro que pasa algo. Desde que llegamos te noto extraña, distante. Estás aquí pero tu mente está en otra parte. No eres la misma de siempre. ¡Siento que me besas por inercia!... ¿Qué pasa? ¿Sigues molesta por lo de hace rato? -indaga él, viéndola a los ojos.
-No, Santiago, no es eso. Simplemente, no me siento bien, me duele la espalda, estoy cansada, no tengo ganas de hacer nada -se disculpa ella, al dejar de abrazarlo.
-¿Segura de que es eso? -insiste él.
-Sí -contesta Maya un tanto seria.

El doctor guarda silencio unos minutos y después se levanta del sofá. Se dirige a la cocina dejando sola a su novia en la sala.

Maya tampoco dice nada al respecto, lo único que hace es cerrar los ojos mientras pasan por su mente un sinfín de cosas. De repente, una lágrima recorre su mejilla.

Continúa en silencio y sola en aquella sala.

Por su parte, Santiago busca en la cocina algo de beber. Aunque Maya no se lo dijo, él sabe que algo está pasando con ella, la conoce y está seguro de que lo que la está haciendo sentir tan mal es el problema que tuvieron en el parque, y por eso trata de encontrar la manera de hacerla sonreír y olvidar ese mal rato.

Varias ideas vuelan en su cabeza, pero sólo una es la idónea para lograr su objetivo. De inmediato reúne todo lo necesario para llevar a cabo su plan y hacer de ésa una tarde-noche inolvidable para ambos.

Tiempo después, a Santiago le parece extraño que Maya no le haya hablado, por lo que decide regresar a la sala para contarle lo que se le ha ocurrido hacer esa noche.

Al llegar a donde Maya, se da cuenta de que se quedó dormida recostada en el sofá. Y entonces sonríe mientras contempla la belleza de su novia, la acaricia y le da un tierno beso en su frente; luego la cubre bien para que no tenga frío y apaga la televisión.

Silenciosamente vuelve a la cocina, donde está realizando su plan.

Después de una siesta de casi dos horas, la escritora despierta y enseguida busca a su pareja.

-¡Santiago! -lo llama desde el sofá.

Él escucha a su novia desde la cocina y va a verla.

-¿Ya despertó mi bella durmiente? -pregunta él sonriendo y besa sus labios.
-¿Por qué me dejaste aquí solita? -se queja ella chiqueonamente.
-Porque fui a prepararte una sorpresa -responde Santiago.
-¿Qué sorpresa? -exclama ella.
-Vamos a cenar -dice él.
-No, amor. No me lo tomes a mal, pero no tengo ganas de ir a ningún lado -se niega Maya, mientras lo abraza.
-Pero no vamos a ir a ningún lado, mi vida hermosa. Vamos a cenar aquí, ¡tú y yo solos! -explica él, al pasarla a la silla de ruedas.
-Y, ¿cuál es mi sorpresa? -pregunta con curiosidad ella.
-Que cociné especialmente para ti -le cuenta, y ella le regala una hermosa sonrisa.

Los novios van hasta el comedor, donde todo listo para una verdadera cena romántica.

Pétalos de rosas, velas y una botella de vino adornan la mesa, haciéndola muy especial.

Al verla, Maya queda totalmente sorprendida y agradece a Santiago el haber pensado en consentirla de esa manera.

-¿Sabes que en toda mi vida sólo he cocinado para tres mujeres? -comenta él, mientras la acerca a la mesa.
-¡Ay, ajá! Eso ni tú te lo crees -contesta ella a carcajadas.
-Te juro que solamente he cocinado para tres personas... Mariana, Marijó y tú. ¡Te amo, Maya! -asegura Santiago, al tomar y besar su mano.
-Yo también te amo. Y, gracias, mi cielo. Todo está hermoso -exclama Maya al besarlo.
-Y lo que viene va a estar mucho mejor -añade él, al levantarse y entrar a la cocina.


 "El sueño de un Ángel"Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz