"El sueño de un Ángel"

9

¿Enamorado, yo?... ¡claro que no! ¿De quién voy a estar enamorado? dice Santiago, en voz alta, mientras sale de su recámara y se dirige a ver a Marijó.

-Papi, ¿qué pasa? ¿Te peleaste con mi tío Alex? -exclama Marijó, un poco asustada al ver entrar a Santiago a su recámara.
-No, mi amor -responde él, mientras se sienta junto a ella en la cama.
-¿Entonces? ¿Por qué estaban gritando? -pregunta Marijó, mientras él la abraza y besa su frente.
-Porque tu tío se molestó un poquito -explica él.
-¿Por qué? -pregunta ella.
-Porque le dije que no tenía ganas de salir con él hoy -responde él, mientras acaricia su mejilla.
-Y ¿por qué no quisiste salir hoy?-pregunta Marijó.
-Porque... ¡porque tengo ganas de estar con mi princesa hermosa! -responde Santiago sonriendo, al abrazarla y llenarla de besos.
-¿En serio? -pregunta ella, mientras él le hace cosquillas.
-Sí -responde él, mientras ella ríe a carcajadas.
-Entonces, ¿dormirás conmigo? -pregunta Marijó con una gran sonrisa.
-Sí, pero en mi cuarto. Porque aquí tu cama está muy chiquita y me voy a caer a media noche -responde él, al levantarse de la cama y tomar a la niña entre sus brazos.
-¡Yupi!... ¿Y me contarás un cuento? -pregunta Marijó, mientras se dirigen a la recámara de Santiago.
-Sí -responde él.
-¿Y me harás piojito hasta que me duerma? -pregunta ella al entrar a la recámara.
-Sí -responde él sonriendo, al dejarla caer sobre la cama.

Santiago y su pequeña se acuestan en la cama y disfrutan un momento lleno de sonrisas, bromas y juegos, él la llena de besos y caricias.

-¡Papi, te amo! -exclama de repente la pequeña Marijó.
-¡Yo te amo más, mi amor! -responde Santiago, al abrazarla tiernamente.
-¿Verdad que nunca te casarás de nuevo, papito? -pregunta Marijó.
-¡Claro qué no! ¿De dónde sacas eso? -pregunta él, un poco sorprendido.
-Es que la mamá de una amiga se casó con un señor que no es su papá, y ese señor no quiere a mi amiga, ¡la trata mal y le pega!... Yo no quiero que eso me pase a mí... ¡No quiero que te cases nunca, papito! -exclama Marijó, mientras abraza a su papá fuertemente.
-A ver, princesa, no digas eso. ¡A ti nadie te va a poner una mano encima nunca! -responde él, al abrazarla.
-Pero, ¿qué tal si un día te casas con una señora fea, que no me quiera?... ¡Yo no quiero, papi! -exclama ella.
-Eso no va a pasar nunca, mi amor. ¡Nunca! -dice Santiago, viéndola a los ojos.
-Prométemelo, papi. ¡Prométeme que no te casarás con una señora fea, que no me quiera! -exclama Marijó, mientras Santiago ríe.
-A ver, y ¿si esa señora es bonita y te quiere mucho, mucho, mucho? -pregunta él, y ella se queda pensando unos segundos.
-No. Tampoco... ¡Yo te quiero solo para mí! -exclama ella al abrazarlo.
-A ver, tú sabes que sólo tengo una novia, ¿no? -pregunta él.
-Sí -responde ella.
-Y ¿quién es ella? -pregunta él.
-¡Yo! -responde ella con una sonrisa.
-Y entonces, si tú eres mi novia, ¿cómo me voy a casar con otra señora, tontita? -exclama Santiago, al hacerle cosquillas.
-¿Me lo prometes? -pregunta ella.
-¡Te lo prometo! -responde él, y le da un beso.
-¡María José, estás loca! -exclama de repente Santiago.
-Sí, es que ¡así me hizo mi papá! -responde ella, con una carcajada.
-Entonces, tu papá ha de estar bien loco, también -dice él, riendo a carcajadas.
-Sí, ¡mucho! -responde ella, mientras le hace cosquillas.

Santiago y su pequeña continúan conversando unos minutos más, él la observa con ternura mientras ella se acurruca entre sus brazos y se queda completamente dormida.

El fin de semana transcurre como cualquier otro, Maya convive con su familia y algunas amistades. Santiago decide dedicarse a Marijó y a Estela por completo, y los tres disfrutan de un fin de semana lleno de diversión.

El domingo por la tarde, Maya se entera de que Camila, uno de sus grupos de música favoritos, se presentará el mes entrante en la ciudad, y a decir verdad se muere de ganas de asistir a ese concierto. Minutos más tarde, Ricardo entra a la habitación de su hermana y se acuesta en la cama sin permiso.