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Después de un largo día, la joven escritora se retira a su recámara con ayuda de su hermana.

-¡Buenas noches! -exclama Cecy, después de haber persignado a su hermana.
-¡Qué descanses! -responde sonriendo Maya.
-Igualmente... Duerme ahora que puedes, ¡que mañana será un largo día! -le aconseja Cecy, al apagar la luz.
-¡Es verdad! -responde la escritora.

Maya no deja de pensar en lo que va a ocurrir al día siguiente. Sin embargo, a pesar de los nervios y su gran emoción, el sueño y el cansancio acaban venciéndola, quedándose completamente dormida minutos más tarde.

Finalmente llega el viernes, y las actividades para los Valencia inician poco después del amanecer. Sara se levanta temprano, como de costumbre, para preparar el desayuno.

Mientras que su hija mayor atiende a su marido en lo que necesita antes de irse a trabajar. Minutos después de las ocho, alguien toca repentinamente el timbre de la casa y Carmen atiende.

-Diga... -pregunta Carmen al abrir y ver a un mensajero.
-Disculpe, ¿la señorita Mariela Valencia? -responde el joven, amablemente.
-Sí, aquí vive -dice Carmen, sonriendo.

En ese momento, Cecy se acerca a ver qué sucede.

-¿Qué pasa, nana? -pregunta Cecy, al salir también.
-Este joven busca a tu hermana -responde Carmen.
-Me mandaron a dejar unas flores a la señorita Mariela -explica el muchacho mientras les muestra a ambas varios arreglos de rosas rojas.
-¡Por supuesto!... Pase por aquí -responde Cecy, realmente sorprendida.

La profesora de danza árabe sube las escaleras corriendo y entra de prisa al cuarto de su hermana, quien apenas se está despertando.

-¿Qué pasa? ¿Por qué entras así? -exclama Maya, al verla.
-Maya, ¡no creerás lo que acaban de traerte! -le dice Cecy, con emoción.

De pronto, entra a la recámara Carmen, seguida por el joven mensajero. Ambos traen en las manos un enorme y bello arreglo floral, que colocan frente a la cama de Mariela.

El joven sale de la habitación y segundos después regresa con otros dos arreglos más.

Poco a poco la recámara se llena de rosas rojas, pues son más de diez arreglos los que han llevado.

Al verlos, Maya se pone más que feliz, su rostro se ilumina con una gran sonrisa, mientras que su mirada se llena de lágrimas.

Entran a la habitación Sara y Ricardo, y al verse rodeados de rosas, piden una explicación.

-¿Qué es esto? ¿De dónde sacaron tanta flor? -exclama Ricky, al ver rosas en todos lados.
-No preguntes y préstame dinero para pagarle al chavo -responde enseguida Cecy.
-Gracias, pero no hace falta. El señor que envía las flores ya me pagó... Con permiso -se despide gentilmente el joven y sale del cuarto.
-Lo acompaño -dice Carmen, y sale con él.
-¿Quién mandó estas flores tan lindas? -pregunta Sara, sonriente.
-¡Busca una tarjeta! Debe de estar entre las flores -dice Mariela a su hermana, quien empieza a buscar de inmediato.
-¡Aquí está! -exclama Cecilia, al encontrarla entre los pétalos de las rosas.
-¡Dámela! -pide Maya, emocionada.

Cecy abre apresurada el pequeño sobre blanco que contiene una nota y se la acerca a su hermana para que pueda leerla.

"Hoy se cumple uno de tus más anhelados sueños, lo cual al igual que a ti, ¡me hace inmensamente feliz!... Eres admirable y agradezco a Dios haberte puesto en mi camino. Te quiere, Santiago" -lee Mariela en voz alta ante su madre y hermanos.

-¿Agradece a Dios? ¿No que no cree en Dios? -exclama Ricky, confundido.
-¡La gente cambia, hermanito! -replica Cecy, sonriendo.
-¿Creen que esté recuperando la fe? -pregunta Ricardo, al sentarse en la cama.
-No sabemos, mi amor. Pero si es así, ¡sería un hermoso milagro! -responde Sara ante sus hijos.
-¡Un milagro de amor! -añade Cecy, al voltear a ver a su hermana y sonreír.
-Pásenme el teléfono -dice Maya con impaciencia.
-Por supuesto -exclama Cecy, al tomar el teléfono de inmediato y marcar el número de Santiago.


 "El sueño de un Ángel"Where stories live. Discover now