37

182 23 2
                                    

Los rayos del sol iluminan cada rincón de la habitación de Maya, trayéndole alegría y unas inmensas ganas de vivir el día al máximo.

-¡Llegó el día, Mayita!... ¡Hoy te convertirás en la mujer de Santiago López Carmona! -exclama la bella joven, nerviosa y verdaderamente feliz-. ¡Ilumíname, Dios mío! -expresa con un profundo suspiro, mientras se abraza a la almohada con todas sus fuerzas.

A lo lejos se escucha el timbre, y Ricardo abre la puerta. Un apuesto mensajero trae seis arreglos florales para la señorita Mariela Valencia.

Este mensajero no es como todos los demás, tiene algo muy particular, un overol azul marino y una cachucha negra, provocando que Cecy y Ricky rían a carcajadas.

Instantes después la Morena sube corriendo a la recámara de su hermana, pues el mensajero tiene instrucciones precisas de entregar personalmente a la escritora el último arreglo de rosas.

-Maya, ¡levántate ya! -exclama Cecilia, entrando a la habitación con un arreglo.
-¿Y esas flores? -pregunta Mariela.
-Te las manda Santiago, pero las trajo un mensajero muy extraño -contesta Cecy, y Ricardo entra con otros dos arreglos enormes.
-¿Por qué dices eso? -pregunta Mayita, mientras sus hermanos colocan las flores frente a su cama.
-Porque insiste en entregarte en las manos el último arreglo... ¡Dice que es tu fan y quiere tu autógrafo! -explica Ricardo a carcajadas.
-¿Qué autógrafo? ¡Está loco! No voy a darle nada... Dale dinero, Cecilia. Dile que se vaya -indica la escritora mientras su hermano trae otros dos arreglos.
-Ya le dije pero está necio en que no se irá sin verte... Así que será mejor que te ayude a cambiarte -dice la Morena, buscando algo de ropa para su hermana.

Rápidamente, Maya se quita la pijama y se viste con unos sencillos y cómodos pans, además de peinarse y sentarse en su silla de ruedas.

Lista la escritora para recibir a su extraño admirador, la Morena lo hace pasar a la recámara.

El raro y misterioso mensajero entra con un bello arreglo de rosas rojas, el más grande y espectacular. El rostro del joven está cubierto por las hermosas rosas, dejando a Maya más intrigada.

-¡Bye, mensajero raro! -exclama Cecy, saliendo de la recámara.
-¡Ey! ¿Adónde vas? -grita Maya, ante aquel muchacho-. ¿Y tú quién eres? ¿Por qué insistes en verme? -pregunta un poco molesta e intrigada.
-¡Porque te amo y quiero darte un beso! -exclama él, al descubrirse lentamente el rostro.

Entonces Maya descubre que ese mensajero raro y misterioso es nada más y nada menos que Santiago López Carmona.

-¡Eres un menso! -exclama la escritora a carcajadas.
-¡Felices seis meses, mi cielo! -dice Santiago, al dejar el arreglo junto a los demás.
-¡Igualmente, mi amor! -responde ella con un beso en los labios.
-Tonto, ¿por qué me engañas así?... Yo ya me había emocionado porque tenía un fan -bromea Maya.
-Quería darte una sorpresa -dice Santiago, al agacharse frente a ella.
-¿Y de verdad eres mi fan? -pregunta ella, tomando su mano.
-¡El número uno! -asegura él.
-¡Ay, ajá! -exclama Maya, que no le cree.
-Además de tu mensajero particular -añade él sonriendo.
-Pues si es usted mi mensajero, ayúdeme a buscar entre las rosas mi tarjeta -indica la joven.
-¿Qué tarjeta? -pregunta Santiago desconcertado.
-La tarjeta con la nota de la persona que manda las flores -responde Mariela.
-Ah... lo siento, señorita, pero esta en ocasión no hay tarjeta -responde él.
-¿Y eso por qué? -pregunta Maya.
-Porque el señor que me mandó me encargó que le diera personalmente su mensaje -explica Santiago, besando su mano.
-Y ¿cuál es ese mensaje? -exclama con curiosidad ella.
-El mensaje es... que te amo muchísimo, muchísimo, muchísimo y que estos seis meses han sido lo mejor que me ha pasado en la vida -expresa Santiago, viéndola a los ojos.
-¡Yo también te amo, Santiago! Conocerte ha sido una bendición. ¡Eres lo más importante que tengo, lo mejor, lo único! -contesta Maya, con lágrimas de alegría.
-¡Y tú eres mi princesa hermosa! -dice él, besando sus labios.
-Yo también tengo algo que decirte -comenta ella algo nerviosa.
-¿Qué cosa? -pregunta él.
-En la noche lo sabrás... -responde ella feliz.
-Bueno pues, siendo así, mi misión como mensajero ya acabó y merezco mi propina -comenta él.
-Lo siento pero cada vez que mi novio me manda flores, él le da su propina al mensajero -exclama Maya, y ríen los dos.
-Pues yo también lo siento pero el señor que me mandó me dijo claramente que usted me daría mi propina -repite Santiago.
-¿Y cuánto quiere de propina, mensajero raro? -pregunta la escritora.
-Quiero mil millones de besos -dice él serio.
-¡Aaahh!... Siendo una propina de besos, ¡se la doy con mucho gusto! -exclama Mariela, al besar a su novio apasionadamente.


 "El sueño de un Ángel"Where stories live. Discover now