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Amanece en el D.F. el viernes 9 de marzo, y a pesar de que en la madrugada se registró un pequeño avance en la salud del pequeño Martín, su estado es delicado.

Con más de veinticuatro horas sin dormir, Santiago inicia labores en la clínica y atiende a los pacientes que tenía programados para ese día, mientras Alex y Adrián siguen al tanto del niño en terapia intensiva.

Por su parte, la escritora se levanta e intenta comunicarse con su pareja para saber cómo sigue el menor enfermo, pero el celular del doctor está apagado o fuera del área de servicio.

Maya tiene presente que ésta es una fecha especial para ella y su novio, pues cumplen tres meses de haber iniciado su relación sentimental. Aunque, por lo visto, éste no será un día tan especial como esperaban, ya que ni siquiera una llamada de felicitación ha habido entre ellos.

Un poco triste y preocupada, Mariela se prepara con ayuda de Sara para asistir una vez más a su sesión de hidroterapia.

Pasando la una de la tarde, Sara deja a su hija en casa y se va a su trabajo.

-¿Ya te habló Santiago? -pregunta Cecy a su hermana.
-No -contesta Maya.
-¿Por qué no intentas otra vez? -propone Cecy, tomando el teléfono.
-Porque sigue con el celular apagado y ya me aburrí de escuchar la misma grabación cada vez que le marco -contesta muy molesta la escritora.
-¿Estás enojada porque no te ha llamado para felicitarte? -pregunta la Morena, viendo a su hermana a los ojos.
-Más que enojada estoy preocupada, Cecilia, si no me ha hablado es porque las cosas en la clínica siguen mal -contesta Maya, algo desesperada.

Las hermanas se quedan en total silencio por unos minutos, hasta que entra una llamada que atiende Cecy.

-¡Diga! -exclama Cecy al teléfono.
-Hola, maestra Cecy -responde la voz de Marijó.
-Hola, princesa, ¿cómo estás? -dice la Morena sonriendo.
-Bien, ¿puedo hablar con Maya? -pregunta la niña.
-Claro que sí, ahora te la paso -dice amablemente la maestra de baile.

Mariela toma la llamada con ayuda de su hermana, quien le sostiene la bocina del teléfono para que pueda hablar tranquilamente.

-Hola, mi amor, ¿qué pasó? -exclama la escritora.
-Hola, Maya, ¿es cierto que mi papito está en la clínica? -pregunta la niña, desconcertando a Maya.
-Claro que sí, mi cielo, ¿Por qué lo dudas? -pregunta Maya.
-Es que mi abue me lo dijo pero no le creí -exclama Marijó.
-¿Y por qué no le crees? -cuestiona Mariela.
-Es que tengo miedo de que mi papá vuelva a ser como antes y de nuevo empiece a salir y dormir en otros lados -explica la pequeña con tristeza.
-¡No digas eso, mi vida! Tu papá está en la clínica porque un paciente está muy delicado y tiene que atenderlo. Pero cuando todo se arregle, tu papito va a volver a la casa y va a dormir contigo sin irse a otro lado -asegura Maya cariñosamente.
-¿De verdad? -pregunta la pequeña.
-Claro que sí, ¿cuándo te he engañado? -dice Maya.
-¡Nunca! -expresa Marijó con una sonrisa.
-Bueno, pero mientras tanto tú tienes que portarte bien y obedecer en todo lo que te diga tu abuelita -indica la escritora.
-Sí, Mayita. Te prometo que así lo haré -afirma Marijó.
-Ok, mi niña, cuídate mucho... ¡Te quiero! -exclama Maya y cuelga.
-¿Qué pasó? -pregunta Cecilia a su hermana.
-Marijó piensa que Santiago volvió a las andadas y va a dejar de dormir en su casa como antes -contesta Maya un poco seria.
-Pero eso jamás va a pasar -asegura Cecilia.
-Ya lo sé, pero Marijó es una niña y se confunde fácilmente. Al ver que Santiago no fue ayer a dormir y hoy no lo ha visto en todo el día, comenzó a imaginarse cosas -explica la escritora.
-Bueno pero tú ya le explicaste que no es así -exclama la Morena, y ambas sonríen.
-¿Vas conmigo a la academia? -pregunta la maestra de danza árabe.
-Prefiero quedarme por si viene Santiago -contesta Maya con un suspiro.
-¿En verdad crees que va a venir? -pregunta Cecy.
-No lo sé... -dice Mariela.


 "El sueño de un Ángel"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora