12

210 48 0
                                    

Al anochecer, el doctor pasa a dejar a Maya a su casa, donde su madre y hermanos la esperan para cenar.

-Hija, qué bueno que llegan. Los estamos esperando para cenar -dice Sara, al ver a Maya y Santiago.
-Señora, buenas noches -saluda Santiago sonriendo.
-Pasen al comedor. Ya están todos ahí -exclama Sara.
-Gracias, pero yo me retiro ya -responde él, al voltear a ver a Maya.
-¿Por qué no te quedas a cenar? -pregunta Sara.
-Muchas gracias, pero es tarde ya y tengo que hablar con mi hija. Quiero llegar a casa antes de que se acueste -explica él.
-Entiendo... ¡Me la saludas! -responde Sara, sonriendo.
-¿Me marcas al rato? -pregunta Maya a Santiago.
-Claro... ¡Suerte! -le dice él al oído mientras le da un beso en la mejilla.
-Igualmente -exclama ella.

La familia Valencia conversa amenamente durante la cena. Todos comentan sobre las actividades o problemas que tuvieron en la semana.

Algunos planean lo que harán al día siguiente, mientras otros buscan el momento adecuado para dar una noticia.

Es así como Maya encuentra el instante correcto para comentarles que la invitaron a participar como bochista en las competencias internacionales que se llevarán a cabo en dos semanas, y que, a decir verdad, le encantaría aceptar la invitación.

Al escuchar esto, hubo quienes estuvieron de acuerdo y hasta se emocionaron imaginando a Maya jugar, pero también a quienes no les agradó del todo la idea.

-Sí hermana, ¡acepta! Me encanta verte jugar boccia. ¡Eres genial en eso! -exclama Ricky.
-Sí, cuñis, ¡me encantaría volver a ver que les ganas a todos! -exclama Jorge, mientras los demás permanecen en silencio.
-Y ¿dónde son los juegos? -pregunta Cecy.
-En Puerto Vallarta -responde Maya.
-¡Uuuy, sol, arena y mar!... Yo que tú, ¡acepto! -dice Ricky, al imaginarse en la playa.
-Sí, cuñis. Es más, si quieres yo soy tu asistente -se ofrece Jorge.
-No, gracias, ya tengo asistente -responde ella, riendo.
-¿Quién? -pregunta Cecy, al voltear a ver a su hermana.
-Mamá, ¿no vas a decir nada? -exclama Maya, ignorando la pregunta de su hermana.
-¿Qué quieres que diga? Ya tienes tu plan, ¿no? -responde Sara, seria.
-Claro que no. Necesito saber tu opinión, para tomar una decisión -responde Maya.
-Por supuesto que sí. ¿No hasta asistente tienes ya? -dice Sara.
-Eso solo es una posibilidad -contesta Mariela.
-Y ¿cuál es tu posibilidad? -pregunta de nuevo Cecy.
-Mamá, dime qué opinas -dice Maya, ignorando de nuevo a Cecy.
-Contéstale a tu hermana lo que te está preguntando desde hace horas... ¿Quién es tu asistente? -responde Sara.
-Santiago... -responde de repente Mariela.
-No sé por qué ¡sabía que dirías eso! -exclama Cecy, riendo.
-No le veo la gracia -responde Mariela, seria.
-¿En serio, sería capaz Santiago de irse contigo hasta Puerto Vallarta? -pregunta Cecy, incrédulamente.
-Así es, se ha portado genial conmigo desde el día en que nos conocimos, y cuando me dijo que quería acompañarme no pude decirle que no -explica Maya, con una sonrisa.
-¿Y la clínica? -pregunta Cecy.
-Se tomará unas vacaciones y, mientras, Alex estará a cargo de todo -responde Maya.
-Debe de quererte mucho para hacer algo así -comenta Ricardo.
-Oye, pero tú no puedes irte de viaje sola con él -exclama Cecilia.
-Obviamente no. Iría con nosotros Tina, o alguien de la familia... ¡Vamos, hermanita! -dice sonriendo, Maya.
-Sí, amor. ¡Estaría genial! Yo las alcanzo el viernes y pasamos el fin de semana en la playa -expresa Jorge, mientras Sara se encuentra en silencio.
-No. Tengo demasiado trabajo en la academia -responde Cecy.
-¡Puedes dejar el baile por lo menos cinco días! ¿No? -dice Jorge, al voltear a ver a su esposa, quien responde con un rotundo no.
-Mamá...? -exclama Maya, confundida.
-¿Qué le dijiste a Bárbara? -pregunta Sara.
-Que lo comentaría con ustedes -responde Maya.
-Y ¿quieres ir? -pregunta Sara, mientras su hija le responde sonriendo que sí-. ¿Y el libro? -sigue preguntando.
-El libro... dejaré arreglado lo más que pueda antes de irme y cuando regrese, resuelvo lo que quede pendiente -explica Mariela.
-¿Y cuándo te irías? -pregunta Sara.
-En quince días exactamente -contesta Maya.
La familia guarda silencio un momento.
-¿Qué quieres que te diga? Diga lo que diga, ¡harás lo que quieras! ¿No? -dice Sara de manera espontánea, sin embargo su hija continúa en silencio...
-Voy a ver qué puedo hacer en la escuela para tener libre el viernes para alcanzarte y, como dice Jorge, pasar el fin de semana 1allá -exclama Sara con una ligera sonrisa.
Al escuchar esto, Ricky, Jorge y Maya se alegran y comentan...
-¿Eso significa que aceptas? -pregunta Maya a su madre.
-¿Tengo otra opción? -responde Sara, al ver que no queda otra salida.
-Suegrita, ¿sabías que te adoro? -exclama Jorge, riendo.
-Sí, barbero. ¡Lo que tú quieres es irte a la playa! -responde Sara, al no creer del todo en las palabras de su yerno.
-Lástima que mi mujer no irá con nosotros, pues ¡no puede dejar su academia ni un día! -exclama Jorge irónicamente.
-Yo dije que no podía dejar la academia cinco días... ¡pero por dos días no pasa nada! -responde enseguida Cecy y todos ríen.
-Entonces es un hecho... ¡en tres semanas pasaremos un fin de semana en la playa! -concluye Ricardo, y comienzan a planear el viaje.


 "El sueño de un Ángel"Where stories live. Discover now