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Poco antes de las nueve, la escritora llama por teléfono a casa para saludar a su familia y avisarles que todo está en orden.

Segundos después de colgar, tocan la puerta de la habitación. Al abrir Tina la puerta y ver que es Santiago, de inmediato lo hace pasar.

-¿Listas? -pregunta al entrar sonriente.
-¿Te importaría cenar aquí? ¡No tengo ganas de salir! -pregunta Maya, mientras él se sienta a su lado.
-¡Cómo gustes!... Pero, ¿todo bien? -responde él.
-Sí, lo que pasa es que estoy un poco cansada. Creo que estoy resintiendo el viaje y la nadada de hace un rato... Me gustaría dormir temprano -explica ella.
-¡Me parece perfecto! Así mañana estarás relajada en tu primer partido -comenta él, al acariciar su mejilla.

Piden una cena para tres a la habitación. Santiago apoya a su amiga para tomar los alimentos, mientras platican divertidamente con Tina.

Al terminar la cena alguien llama nuevamente a la puerta, esta vez es Santiago quien atiende.

-¿Puedo pasar? -pregunta Gerardo, al entrar.
-¡Ya estás adentro! -responde Santiago, mientras hace algunas muecas y cierra la puerta.
-Flaquita, ¿por qué no bajaste a cenar? -exclama Gerardo, al sentarse junto a Maya.
-Discúlpame, estaba cansada y preferí pedir algo aquí -contesta ella.
-Bueno... Y ¿qué hiciste en la tarde? Tampoco te vi -comenta Gerardo.
-Fuimos a caminar a la playa y a nadar un poco -exclama ella, con una sonrisa.
-Aaahh... -murmura él, al voltear a ver a Santiago.
-Bueno, hermosa. Solamente pasé a asegurarme de que estuvieras bien y a darte las buenas noches -dice Gerardo, al besar la frente de Maya.
-Mientras esté conmigo, siempre estará bien -exclama Santiago.
-Lo sé. Solo quería asegurarme -responde enseguida Gerardo, mientras Mariela respira profundamente.
-¡No era necesario! -responde Santiago, con una sonrisa un tanto fingida.
-Descansa. ¡Te quiero! -exclama Maya, mientras Gerardo sale de la habitación-. ¿Podrías ser un poco más amable con Gerardo, por lo menos durante el viaje? -dice Maya, bastante seria.
-Te juro que trato, pero ¡me purga su presencia!... ¿Cómo puedes querer a ese brother, Maya? -pregunta Santiago, tratando de controlar su malestar.
-De la misma manera que te quiero a ti -le responde Mariela, dejándolo sin palabras.
-¡Buenas noches! -le dice espontáneamente Santiago. Le da
un beso en la mejilla y sale de la habitación enseguida.

-Dios mío, dame paciencia para aguantar a este par durante toda la semana -piensa Mariela en voz alta y respira profundo.
-Sí, Maya. Necesita paciencia... ¡Y mucha! -exclama Tina y ambas ríen.
-Parecen niños chiquitos -dice Maya y sueltan una carcajada.
-¿Sabe qué creo a veces? -comenta Tina, al componer la cama donde dormirá Maya.
-¿Qué? -pregunta Maya.
-Que el doctor Santiago está celoso de su amigo Gerardo -responde Tina.
-¿Santiago celoso? No, Tina. Eso jamás podría pasar -exclama Maya, riendo.
-¿Por qué no?... -dice Tina.
Tina ayuda a Mariela a meterse a la cama y luego se mete ella.

La escritora intenta conciliar el sueño, sin embargo, no puede dejar de pensar que el hombre que ama se encuentra durmiendo a tan sólo unos metros de ella. Y por si fuera poco, no puede quitarse de la mente las palabras de Tina.

Al día siguiente, las actividades para Maya y sus amigos comienzan desde muy temprano, dado que todos deben estar listos antes de las nueve de la mañana para la ceremonia de inauguración de los juegos.

Los integrantes de ADDEPPAC se reúnen en el restaurante del hotel para desayunar todos juntos, y después dirigirse al lugar donde se llevará a cabo el evento.

Cerca de las diez de la mañana, dan inicio las competencias.
Jugadores de países como España, Brasil, Argentina, Francia, Canadá, Perú, Chile, Uruguay, Colombia y, por supuesto, México se enfrentan dando lo mejor de sí mismos para poner en alto el nombre de su nación, jugando boccia.


 "El sueño de un Ángel"Where stories live. Discover now