Capitulo 16

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Chris

— Ven aquí.
La abracé por detrás para que sintiera lo mucho que la deseaba, empecé a besar sus hombros, teníamos horas hasta llegar al lugar de destino.
— Te voy a hacer a hacer el amor aquí.
Estábamos en una habitación que tenía el avión. Le quité el vestido que cayó a sus pies quedando solo en bragas con mis manos recorrí su cuerpo llegando a su clítoris, empecé acariciarlo, ella puso su cabeza en mi hombro, la besé mientras la masturbaba, sus bragas me estorbaban, así que las rompí, le metí un dedo y ella gimió, estaba preparada para mí, la voltee para que vea desnudarme, sé que le gusta, me quite mi camisa y mi pantalón junto con mi bóxer, la lleve a la cama y la acosté, empecé a besar todas las partes de ella, succione sus senos y baje a su feminidad, ella agarró mi cabello mientras le hacía sexo oral y se retorcía de placer.

— Cógeme — suplico.
Le sonreí.
— si tú lo dices.

Me introduje en ella lentamente, dios mi lugar favorito, puso sus piernas alrededor de mi cintura para darme más acceso a ella, mis movimientos eran lentos, lo cual sabía que eso no le agradaba mucho, pero quería que ella tomara las riendas y lo hizo.
Se puso encima de mí, empezó a moverse, me gustaba ver como sus pechos se movían. Los mordí, eso hacía que ella se excitara más, agarró mis manos y las puso en sus pechos, hizo su cabeza atrás excitada, si seguía así no iba a aguantar mucho, empezó a sacarse y meterse mi miembro, eso se sentía demasiado bien, agarré sus caderas para ayudarla.

— Quiero verte venirte — dijo con voz ronca, no era incapaz de negarle nada, así que sin más me vine, lo que provocó que ella igual se viniera, cayó sobre mi pecho sudada y con la respiración agitada, le besé su cabeza.
— Te amo.
— te amo — dijo contrabajo.

— No puedo creer que me trajeras aquí.
— ¡sorpresa!
— Es tan hermoso todo, ¡mira el agua! Un sueño hecho realidad.
— Quiero cumplir todos tus sueños.
— Eres un romántico, cariño
Me dio un beso
— Solo por ti
Amelia se sonrojó, no era muy demostrativa de afecto y más si es enfrente de las personas, el cariñoso en la relación soy yo, ella me demostraba más su amor dedicándome canciones, amaba dedicar canciones y yo amo que me las dedique, con los únicos que demuestra cariño sin importar los demás, es con su sobrino, Drew y Daniel, entendí que los ve como niños por eso es así con ellos.

— ¿Cómo sabías que quería venir aquí?

Estaba tomando el sol en la camilla.

— Le pregunté a tu hermana.
— Gracias Nat, por acordarte.
Ella se quitó las gafas y me miró.
— No sé qué hice para merecerte, cariño.
— ser tú.
— ¿Puedo decirte algo?
Empezó a morderse el labio nerviosa.
— Dime.
Estaba ansioso.
— ¿sabes? Odio meterme al mar.
La miré sorprendido, ella me sonrió ¿Es broma?
— ¿Es real?
— Sí, soy más de albercas.
— No puedo creerlo que hasta ahora me esté enterando y yo te traje a Bora Bora, entonces ¿Por qué siempre soñaste con venir?
Ella empezó a reír.
— nunca se había dado la plática, pero mira este hermoso lugar ¿Quién no quisiera venir? Puedes ver dentro del agua casi.
— ¿Cómo te metiste para estar en la moto de agua?
— No nade ni me metí por completo, odio que la arena se me meta por todos lados y tengo miedo que algo me toque en el mar.
— ¿tienes miedo?
Ella se encogió de hombros.
— Amelia ¿le tienes miedo al mar?
— Si, le tengo miedo ¿sabes cuántas criaturas hay ahí? Aparte, aquí va un dato, hemos explorado más en el espacio y tierra, que en los mares.
Eso ya lo sabía.
— Es aterrador ¿no lo crees?
— Tal vez.
— Has crecido con mar alrededor ¿Ibas a la playa?
— Claro que sí, solo que solo me metía un rato o solo veía desde la arena, es relajante ir a la playa y aparte nunca me gustó la playa de mi ciudad prefiero las de la Riviera o cómo está.

Empecé a reír. Amelia era única.

— ¿Si te vas a meter al mar?
— Obvio, es Bora Bora ¿no me has prestado atención?
— Si, cariño
— Solo que... sí me llegará a comer algo mi pie ¿Me vas a querer?
— creó que has visto muchas películas de terror.
Ella me miró inquisitiva esperaba otra respuesta.
— Siempre a tu lado.
Le dije por fin, me gusta cuando se ponía de mandona.
— Bien — se volvió a poner sus gafas de sol — por cierto, también si algún día quieres llevarme a Hawái no me importaría.

¿Quién la tiende? A veces yo no, pero no me importa, si la señorita Amelia que no le gusta meterse al mar quiere Hawái, la llevaré a Hawái.

Majesty [EN CORRECCIÓN]Where stories live. Discover now