Capitulo 22

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Chris

La orquesta se lució hoy, tocaron mis canciones clásicas favoritas, pude ver cómo Amelia se impresionaba con algunas, aunque no son su tipo, se vio que las disfrutó.

— ¿Te gusto hijo?
— Si, madre.
— Qué bueno, Charles. Lo que Amelia hizo hoy no fue correcto ¿Lo sabes verdad?
— No pasó nada, madre.
— Pudo haber pasado.
— eran niños.
— Como sea, tal vez deba retomar sus clases.
— Madre relájate, ahora es la reina y la aman.
— Sabes que no todos.
— Lo sé, no tienes que recordarme.
Nuestras miradas se fueron a Amelia que estaba con sus amigos, empezó a reírse de algo que Drew le dijo.
— Charles solo quiero lo mejor para los dos, tal vez pienses que soy un poco dura — mire a mi madre.
— Lo sé, madre. Te preocupas porque nos quieres.
— Así es Charles, quiero lo mejor para Amelia.
— Gracias, Madre.
Ella agarró mi mejilla con una mano.
— Te amo hijo.
— y yo a ti madre.

El primer ministro se me acercó a felicitarme y las demás personas también.

— Me ayudas a bajar esto.
Amelia salió del baño aún con su vestido.
— Claro.
Amelia se puso de espaldas para que pudiera bajarle el vestido.
— Listo.
— Gracias, mandé a todos a dormir pensé que podía sola.
Ella dio un paso adelante, pero la retuve.
— Te terminaré de desvestir.
— No, espera. Tengo algo.
Salió de mi agarre y entro al baño, tardó unos minutos adentro, así que me puse mi pijama, la estaba esperando en la cama y salió con lencería rosa.

— En la modelo se le veía mejor.
— Eres perfecta.
Ella se acercó a mí caminando sexy.
— mi segundo regalo su majestad — dijo jugando con la bata transparente que tenía — seré yo.
Se puso sobre mí y mordiendo mi labio al besarme.
— Te deseo — le dije con voz ronca.
— Shh todo a su tiempo.
Empezó a besarme el cuello, hizo que me quitara mi camisa, besó mi pecho bajando poco a poco a mi ombligo, sabía lo que iba a hacer, la ayude a quitarme el pantalón de pijama, ella me sonrió al ver mi erección.
— Voy a hacer que te vengas en mi boca.
Antes que dijera algo, se metió mi miembro a la boca.
¡Dios!
Lo chupó dándome placer, estaba muy excitado, agarré su cabello para verla en acción, eso hacía que me excite mucho más. Algo que tenía es que aguantaba y mucho, pero que Amelia me hiciera sexo oral eso rompía todo, no podía aguantar más, así que me vine en su boca, ella me sonrió satisfecha mordiéndose el labio.
— Exquisito sabor, majestad.
Quería hacerla mía ahora, la levanté y la puse sobre mí, le quité el lindo brasier y lo aventé a no sé dónde dejé en descubiertos sus pechos, me los llevé a la boca chupando cada uno, por encima de su cabeza le pase la parte de abajo que tenía con fuerzas le arranque las bragas.
— me gustaban — dijo quejándose.
— Igual a mí, pero podemos comprar más.
La besé para que no siguiera quejándose, ella me separó.
— Yo...
Me empujó para que vuelva acostarme y se introdujo en mí, empezó a moverse lento, lento para después hacerlo rápido, luego empezó a saltar encima de mí, eso se sentía demasiado bien, hizo que le agarrara los senos, ella empezó a gemir, le agarré la cadera para ayudarla, hacia sus movimientos, sus pechos iban arriba y abajo, salió de mí para darme la espalda y volvió a introducirse en mí y moverse como antes, le di una nalgada lo que hizo que se excitara y se moviera más sabía que no iba a durar mucho con ella arriba así que la baje y la puse sobre sus pechos y me introduje en ella, adentro y afuera podía ver la perfecta curva de su espalda, la volví a dar una nalgada a ese delicioso trasero, ella gimió, sé que se estaba controlando por los guardias de afuera, no aguantaba más así que me vine y ella siguió después de mí, salí de ella tumbándose en la cama y ella en mi pecho.
— Definitivamente amo más este regalo que cualquier otro.
— Mmm...

Ella respiraba entre cortado por la agitación.

— No le digas nadie, pero no quiero quedarme más tiempo en Australia de lo que debemos.
— ¿Por qué?
Le pregunté divertido.
— ¡Dios! ¿No has visto internet? — Ella empezó a teclear en su teléfono — Ve.
Me mostró imágenes de animales que han encontrado en casas en Australia.
— Eso no pasará.
— No lo sabes — puso cara de horror.
— ¿una serpiente en un baño?
— ¡Sí que asco! Odio los reptiles y más a las serpientes, así que cuando lleguemos al hotel le pediré a James que cheque el baño.
— No exageres.
Ella me miró con cara de pocos amigos.
— No lo hago.
— ¿Entonces no quieres ir al zoológico?
— Claro que sí.
— eres una bebé.
Ella puso cara de ofendida.
— Pero eres mi bebé — la jale a pesar de sus protestas y la besé.
— Luego que me insultas, me amas.
— No te insulte.
— Si tú lo dices.
— No lo hice.
— Me dijiste bebé.
— ¿No eres mi bebé?
Ella asintió sonriendo.
— Lo ves — Dejó que la besara de nuevo.

No bromeó llegando al hotel hizo que los de seguridad revisaran la suite para que no haya ningún animal dentro.

— ¿Quieres cargarlo?
— Si, claro.
Amelia estaba emocionada en el zoológico, se quitó el saco y le dieron un koala para qué cargará.
— cariño, tómame una foto que se la mandaré a Nat, morirá.
Tome mi celular para tomarle una foto.
— ¿Nos podemos tomar fotos juntos? — le preguntó a la familia.
— Claro que sí.
— ven Chris.
Me puse a lado de ella para la foto.
— Mi hermana se emocionará, siempre veía el programa de su padre es súper fan.
— Muchas gracias es un honor tenerlos aquí.
— Gracias por recibirnos.

Recorrimos el zoológico y cuando toco los cocodrilos la cara de Amelia fue épica, pero a mí sí me gustaban los animales.

— Por favor, Chris. No te acerques tanto.
— Tranquila, no pasa nada.
Le aventé carne al cocodrilo, ella se tapó la cara asustada.
— Ya paso — la besé en la cabeza, ella se destapó.
— Eres extremo.
Empecé a reír.
— No te burles.

Nunca me aburría estando a lado de Amelia.



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Majesty [EN CORRECCIÓN]Where stories live. Discover now