Capitulo 24

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Amelia

— Bienvenidos sus majestades.
— Gracias — le dijo Chris dándole la mano, al igual que yo.
— Muchas gracias por aceptar la invitación.
— Gracias a ustedes, por invitarnos.
— Imaginamos que quisieran visitar la escuela que ayudaron a construir.
— Por supuesto.

Tenía frío, lamento no poder poderme pantalón y tenis, en cambio de eso tengo un vestido de manga largas que no cubre del frío, pensé que ya estaba acostumbrada, pero aquí es diferente, el caballeroso de mi esposo me dio su saco.
La escuela quedó muy bonita, no sabía que habían invertido en una escuela aquí en México, eso les daba oportunidades a muchos jóvenes de estudiar en el extranjero, la prensa nos tomó muchas fotos ahí, incluido cuando fuimos al castillo

— No son los únicos que tienen castillo ¿Qué te parece?
Chris me agarró de la mano.
— Es muy bonito.
— Amo la historia de mi país, te imaginas haberte bañado en esa tina de mármol.
— ¿Quieres una?
— No, es demasiado.
— ¿Te entusiasma mucho la historia?
— Claro que sí, hace años lo visite con mi madre, cuando vine a un concierto y quedé fascinada no pude volver después.
— Aquí fue donde Juan se aventó — dijo el guía.
— ¿Aventó?
— Si, uno de los seis niños héroes, hubo una batalla y la perdían, él al no querer que la bandera de México cayera en manos enemigas, se envolvió y cayó justo por aquí — le dije.
— es uno de los mitos, aunque hay muchas cosas que dicen que no fue él — explico el guía.
— ¿Tu defenderías así a tu nación?
— Claro que sí. Soy el rey.
— yo me tiraría de aquí por ti, me envolvería con una manta con tu rostro y diría por mi Rey y bam.
Él empezó a reír.
— ¡Eres imposible!
— Solo por ti, cariño.

Sin importarme que todos incluidos la prensa nos veían y que no estaba permitido dar demostraciones en público, le di un besó, esto le sorprendió a Chris, pero no dijo nada solo me sonrió y me guiño el ojo.

Nos quedamos más tiempo de lo pensado en la capital, así que llegamos a la ciudad ya era más de media noche cuando llegamos a la hacienda. En la mañana teníamos el pequeño evento que habían organizado para nosotros, lo bueno que habían invitado a mi familia para asistir, obvio que tenían que hacerlo, aquí son muy lame botas.

Me puse un vestido más veraniego, aunque sea noviembre y se supone que haga frío, pero mi ciudad era muy calurosa.

— Tengo algo para ti — le dije a Chris cuando salió del baño ya vestido, él me miró sin entender — es una guayabera — le dije dándole la prenda.
— ¿Guayabaira?
Reí por su pronunciación.
— Guayabera.
— es algo confuso.
— Un poco, es una prenda típica de aquí, así no te mueres de calor.
— ¿No se verá muy informal?
— No, aquí se usa mucho para bodas de día y eventos.
— Perfecto, me la pondré.

Se quitó el saco y la camisa que tenía poniéndose la guayabera

— ¿Cómo me veo?
— guapo.
— me gusta ese vestido.
— Igual a mis
— Aunque me gustan más los pegados.
Me dio una nalgada y lo miré molesta.
— ¿Qué?
— Sabes que odio que me des nalgadas. — Él empezó a reír.
— No te molesta cuando te las doy cuando tenemos sexo.
— Es diferente.
— como digas cariño.
Pase a su lado para ponerme mis zapatillas y me volvió a dar una nalgada.
— ¡Arrrggfgfffff! ¡¡CHARLES!!
Le di un manotazo en el brazo y empezó a carcajearse.
— No estoy jugando.
En realidad no podía molestarme con él, cuando reía así.
— Eres mía y puedo hacer lo que quiero.
— Eres un cabrón.
— a mí no me hablas así.
Me jaló del brazo, acercándome a él.
— Dame un beso.
Aleje mi rostro para que no me diera nada.
— Amelia, dame un beso — me pegó más a él.
— No, hasta que me pidas disculpas.
— Me llamaste cabrón.
Me apretó las nalgas.
— Charles, no.
— Dale, Amelia.
— Nooooo suéltame.
— No, hasta que me des un beso.
Junte lo más rápido que pude mis labios poniéndolos duros con los de él.
— ¡Hey! Eso no fue un beso.
— Si lo es para mí.
— Un beso bien, de lo contrario no te dejo ir.
— Noooo.
— Amelia...
— Nooooo.
— Te voy a coger entonces.
— No, cálmate se nos hará tarde.
— Me vale.

Majesty [EN CORRECCIÓN]Where stories live. Discover now