Majesty [EN CORRECCIÓN]

Capitulo 32

Amelia

Paso diciembre, segundo año que paso una terrible navidad. La ventaja que mi familia no pudo venir, lo cual agradecía porque no estaba segura de fingir enfrente de ellos.
A pesar de que no quería nada conmigo le compré un regalo de Navidad, no esperaba recibir nada de él.

Diciembre

Mes dónde más eventos teníamos, por eso creó que deberían darme un Oscar por qué he estado haciendo una de las mejores actuaciones enfrente de todos cuando aparecemos Chris y yo juntos, pero cuando no teníamos algo juntos o a la hora de ir a dormir, cada quien agarraba su propio camino, yo yendo a mi habitación y él a la suya, estábamos tan cerca, pero muy lejos.
Chris no podía comportarse peor cuando estábamos solos, no me dejaba hablarle. Todas las noches me repetía que no debía darme por vencida que necesitaba tiempo y le voy a dar tiempo, sé que se había sentido defraudado por lo que había pasado, pero voy a luchar por él, lucharé por nuestro amor. Aunque él no quiera entrar en razón, así que le daré tiempo, tal vez suene masoquista, pero no lo es, lo amo y tenía que decirle, se lo diré.

Toque la puerta que conectaba su habitación con la mía en el tercer golpe abrió

— ¿Qué quieres?
— Solo — tome aire — quería decirte que no me voy a dar por vencida, voy a luchar por ti, porque, aunque no me quieras escuchar, te amo Chris.
Él puso los ojos en blanco y me cerró la puerta en la cara

Tiempo Amelia, el tiempo cura heridas.

Al menos eso espero.

Era mitad de enero y escuché un vidrio caerse en su habitación, lo que hizo que me levantará de golpe, empecé a escuchar otras cosas caerse, me arme de valor y entre a la habitación, Chris se tambaleaba de un lado a otro tratando de llegar al baño.
¿Estaba borracho?

Me acerqué a él para ayudarlo.

— Ame... — dijo, olía mucho alcohol.
— solo te voy a ayudar.
— Cambiar — logro decir.
Sabía a lo que se refería, lo ayude a llegar a la cama y lo senté.
— No te muevas, traeré tu pijama.
Él sonrió, fui a su armario y saque la primera que vi, él estaba medio acostado.
— Ven, levántate.
Lo jale a mí y le quite su camisa, dios su abdomen, empezó acariciar mis piernas desnudas, mientras yo intentaba ponerle su camisa.
— morenita... — Me miró, fue subiendo sus manos hasta mi trasero — Me encanta esto — dijo apretándolo.
— Charles.
— ¿No quieres hacer el amor conmigo?
— estás borracho.
— Te deseo — me acercó a él haciendo que cayera en él.
— Chris — él como pudo, se puso encima de mí.
— Te quero morenitaaa — me besó y yo no lo separe porque necesitaba ese beso, lo había extrañado. Él corrió su mano hasta mis bragas que sin más las rompió y empezó a acariciar mi feminidad ¿Estaba bien hacer el amor? Bien dicen que los borrachos y los niños dicen la verdad y si ahora que está borracho se dio cuenta de todo.
— Te voy hacers el amorrs.
Ahora yo lo besaba, no podía resistirme a él, así que deje que lo hiciera.

Una sacudida hizo que abriera los ojos, Chris apareció enfrente mío, me acerque a él a querer darle un beso, pero me evadió.

— ¿Qué haces? — dijo molesto.
Me sorprendió que dijera eso.
— ¿De qué hablas?
Me senté en la cama tapándome con la sábana.
— Creí que...
— ¿Qué creíste? ¿Qué por ayer tuvimos sexo regresaría todo a la normalidad? — empezó a reír, me limpie las lágrimas que ya habían salido — No seas ingenua, Amelia, estaba borracho.
— Chris yo...
— quiero que entiendas algo, tú y yo, ya no más y lo que pasó fue un error.
— No tienes que ser cruel conmigo — Le dije llorando.
— Solo estoy siendo sincero, vete.

Me sentía muy humillada, demasiado humillada, mi cuerpo no reaccionaba, no sé de dónde agarré fuerzas, pude agarrar la sábana para seguir tapándome y salí de la habitación, me encerré en mi baño a llorar.

¿Por qué tenía que comportarse así?

Las próximas semanas termine más deprimida que la primera vez, sé que había dicho que lucharé, pero no sé si queda algo por qué luchar, odio sentirme triste y poca cosa. Drew venía a visitarme, trataba de tener mi mente ocupada para no pensar en lo desastrosa que era mi vida.
Salía a correr, cosa rara en mí, cabalgaba, jugaba con Bailey sin que Chris se entere porque ahora le molestaba que lo hiciera, incluso empecé a entrenar defensa personal y aprendí hacer pulseras que regale a todos mis amigos, me acordé que había quedado con el chef de enseñarle de las comidas típicas de mi ciudad, así que una vez a la semana iba a la cocina, esa era una de mis distracciones. En las tardes que no tenía nada que hacer, me ponía a escuchar música a todo volumen, que sabía que Chris no estaba y no podía decirme nada, canciones de desamor más que nada porque soy masoquista.

— ¿Tú crees que este se vea bien?
— No lo sé, en mí sí.
— Es para mí.
— podríamos comprar iguales y ser gemelos.
— no es mala idea.

Le di click en agregar carrito.

— ¿Ya cuánto llevas comprado?
— No lo sé, he recibido paquetes todos los días.
— te has vuelto adicta a las compras en línea.
— ¿Tú crees?
— sí.
— Entonces no compraré nada.
— no, espera. Quiero esa chamarra.
— Entonces calla.
— no dije nada — dijo Drew sonriendo — No te muevas que te voy a pintar mal.
— lo siento.
— Te veo más delgada.
— Tal vez tiene que ver qué estoy haciendo muchas actividades.
— cierto ¿No quieres ir a la fiesta de hoy?
— sabes que no puedo D.
— Solo decía. Te has vuelto amargada, cariño.
— No es verdad.
— tal vez necesitas sexo.
— Eso es verdad.

A nadie le dije lo que había pasado con Chris un mes atrás y no lo diré porque me avergüenza.

— deberías conocer al novio de Alice.
— Bueno, si hacen una reunión en el departamento de alguien, así si puedo ir.
— Le diré.
— Oye ¿Qué opinas si me tiñó de rubio?
Él me miró analizando mi rostro.
— Hazlo.
— ¿Seguro?
— Si, no pierdes nada, si no te gusta te lo vuelves a poner oscuro.
— Tienes razón, llamaré a la estilista.
— Me encantaría quedarme acompañarte, pero sabes que voy a la fiesta.
— Ve con Dios, amigo mío.
— Gracias, querida amiga — nos dimos un beso rápido como acostumbramos cuando no hay nadie.
— Que te diviertas.
— y tú.