Majesty [EN CORRECCIÓN]

Capitulo 75

Amelia

- Solo serán 20 minutos y listo - me dijo Michael.
- Claro.

Me puse mis audífonos y corrí en la caminadora, no quería pensar en lo mucho que mi vida había cambiado en tan poco tiempo, era un completo desastre.

- Te amo en serio...

Había sido lo último que me dijo Leo cuando me despedí de él la última vez que nos vimos, me quede de piedra porque no estaba segura de que contestarle realmente, así que después de 3 días de volver de Italia me dispuse hacer ejercicio para no pensar en otra cosa y a evitar algunas de sus llamadas, ya que después del incidente que tuvimos con el fotógrafo, ya no pudimos hablar porque él tenía que regresar.

¿Lo quería?

No lo sé...

Todo esto es tan confuso aunque no debería de serlo, no quería romper otro corazón en una semana teníamos un pequeño viaje a España y sé que lo vería ahí.

Me deje atrapar por la música que salía de mis audífonos

- Gracias Michael - me despedí de él, agarré mi teléfono para irme a mi habitación.

Caminaba directo a mi habitación cuando escuché el piano sonar, conocía la canción. La habitación del piano estaba entre abierta y Chris estaba sentado atrás de él, pude ver su concentración al tocar, sabía que eso y el ejercicio lo ayudaban a no pensar en otra cosa, me imagino que sabía que estaba en el gimnasio prefirió tocar el piano, esa canción siempre me ha provocado nostalgia y él lo estaba; lo reflejaba tenia su cabeza por estallar como la mía, me sentí mal en espiarlo, cuando me dispuse a irme antes que se diera cuenta mi teléfono sonó mostrando en la pantalla el nombre de Leo, mire a Chris que ahora me miraba y sé que mis mejillas eran rojas por el hecho de ser descubierta, colgué el teléfono.

- Lo siento no... intentaba... solo...
- ¿Querías algo? - él me sonrió tímido.
- No, solo estaba pasando, escuché que tocabas y sabes que me gusta escucharte aparte la canción...pero ya me voy tranquilo.
- Quédate si quieres.

Nos sostuvimos la mirada, me acerqué a él y me senté a su lado.

- Recuerdo que me dijiste que querías aprender a tocar el piano.
- Fue lo primero que te dije cuando me tocaste la canción, pero nunca me enseñaste.
- Eso fue porque nos distraigamos, pero nunca es tarde.
- Si no estás ocupado para quedarte toda la noche conmigo porque soy media lenta para aprender estas cosas.
- No me importa, empezaremos con una fácil.

Me pidió permiso para agarrar mis manos, lo cual se lo di con un asentimiento de cabeza, se sintió raro su toque, no del sentimiento malo si no de añoranza.

- Ahora tú.
- No sé si podré, pero lo intentaré.
Hice lo que me había guiado antes, me confundí y sonó horrible.
- No sirvo para esto.
- Es la primera vez, tranquila.
Volví a tocar y esta vez no fallé tanto.
- Lo ves, tienes que aprender a leer las notas.
Hice cara de fastidio y él sonrió.
- Eres una floja.
- Prefiero que me toques tu.
- También yo.
Nos miramos y empezamos a reír.
- ya, mejor sigamos.

No sé cuanto tiempo estuvimos en el piano hasta que llegaron a interrumpirnos.

- Su majestades - él mayordomo hizo reverencia.
- Estoy ocupado.
- Lo siento, es que lo necesitan.
- En un momento voy.
- Claro, majestad.

Hizo reverencia y se fue.

- ¿Seguimos?
- Te necesitan, no hagas esperar.

Estaba decepcionada de que nos hayan interrumpido, pero no lo demostraré.

- No importa.
- De todos modos, tengo que arreglar las cosas para el viaje.
- Es verdad ¿podemos seguir mañana? Si quieres.
Lo pensé un momento, su rostro mostraba ansiedad a mi respuesta.
- Me parece bien:
Sonrió.
- Entonces, nos vemos mañana.
- Hasta mañana.

Él hizo intención de darme un beso en la mejilla, pero lo pensó mejor y se fue con un "adiós." Era raro decirle a tu propio esposo que lo verías mañana viviendo en la misma casa, mejor dicho palacio.

***

- estaba pensando, si quieres puedo enseñarte a disparar, también ha quedado pendiente eso.
- ¿ya te hartaste de enseñarme piano? ¿Has visto que soy imposible para esto?
- No, para nada.
- Pero también quieres aprender a disparar.
- ¿No tienes trabajo?
- No.
- Me parece bien.
- Pediré que preparen todo - él llamo al guardia que estaba en la puerta y le pidió que preparen las cosas.
- Creó que prefiero que me toques a tocar.
- No digas eso, vas poder hacerlo aunque nos lleve más tiempo.

¿Y si no lo teníamos?

Mi mente como siempre queriendo meterse en lo que no debe:

***

- ¿no vendrás a España?
No sé si había disimulado bien mi decepción.
- Ha salido un inconveniente - Apreté el gatillo y el platillo se hizo añicos, empecé a brinca de la felicidad, ya que era la primera vez que le daba después de dos días de práctica, lo abracé emocionada por el cuello, sentí más de cerca su perfume que tanto me gustaba, cerré los ojos por unos micro segundos admirando el aroma, al abrirlos me di cuenta de mi acción y me separé enseguida de él - Lo siento.
- No tienes que.
Me sonrió y le sonreí de vuelta.
- Desde luego que Daniel es mejor compañía que yo ¿no?
No pude contestar porque llegaron a interrumpirnos.
- ve, no te preocupes- dije antes que el mayordomo hablara, sabía que lo necesitaban en una parte:
- Lo siento - se vio apenado el mayordomo.
- Pueda que los vea antes de que se vayan mañana.
- Claro.

Nos quedamos viendo unos segundos pensando como despedirnos.

- Adiós - dijo con la mano y yo también.

***

- ¿desea otra cosa?
- estoy bien, gracias.
La azafata se fue a su lugar.
- Escuché que se la pasaron bien en la despedida.
- Demasiado bien - le sonreí.
- ¿qué pasa?
- No sé.
- Tiene mucho que no nos hemos visto.
- Porque has querido mudarte.
- Lo siento, es que ando en cacería y no muchas se sienten cómodas yendo al palacio.
- ¡Qué asco! Espero que te cuides.
- Por supuesto que lo hago, no soy tan tonto.
- Pensé que era de familia.
- Mi hermano es otra cosa.
Mire a los lados para que nadie pudiera escucharnos, baje mi voz.
- ¿tú qué piensas?
- No lo sé, la prueba salió positiva.
- ¿Pero ella lo llevó?
- Le llegó en las manos a Chris, la asistente de mi madre se lo entregó:

¿La asistente de Grace?

Muy sospechoso