Capitulo 17

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Amelia

Una semana y media de relajación total, sexo con mi marido en el bello Bora, Bora es lo que necesitaba, llegué más morena de lo que estoy.

— ¡Bienvenidos sus majestades!
Melody nos recibió con una reverencia apenas bajamos del avión, entramos al auto y ella le empezó a leer su agenda a Chris, que bueno que solo ella vino por él, porque no soportaría que Sandra estuviera aquí leyendo todo lo que tenía que hacer de compromisos.
— Tienen la gira las próximas dos semanas.
— ¿Gira? — dije sorprendida.
— Si, su majestad a la comunidad de naciones.
— ¿nos iremos otra vez de viaje?
— Viaje oficial.
— ¿Cuánto dura?
— Primero estarán un mes y medio visitando África, regresarán para el cumpleaños de su majestad el rey Charles y regresan de nuevo una semana después.
— ¿Después de eso?
— Sus majestades estarán mes y medio en los países de Oceanía y regresarán para la celebración de su cumpleaños, vuelven a viajar 3 días después de esto y regresarían hasta diciembre.
— ¿En total 5 meses?
— Si, cariño.
— ¡qué emoción! — di pequeños aplausos, Chris empezó a reír.
— Ya sé por qué estás ansiosa.
— Me conoces bien.

Estaba ansiosa de ir porque desde que vi la película de Adam Sandler, quiero ir allá, aparte eso quiere decir que conoceré muchos lugares.

Cuando llegamos al palacio me recibió Sandra con las cosas que tenía que hacer hoy, demasiado bueno para ser verdad, me despedí de Chris y quedamos en cenar juntos.

— No estábamos seguros si quería sus cosas con el rey Charles o en su habitación
Chris me había enseñado tiempo atrás la habitación de la reina, que estaba al lado de la de él, solo la dividía una pared de la cual tenía una puerta que daba acceso a las dos habitaciones, obviamente nosotros dormiríamos juntos, eso es lo que habíamos decidido, pero me agradaba la idea de tener un espacio para mis cosas, ya que Chris es muy ordenado y yo soy todo lo contrario.

— así que dejamos estás cajas aquí y la ropa lo pusimos en la del rey.
— Está bien así.
— ¿Desea que le ayudemos con eso? Puedo mandar a alguien.
— No, está bien. Yo lo hago.
Había mandado a buscar muchas cosas de mi casa en México.
—ha llegado la estilista.

La actitud de Sandra había cambiado, claro porque ahora soy reina.

— Entonces mis cosas tienen que esperar, no importa. Vamos.

Las cosas estaban en el cuarto conjunto al de Daniel, las personas hicieron reverencia cuando me vieron.
Probarme ropa me entusiasma, me gusta la moda.

— He creado diferentes conjuntos.

Empecé a ver la ropa y toda era muy bonita.

— me voy a probar estos ¿Estos son aptos para la gira?
— Si, majestad.

La prueba de ropa era para la que usaré en la gira, esta gente piensa en todo.

— ¿No hay pantalones?
— No, majestad.
— ¿Estaré en vestido todo el tiempo?
— No, le hemos escogido conjuntos mientras se encuentra en el avión.
— Voy a probarlos.
— Claro.

Me puse un pantalón de vestir holgado y un jersey del mismo color, Sandra me pasó tacones.

— ¿Tacones? Se vería bien con tenis se está usando.
— Majestad, no puede usar tenis para eventos.
— toc, toc — miramos a Daniel que se encontraba en el umbral de la puerta — pero miren quien tenemos aquí.
— su real alteza — dijeron todas al mismo tiempo haciendo reverencia.
— ¡Hola!
Él se acercó a saludarme, se miraba extraño como si las noches de fiesta le estuvieran pasando factura y estaba flaco.
— ¿Y eso que estás aquí? — no quería mencionar nada sobre su aspecto en frente de estas personas.
— Una semana y media de reina ¿ya te crees dueña del palacio? — dijo serio.
— yo...
— ¡Es broma!
La estilista empezó a tomarme medidas, porque el pantalón me había quedado un poco largo.
— Eres un tonto — le di un golpe amistoso en el brazo.
— pegas como niña.
— Soy una niña ¿Entonces?
— Creó el que debería de preguntar, soy yo.
— Me estoy probando ropa para la gira.
— ¿en mi habitación?
— Es habitación de la princesa, o sea que cómo estás soltero y no vives aquí está disponible.
— ¿Los prefiere ahí?
— Un poco más arriba.
— Si quedarían bien con tenis — dijo Daniel.
— Se los dije.
— Ni modos morenita, gajos del oficio.
— ¿No tienes algo que hacer?
— No, en realidad.

Empezó a ver en los percheros la ropa.

— ¡Mujeres!
Dijo poniendo los ojos en blanco.
— ¡Adiós, Daniel!
— Me voy porque quiero, no porque me digas.
— Como digas.
— Adiós, majestad — dijo en burla.
— ¡Ay cállate!

Salió de la habitación riéndose, me lleve toda la tarde probando ropa y los vestidos de gala eran hermosos, Sandra me dijo que Chris no podrá cenar conmigo, así que aproveche a qué me llevarán mi cena a la habitación.

— Aquí le dejo las fotos de la boda para que pueda seleccionar cuál le agrada más para publicarla.
— Gracias.

Las vi mientras cenaba.

— ¿Cuál te gusta más?
Le dije a Sandra mostrándole dos fotos casi iguales.
— La de la izquierda.
— Tal vez debería esperar a Chris.
— Su majestad lo dejo a su decisión.
— Esta, está bien — le dije a Sandra dándole la foto — está de la coronación y está de todos.
— Claro, se las daré al encargado.
Tocaron la puerta.
— Adelante.
— Majestad, las revistas — dijo entrando la asistente de Sandra.
— Gracias.
Las tomé y las puse en la mesa.
— Creó que eso es todo por hoy — me dirigí a las dos — ¿Quiere que mandé a alguien ayudarla a cambiarse?
— No, estoy bien.
— Buenas noches, majestad.
Se fueron, pero antes hicieron reverencia, me puse un pijama de seda, me dedique a sacar las cosas de una de las cajas en una estaban la mayoría de mis libros porque me faltaban algunos, empecé a buscarlos y no los encontré, lo que encontré fue la caja de las cartas que amigos y ex's me habían mandado, empecé a leerlas.

— ¡Qué vergüenza! — dije riendo.
— ¿Qué te da vergüenza?
Miré a Chris que había entrado sin hacer ruido, le sonreí.
— Estás cartas
— ¿Cartas?
— Si, bueno aquí tu esposa, guarda una caja con cartas de amigos y ex's
— ¿Por qué harías algo así?
— No lo sé, nostalgia tal vez.
Él se sentó conmigo en el suelo.
— Quiero ver.
— ¡Ay no! ¡Qué pena!
— No importa, quiero saber de los estúpidos que te dejaron ir, que por cierto les agradezco.
— Solo no te rías.
— No puedo prometer eso.
— Malo.

Tomó una carta y la leyó empezó a reír.

—esto no es una carta de amor —La eche un vistazo.
— ay no, es de Nadia.
— ¿Enviabas cartas?
— No, se me hace muy cursi.
— Y aun así recibías cartas.
— Mis amigos saben cómo soy.
— te gusta recibir cartas, pero no darlas.
— claro.
— Dichosa, las únicas cartas que recibo son para pedirme algo.
— Pobre de mi esposo.
— ¿Me escribes una carta?
— lo siento, pero no soy muy cursi, cariño.
— ¿Por nada del mundo me harías una?
— No.
— ¿Ni por qué yo te pidiera que me hicieras una?
— Entonces no sería romántico, me tiene que nacer hacer una carta.
— Algunas personas demuestran su amor así.
— Yo te lo demuestro de otra forma.
— ¿Cómo?
— Te los mostraré.

Lo besé apasionadamente.

— deberíamos ir a la nuestra habitación.
— Gran idea.

Majesty [EN CORRECCIÓN]Where stories live. Discover now