Capítulo 4

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Persépolis

Ghazal despertó temprano, no tenía nada importante que hacer así que solo estaría "por ahí", o al menos eso es lo que solía decir cuando se encontraba en el establo con su digamos...amigo especial. Escogió su vestido, verde oscuro, su favorito, se sentía fuerte e importante cuando lo usaba, sus damas la ayudaron a vestirse, estaba a punto de salir cuando oyó una conversación, decidió interrumpir

-¿Que decís?

Las dos jóvenes intercambiaron miradas- Princesa, estábamos hablando sobre la llegada de los príncipes Keyhan y Delshad

Ghazal arrugó la frente- Saca las joyas de esmeralda, debo estar perfecta- En su mente ya comenzaban a tejerse miles de ideas, pero en todas ellas debía eliminar a Jorshid del juego, solo así la sota se convertiría en reina y reina...seria una simple sota

Salió al pasillo, su padre caminaba en dirección a ella, y como siempre con todo un séquito de consejeros detrás de él, los lamebotas del palacio, así le gustaba llamarles

-Que hermosa está mi hija- Dijo mientras besaba tiernamente su frente

-La abuela siempre dice que una princesa debe verse majestuosa

Ardeshir mostró una sonrisa- No le hagas mucho caso a la señora, ¡¿eh?!

-Trataré, ¿puedo preguntar a dónde vas?

-Hoy el día está algo ocupado, tengo el día lleno de reuniones y tu madre ha insistido en que debo dar la bienvenida personalmente a los príncipes de Ecbactana

-Yo puedo, no tengo nada importante que hacer

-¿Pensé que acompañarías a tú madre?- Interrogó el Sha arrugando la frente

-¿A mamá, a dónde?

-Es el aniversario de la muerte de sus padres, a ido a rendirles tributo

No podía perder su oportunidad- A decir verdad, no estoy en condiciones, por eso creí que era mejor ocupar mi mente en otra cosa

Ardeshir la miró por unos segundos- No tengo nada en contra

-¿Cuándo llegarán?- Le dijo suprimiendo una sonrisa

-Ya deben estar llegando

-En ese caso me adelanto, sus bendiciones padre- La joven entrelazó sus brazos y comenzó a caminar a paso acelerado

Kurosh se adelantó, quedó junto a su señor-Los vientos están cambiando, ahora sus hijas también tienen deberes aqui en palacio

-Y debemos cambiar con ellos- Respondió el Sha

-¿Está seguro de que la princesa reciba sola a los príncipes?

-Sí y no, es una mujer, una niña, aùn le falta mucho que aprender

-¿No le entiendo señor?

-Irás con ella Kursoh, velarás por Ghazal

-Irás con ella Kursoh, velarás por Ghazal

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***
Bosques de Esmir

Comenzaba recien a amanecer,  Jorshid aún dormía y vio que la protectora Hildegars se mantenía impacible, alerta, en un lugar como aquel el peligro podría llegar de cualquier parte. Llegó silenciosamente hasta su lado, la tocó por el hombro

-Muchas gracias, puedes irte, a partir de ahora me encargaré yo- Había dicho gentilmente a la chica de ojos violeta

-¿Que harás?- Preguntó mirando a la aùn dormida Jorshid

-La verdad me preocupa, hay algo dando vueltas por ahí, el trono de Jorshid es codiciado, ese ataque no fue coincidencia, todos son sospechosos

-Estás diciendo que hay toda una conspiración para sacarla del juego

-O más bien varias, cada quien a su tiempo y en su propio juego, hay toda una red de tronos sobre su cabeza

-¿Tienes ideas de quienes pueden ser?

-Cualquiera, por un lado los reyes de Esmir, nunca han ocultado su deseo por unirse al reino de Persépolis, vieron casi sus objetivos logrados hasta que cierta princesita proclamó que no se casaría con su heredero. Le siguen Keyhan y su padre, Mansur, está de más decir, también quieren hacerse con el poder y estoy seguro que pasarían por encima de cualquiera para conseguirlo, están a punto de convertirse en un imperio muy poderoso y Persépolis sería una medalla que les daría el control absoluto. Sin irnos muy lejos Ghazal, la hermana menor, otra que no tiene una pizca de remordimiento, para ella alcanzar el trono es su objetivo de vida y por último pero no menos importante el líder de los rebeldes, no creo que causen muchos problemas pero lo que si se es que estarán del lado del más poderoso- Quedó pensando unos minutos- ...Y...Arzu

-¿Quien es?- Preguntó Hildegard

-Una que le causará demasiados dolores de cabeza

-No te preocupes, es como un juego de ajedrez, todas las piezas se mueven al compás de sus propios intereses, pero la reina es la más importante y al final….es la única que prevalece de lo contrario el juego se acaba y créeme, nadie quiere que acabe- Dicho esto Hildegard inclinó la cabeza y Emir le imitó el gesto, extendió sus alas y desapareció de allí dejando a su paso un torbellino de ojas

Jorshid, la historia de una reinaWhere stories live. Discover now