Capítulo 36

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Persépolis
- Y bien, ¿de qué querías hablar?- Preguntó a su abuela luego de un prolongado silencio que la comenzaba a desesperar, caminaban juntas por los pasillos, había aire de tormenta y el cielo comenzaba a nublarse, las dos perritas que había tomado bajo su tutela salieron de alguna habitación y se posicionaron en su retaguardia, les había tomado un cariño a aquellas dos que no podía dar un paso en el palacio sin buscarlas con la mirada

Nakisá tomó aire para luego aclarar la garganta- Hace un mes y medio mandé envenenar a Mansur, rey de Ecbactana...y a esta hora, difunto rey posiblemente

Apretó los puños, en momentos como aquel sentía ganas de ahorcar a su abuela- ¿Tienes la menor idea de lo que acabas de hacer?- Abrió la puerta de una de las habitaciones y la empujó dentro, quería gritarle, desterrarla y solo los dioses sabrían que más

-Claro que lo sé, quité a la fuente del conflicto, con Mansur muerto Keyhan es rey y no creo que tu maridito mantenga las tropas ecbactanas atacando a Persépolis, su ejército se aliará con el de los inmortales y será imposible que nos ganen la guerra- Respondió con su habitual calma y cinismo- Kisra e Izan tienen los días contados- En el fondo le dolía expresarse así de su hijo, pero entre él y Jorshid la prefería a ella, su nieta favorita, aunque no lo admitiera delante de otros, y si en sus manos estaba hacerle la vida mas fácil pues lo haría, aunque ella se molestara

-Abuela, ¡has mandado a matar a un rey, puedes...podemos ser colgadas por eso!

-Si se enteran- Nakisá se encogió de hombros- Además no sería la primera vez que mando a matar a alguien- Respondió con una calma espantosa que hizo que a Jorshid se le pusieran los pelos de punta

-¡Oh...créeme que me lo imagino!

-Calma Jorshid, estoy convencida que ha hecho nuy bien su trabajo, de lo contrario ya hubiera llegado alguna carta suya pidiendo ayuda
Ghazal

-¡Has metido a mi hermana en esto!- Se dio cuenta que estaba gritando, así que bajó la voz- ¡Si un solo pelo de Ghazal está en peligro por esta locura tuya te las verás conmigo!

-No sabía yo que la quisieras tanto, ella te odia

-¡Sigue siendo mi hermana y no me cambies el tema! ¿Te das cuenta de lo que acabas de hacer? Abuela, has mandado a asesinar a un rey, al padre de Keyhan, por las razones que tuvieras, con el ejército de los inmortales éramos perfectamente capaces de hacer frente a Kisra- Comenzaba a serenarse pero su corazón latía tan rápido como si se fuera a salir del pecho, sentía que la cabeza le iba a explotar- ¿Cómo crees que voy a decirle que mi abuela mando a matar a su padre?- Puede quizás Keyhan y Mansur no fueran ejemplo de padre e hijo, pero él era su progenitor, y ahora ella estaba embarrada en aquella artimaña de su abuela, si no le decía podría ser peor

-No le digas- Respondió encogiéndose de hombros

-Yo no juego como tu, yo voy de frente- Giró sobre sus talones, estaba dispuesta a abandonar la habitación

-Alguna vez también fui joven e ilusa como tu Jorshid, pero debes aprender, el mundo para mujeres como nosotras es cruel, tu crees que soy mala por lo que hice, pero Mansur no hubiera dudado en matarte si hubiera visto la oportunidad, querías defender a Persépolis, a toda costa, pues así es como se ganan las guerras

Quizás su abuela tenía razón, pero no podía ser como ella, se había prometido cuando se coronó reina derramar la menor cantidad de sangre posible, y así sería- Recoge tus cosas, regresas al Palacio de Invierno- Dijo serena y con la voz calmada

-¡No puedes enviarme allí Jorshid!

-Si puedo, soy la reina- Agarró el pomo de la puerta y giró, Aniu y Alu la seguían, sus fieles guardianas

Jorshid, la historia de una reinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora