Capítulo 41

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Nunca se imaginó dar aquella noticia en esas circunstancias, debió haber sido un momento alegre, y bueno lo fue, al menos para los súbditos, pero no para ella, ni siquiera Keyhan, se podía cortar la tensión entre ambos. Aunque gracias a consejos de su abuela logró sacar la mejor sonrisa al momento que su querido marido anunció las dos noticias más importantes del otoño, el próximo heredero de Persépolis y Ecbatana y bueno pues la noticia de que su reina ahora era también reina de Ecbactana, un ciudadano de Persépolis reinaría por primera vez en la árida tierra de los guerreros ecbactanos, aquello era todo un acontecimiento

-Debemos celebrar con fiestas majestades, estas noticias han sido de las mejores en mucho tiempo-Dijo uno de los consejeros

-¿Mientras parte del reino pasa hambre? Sería injusto hacer ese derroche, además estamos en guerra- Alegó Jorshid mientras se sentaba en el trono, su abuela detrás de ella, la sintió murmurar pero no hizo caso a lo que decía

-Celebraremos de esta forma...- Sintió la voz de Keyhan y tuvo ganas enormes de vomitar, le causaba repulsión el solo escucharla, lo observó por un momento, no podía creer que fuera a contradecirla- Enviaremos comida a diferentes pueblos con la noticia del nacimiento de su próximo heredero

Rabia era lo único que sentía, cada palabra suya le molestaba, odiaba que se comportara así, que siguiera siendo bueno con ella y con su reino.

Una de las criadas estaba terminando de preparar sus cosas, esa mañana partirían a Ecbactana, llegarían de noche, llegar de noche le recordaba a cuando llegó a Esmir a los 12 años. Lo sintió llegar, estaba de espaldas pero sabía que era él, en las últimas 48 horas no le había dirigido la plabra, de hecho, ni siquiera lo había visto, aquella mañana cuando se reunieron en el salón del trono para dar la noticia le resultó un completo extraño, tenía ojeras y se le veían los ojos cansados, sin aquel brillo de siempre, el brillo de aquellos ojos verdes que tanto le gustaba.

-El carruaje está listo, debemos irnos

-Pudiste enviar a alguien avisarme- Dijo sin girarse, estaba terminando de doblar el último vestido, la criada cerró el baúl y luego dos hombres entraron a recogerlo

-Quería hacerlo yo mismo y por otra parte deja de comportarte como una niña

En eso tenía razón, se estaba comportando como una niña, pero ella aùn estaba asimilando la noticia, de no haber sido por aquella orden de Keyhan su padre aún estaría vivo-¿Nos vamos?

Abrió la puerta y salió detrás de ella, encontraron a Leyla por el camino

-¿Leyla ya estás lista? Nos vamos en 5 minutos- Preguntó Keyhan, la hubiera dejado quedarse de no ser porque Jorshid decidió partir con el a Ecbactana

De repente miró a Leyla con ojos suplicantes, la conversación que tuvieron la noche anterior la recordaba aún. Le había pedido de favor y casi que había implorado porque se quedara en Persépolis, que fuera sus ojos mientras ella estaba afuera, no confiaba plenamente en su abuela o en lo que pudiera pasar mientras no estaba así que precisaba de alguien que le informara a detalle y con la verdad de lo que sucedía en el palacio. Pensó por un momento en Sahir, pero prefería tenerlo dirigiendo el combate, y no es que la vida en palacio fuera fácil, ni mucho menos los complots que existían, sino que no podìa dejar a uno de sus comandantes principales en el corazón de Persépolis, así que su ùnica opción era Leyla, y para su sorpresa dijo que si. Claro estaba que aquello no podía saberlo Keyhan

-No iré con ustedes hermano, me quedaré aquí, creo que...- Pero el entonces Shah de Persépolis no la dejó terminar, estalló en cólera

-¿¡Cómo que te quedas aquí!? Definitivamente te has vuelto loca

-Cálmate- Dijo Jorshid con ese tono neutro y sin vida que empleaba ultimamente con él- Si quiere quedarse aquí que lo haga, yo al menos no tengo ningún problema, Ecbactana ahora mismo debe ser una olla de grillos, quizás solo quiere evitar eso

La mirada de Keyhan pasó de una a otra por unos momentos- Se puede saber el motivo de por qué quieres quedarte aquí...- Hizo una pausa y la miró detenidamente mientras alzaba una ceja, no entendía por qué su hermana no quería regresar- Si es por lo de tu boda despreocúpate, cancelaré todo en cuanto lleguemos, ahora hazme el favor de centrarte y montarte en el maldito carruaje Leyla- La última frase la dijo mientras apretaba los dientes y puños

-Creo hermano, que soy mas necesaria aquí- Le había prometido a Jorshid no mencionar nada a su hermano, se sentía en deuda con ella, había hecho tanto, la había hecho sentir tan bien, le enseñó a confiar en si misma y aquello era algo que jamás olvidaría

De repente la mirada de Keyhan se oscureció más todavía- ¿Cómo que eres más necesaria aquí?- Fue entonces cuando miró a su derecha, Jorshid, dejó salir una sonrisa con sorna- Claro, solo podías ser tu mi querida- Dijo con ironía- Esas palabras son completamente tuyas, pero que sepas que mi hermana no se quedará aquí para ser tu chivo expiatorio

-Se lo pedí de favor y ella aceptó, no la obligué a nada- Respondió Jorshid mientras Leyla se escondía detrás suyo, su hermano estaba volviendo a hacer el de antes, ese al que le temía

-Hermano, mi deber también es Persépolis ahora, me quedaré, de esta forma también puedo ser útil

-La única que tiene algún tipo de deber con Persépolis es su reina como bien lo ha dicho en varias ocasiones- Miró entonces a Jorshid- ¿Esto es lo tuyo no? Manipular a la gente para que hagan lo que tu quieras, así haces con todos, quizás no eres tan diferente a las demás Jorshid, engatusar a mi hermana para que se quede en esta línea de fuego...¡y sola! ¿Se puede saber que tienes en la cabeza? solo tiene 17 años y quieres dejarla aquí cuando tienes al país en guerra y millones de personas conspirando tanto en el palacio como fuera de él, me parece una locura...¿no crees?

-Yo no manipulé a nadie, le pedí un favor y ella aceptó, no pensé que fuera a traer complicaciones, tampoco le dije que fuera mi espía, simplemente que me mantuviera al tanto de lo que sucedía aquí, así que baja tu tono Keyhan, no la mandé a la guerra, y de todas formas está mejor aquí que en su propio palacio

-Para eso tienes a tu abuela, para que te informe, o entonces por qué la trajiste, crees que no sé que el único motivo por el que vas a Ecbactana es por asegurar que no tome a ninguna otra por esposa. ¿Así de insegura eres Jorshid? Pero sabes algo, yo tomaría otra esposa aunque estuvieras tu delante

Levantó la mano y dejó marcado varios dedos en la mejilla de Keyhan, sus ojos se llenaron de lágrimas, apretó los labios mientras él la miraba con ira- Tú y yo sabes que no estas así solo porque tu hermana quiera quedarse, no la quieres tanto, y hasta hace unos meses te daba igual su vida o con quien se casara pero no hablaré de eso aquí- Lo miró fijamente a los ojos- En cuanto a lo otro, puedes casarte cuantas veces quieras y tener todas las amantes que te de la gana, no me preocupa, mi valor y mi decoro no se mide por tí. Me voy a Ecbactana para apoyarte, porque sé lo duro que resulta perder a un padre y tener que tomar su lugar, retomarlo todo desde donde se quedó, yo estaba sola, y de cierta forma tu ayudaste en mi proceso, creo que debo retribuir esa ayuda- Caminó hacia él hasta quedar junto a su oído, dijo en un susurro, solo para él- En cuanto a lo primero, sobre escoger otra esposa, puede que vaya por eso que dices, tienes razón, pero no me tientes ni conviertas esto en una competición, porque te haría sufrir más de lo que tú a mi Keyhan- De repente se giró a donde Leyla- Escucha a tu hermano, vayamos todos a Ecbactana, Persépolis me tiene a mi, y yo nunca la dejaré sola

Jorshid, la historia de una reinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora