Capítulo 12

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El trabajo ya estaba hecho, una flecha envenenada salida de entre sus propios hombres había impactado en uno de sus pulmones, cayó peleando por lo que creía, defendiendo a su familia, pero la verdadera lucha acababa de comenzar.

Estaba recorriendo su habitacion, no habia estado alli en un largo tiempo, sentada en el marco de la ventana recordaba como le gustaba correr por el jardín, sintió la presencia de su ángel guardián, se alegró, hacía varios días que no le veía

-Estabas demorando...- Dijo con una sonrisa pero la expresión de Emir le decía que algo mas serio guardaba entre manos. Comenzaba a caer la noche, camino hasta una hamaca y se sentó allí, las campanillas de sus tobilleras sonaban a cada paso llenando la habitación- ¿Qué pasa, te conozco?

Emir se sento junto a ella y sostuvo sus manos- He venido a despedirme

-¿Despedirte?- Jorshid arrugó las cejas, aquella sonrisa se borró- Recuerdo que una vez dijiste que solo te irías cuando yo fuera reina...dime que has cambiado de idea con respecto a eso

-Lo siento Jorshid, lo siento tanto- Dijo mientras la abrazaba, sintió poco a poco como su rostro comenzaba a llenarse de lágrimas, aún así no dijo nada, permanecía callada, abrazada a él, llorando en silencio

Paso un rato, la sintió mas tranquila, su respiración fue mas lenta, cuidadosamente la dejó sobre la cama, estaba dormida, se removió un poco pero luego se acomodó y siguió durmiendo. Pasaron unos minutos cuando la puerta de su habiatción se abrió, era Ghazal, la siguió con la mirada mientras recorría la habitación, pensó en echarla antes pero quería  saber que andaba buscando, abrió uno de los baules, sacó el vestido rojo que Jorshid le habia enseñado estaba dedicado a su boda. Hizo que las cortinas se movieran, la chica se asustó y salió de allí

-Gracias por echarla, no estoy de animo para lidiar con Ghazal ahora- Dijo mientras se acurrucaba en la cama

-Pense que estabas dormida...

-Lo estuve hasta que entró, iba a pararle los pies, pero pensé que tenìas las cosas bajo control- En ese momento se sentó en la cama

-¿Estas mejor?- Emir sostuvo su mano, debía darle a Jorshid todo el apoyo del mundo, más adelante le diría que tenía que irse, que dejaba de ser su protector

-No, mi padre ha muerto, estoy segura de quien fue la culpa, y te juro Emir, voy a acabar con el que le hizo eso

-¿Dónde esta la Jorshid que conozco?, esa que ve la parte buena de todo y nunca piensa en hacer nada malo a nadie- Su Señor había tenido razón, las cosas cambiarían , incluso ella cambiaría

-Esa Jorshid acaba de morir... y no pienso volver a traerla al mundo

-Hildegard no quería que te contara esto, sabes que no puedo revelarte nada del futuro

-Desembucha Emir...- Le cortó, la verdad estaba perdiendo toda fe en el mundo, en ese momento solo quería llorar

-Se avecinan tiempos difíciles, tendrás que ser fuerte, no podrás confiar en nadie. Tiempos en los que necesitarás hacer cosas que quizás vayan en contra de tus principios, pero que seran necesarias. Debes aprender a escuchar, no poedras dejar tus emociones te dominen

-¿En pocas palabras debo volverme algo asi como mi abuela?

-Sin la mirada tenebrosa- Dijo para tratar de animarla- Prometo vigilarte siempre, de una manera u otra nuestro vinculo continua, estare cerca de ti

-Se me va a hacer extraño no verte por los rincones

-Mañana en la mañana llegará una carta de Alí, el capitán, informando la noticia

-Muy bien...- En ese momento volvió a desplomarze, sintió que el mundo se le venía encima y quizás esa fuera una de las pocas veces en su vida en que se permitiría hacer aquello,y una de las mas pocas donde tendría un hombro sobre el que llorar- ¡Cómo es posible! Mi padre Emir, la persona que amo mas en este mundo, desee verle por años, siento que no le envié suficientes cartas y no le dije suficientes veces que le quería. Ahora no esta, porque a algún desgraciado se le metió en la cabeza hacerse con lo que no es suyo, pero nunca pensó que estaba matando a un hijo, un hermano, un esposo, un amigo...un padre, mi padre, y era el mejor del mundo, era amoroso, y gracioso y solia llevarme a cabalgar y...

-No te tortures más- Emir la volvió a abrazar, le dolía tanto verla así, hecha pedazos- Tienes que ser fuerte, muy fuerte Jorshid, porque a partir de ahora comienza tu lucha

***
Después del fiasco que se llevó con el primer plan para infiltrarse en el palacio del sol había fracasado decidió tomar al toro por los cuernos y hacerlo todo por su cuenta, ahora que por buenas fuentes supo de la repentina muerte de Ardeshir no podía dejar pasar esa oportunidad, en palacio no se percatarían de un sirviente más o menos, así que él Izan, plantaría cara a Nakisá y ella tendría que darle lo que merecía. Era la hora de la tarde y en aquella parte de palacio parecía que todos durmieran la siesta. Le asombró la poca seguridad que había allí teniendo en cuenta que se encontraban las habitaciones de las reinas y las princesas,  4 seres a los que más odiaba en su vida. Tantó varias habitaciones, una en específico no pudo abrir como si alguien trabara la cerradura desde dentro, así que siguió buscando, finalmente vio una entreabierta y allí estaba ella, tan estirada con sus impecables y ricas ropas, el pudo crcer allí, en medio de toda esa riqueza, pero Nakisá le quitó ese derecho, el derecho a ser rey.
Con una daga la sorprendió por detrás, pudo ver en el espejo sorpresa en sus ojos, mas no vio miedo, tenía la cabeza cubierta, solo eran visibles sus enormes ojos color avellana.

-¿¡Quién demonios eres!? ¡Da la cara mal nacido!

Justo en el momento en que iba a gritar tapó su boca, primero tenía que aclarar par de cuestiones con ella- Tranquila Reina Madre- En ese momento se quitó la máscara, su cara no podía ser otra que de sorpresa- ¿O debería llamarte mamá?

-¡Osman!- La reina se giró lentamente, no podía creerlo, su hijo, aquel que tuvo que abandonar por cuestiones mayores hacían ya 30 años- ¿Eres tú?- Claro que era él, lo sentía en su corazón, aquellos ojos avellana lo habían deltado, sus ojos, los mismo que portaban todos sus descendientes

-No me extraña que no reconozcas a tu propio hijo, pero mi nombre ahora es Izan, el que me asignaron los sacerdotes de aquella ermita donde me abandonaste ¿lo recuerdas? Cuando dijiste que volverías por mi, y te esperé por todo un año, mientraa tú ascendías al trono a tu querido Ardeshir, supongo que estabas muy ocupada como para acordarte de mí

Aún estaba en shock, no creía que tuviera delante a su hijo, y por primera vez en mucho tiempo dejó salir las lágrimas frente a alguien, quiso sostener sus manos pero el dio un paso atrás, quizás lo que hizo estuvo mal, pero fue la única manera que encontró de mantenerlo con vida- Escúchame, las cosas aquí son muy difíciles, en el minuto exacto en que Ardeshir fuera proclamado rey te hubieran matado como mataron a todos los otros hijos de tu padre, aquel día fue una masacre, ataudes negros pasaban en fila por el patio del palacio, no iba a permitir que mi otro hijo muriera. Y sí, te llevé a aquella ermita y te dejé con unos sacerdote, mandé a que cambiaran tu nombre, pero mírate estas vivo...y apuntando a la mujer que te dio la vida con un arma

-Da igual, no creo nada, te querías deshacer de mi porque sabes que soy un potencial peligro para el trono, puedo reclamarlo cuando quiera

En ese momento enjugó las lágrimas, era el momento de ser la Nakisá de siempre- No hay constancia de nada, es como si no existieras, como si nunca hubieras nacido, ¿que piensas reclamar?

-El trono, Ardeshir no está y la mayor de sus hijas es mujer, ¿quién crees que tiene las de perder?

-Obviamente tu, porque yo Nakisá no voy a dejar que eso suceda, y no interfieras en el camino de Ardeshir, mucho menos en el de Jorshid, porque te las verás conmigo y no te conviene tenerme de enemiga, Izan

-Ya empizas a sacar tu verdadera cara

-Sal de aquí antes de que haga que los guardias te encierren en la mazmorra

-Volveré Nakisa, y cuando lo haga, tendré a tu preciosa nieta riendiéndome tributo

Jorshid, la historia de una reinaTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon