Capítulo 44

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Varios jarrones se hicieron añicos nada más llegar a su habitación, sintió la voz de Leyla desde fuera, pero habían sido órdenes estrictas del rey, nadie podía salir o entrar hasta que él concientiera. Sentía tanta rabia, cómo era posible que la encerrara, pero claro como era el rey, podía guardarla bajo llave como si fuera una muñeca. Quizás su decisión fue apresurada, pero que otra cosa podría hacer, Setare era posiblemente la única de sus familiares en quien podía confiar, casi como su hermana, rescatarla de ese hombre era la mínimo que podía hacer por ella. Lo que aún no entendía era por qué le había pedido ayuda a ella y no a su madre, una reina con la suficiente potestad como para sacarla de allí o incluso su padre, Setare era la luz de los ojos de Arjun, ¿qué habría pasado? Caminó hasta la ventana, la vegetación de afuera se movía, había bastante aire, una tormenta se avecinaba, las gotas de lluvia comenzaron a caer de a poco en su ventana. Se sentó en el alféizar y dobló los pies y se abrazó las rodillas, suspiró. Sentía que en ese último mes habían pasado más cosas que en todos los años de su vida, siempre imaginó que ser reina fuera difícil, pero no que lo sería tanto. Quizás ultimamente sus decisiones no fueran las mas acertadas, pero al menos eran las que consideraba correctas y por tanto no había de qué arrepentirse. Su bebé volvió a moverse, ultimamente se movía demasiado. En ese momento una piedra dio contra el cristal de la ventana, miró hacia abajo pero no había nadie, quien diablos lanzaría piedras a su ventana y más bajo aquella lluvia torrencial. Regresó la vista al interior de su habitación y allí, de pie, con su capa negra estaba Emir, su Emir, su ángel

-¿Puedo abrazarte o este es tu modo fantasma otra vez?

Emir abrió los brazos y sonrió- Puedes venir Sol y darme un abrazo- Ni los abrazos de su padre o los de Keyhan le supieron nunca tan bien! Emir era diferente, era sentirse protegida al máximo nivel, sentir que podía confiar en alguien y saber que jamás la traicionaría. Y entonces lágrimas comenzaron a salir

-¿Qué haces aquí?- Preguntó escurriéndose las lágrimas con las manos

-Vine a darle un halón de orejas a Keyhan y otro a tí

-¿A mí? ¿Y ahora yo que he hecho?

-¿Tú? Perder la razón por tu actitud, ya no tienes 13 años y solucionabas todo enojándote a muerte

-¿Y qué querías, que lo mirara con una sonrisa luego de lo que hizo?

-Claro que no, pero querer matarlo tampoco era una opción y menos ocultarle lo de su padre, tiene derecho a saber

-¡Ah no! Ya viste que yo intenté decirle y terminé encerrada...- Encogió los hombros- Por otros motivos pero el resultado fue el mismo

-Solo intentaba protegerte, no seas tan dura con él...además...- En ese momento prefirió callar, no podìa contarle todo a Jorshid

-¿Qué? Hay algo que no me estás contando Emir, te conozco

-Pues si, pero no te lo puedo decir- Le dijo con una sonrisa, luego miró su vientre, volvió a sonreir- Todo saldrá bien, pero recuerda, no debes tener piedad

-Tus consejos cada vez son mas sombríos ¿A qué te refieres con eso?

-A que a partir de ahora nada de ser buena con todos, aquí nadie será tu amigo Jorshid, debes tener los ojos muy abiertos, pero esto no es nada que no sepas de antes, a lo que me refería con esa frase es que...a Izan o Arzu, ni agua, ya tendrás tiempo para descubrir por qué digo esto- Jorshid arrugó la frente- Ahora debo irme, te quiero y te estaré vigilando

-Yo también te quiero

***
Tres días llevaba encerrada, ya se había cansado de golpear la puerta y maldecir a los guardias, Emir no la había visitado más y Leyla le informó con una nota que sus ejércitos habían avanzado sobre terrenos de Kisra y que su adorado marido había abandonado el palacio dejando a un de sus asesores al mando, verdaderamente Keyhan había perdido el juicio, pero ya se las vería con ella por dejarla encerrada, si el quería salir a divertirse por el mundo ella tenía un país del cual ocuparse. Estaba leyendo su libro favorito, ese que fue un regalo de su madre y que la había acompañado en las noches que estaba en Ecbacatana y se sentía sola. La puerta se abrió y un sobresaltó la embargó, no había tenido contacto con nadie en 3 días a excepción de Afra, la amable cocinera que le llevaba la comida y que por poco sufre un infarto cuando se enteró que con quien había estado platicando noches antes en la cocina era la mismísima reina Jorshid.
Y para mas sorpresa que ver la puerta de su habitación abierta fue ver a Keyhan y...

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⏰ Poslední aktualizace: Nov 12, 2020 ⏰

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Jorshid, la historia de una reinaKde žijí příběhy. Začni objevovat