I-Distopía

1.6K 172 24
                                    

Corro. Corro lo más rápido que puedo.

No hago caso a las pocas personas que están en las calles, quienes me miran extrañadas al pasar. Doy grandes saltos al correr, suelo ser bastante rápido por esa razón, y es por ello que  agradezco que mis piernas sean largas y ligeras.

Veo los portones de mi casa y me acerco a gran velocidad con un montón de bolsas en los brazos. Al último momento me doy cuenta de que no calculé bien la distancia y de que estoy por chocar contra los grandes  portones de madera. Ese es el pequeño problema que tengo al correr, no me resulta tan fácil detenerme.

Suelto las bolsas para así intentar disminuir la velocidad y, con los brazos extendidos alcanzo el portón y logro detenerme por poco.

Suspiro aliviado y sonrío pero al mirar las bolsas desparramadas en el suelo mi expresión cambia. ¡No! Mamá me va a matar.

Con lentitud me agacho e intento recoger todo. Comidas enlatadas. Mucha comida enlatada. Las examino, muchas se han abollado con el golpe.

En mi familia intentamos guardar la mayor cantidad de comida para que en un futuro no nos haga falta.

Desde que los seres sobrenaturales han decidido salir de las sombras e imponer su régimen, la incertidumbre se ha apoderado de la tierra. Aseguran que todo esto es por el bien de todos y que podemos seguir con nuestras vidas como siempre, con una que otra regla, por supuesto.

Todo esto comenzó desde hace poco menos de un año. Seres que pensábamos que no existían salieron de no sé dónde, pues me resulta difícil pensar que, habiendo tantos de ellos, nadie antes se hayan dado cuenta de lo que eran. Vampiros, hombres lobos, brujos, elfos y hasta demonios. Realmente resulta increíble.

Tomaron el control de todo. Derrocaron a grandes gobernantes para hacerse con el poder. Lo tenían todo planeado, casi no hubo resistencia. Mataron a quienes tuvieron que matar de forma rápida. Borraron del mapa a los peces gordos y así el resto se sometería al ver que no tenían oportunidad, al ver que habían perdido a sus líderes.
Los pocos que estaban dispuestos a luchar fueron exterminados rápidamente. Intentaban hacer el menor daño posible al hacerse con el poder. Aunque los daños eran inevitables, algunos países fueron totalmente exterminados al ver que se salían de su control. Grandes genocidios tuvieron lugar. Aseguraban que no querían usar armas como bombas contra nosotros pero no dudaron al tirarlos contra esas personas. Decían que solo eran daños colaterales, necesarios para un nuevo amanecer.

¿Por qué hacían eso? ¿Por qué de la nada decidieron tomar la decisión de someternos pudiendo haberlo hecho desde mucho antes? Simple. Por nuestra culpa.

Por el bien de todos.

Con los años, décadas y siglos que llevavamos en el poder, lo único que logramos fue destruir al planeta. Con esto ellos creyeron tener el derecho de ponernos fin, pues vieron que a este ritmo en poco tiempo lograríamos la aniquilación de la tierra y por ende, su propia aniquilación.

¿Y a qué nos lleva todo esto? Pues a nada más y a nada menos que a la situación en la que me encuentro ahora.

Seguir como si nada hubiera pasado. Eso nos repetían. Pero claro que muchas cosas han cambiado y no es algo que se pueda pasar por alto.

Casi todas las tiendas cerraron. Conseguir comida se vuelve muy difícil. Me hace desear haber vivido en una granja donde pudiera criar y cosechar mi propia comida pero no.

Como si nada hubiera pasado... como si fuera tan fácil. Muchas personas perdieron sus empleos, mi padre que era policía lo había  perdido todo faltando poco para jubilarse. El poco dinero que teníamos ahorrado, entre ellos el de mi universidad, se va agotando poco a poco. El precio de lo poco que hay ha subido por los cielos. ¿Cómo algo como esto puede ser por el bien de todos?

Nos dicen que todo es temporal y que poco a poco todo mejorará. Claro, pero los veo a ellos y veo que se instalan en grandes casas, para no decir mansiones. Los veo muy cómodos y dudo que les importemos un pimiento.

Una vez al mes reparten comida, no mucha pero al menos sirven para que no muramos de hambre, pues las personas que no tenían nada ahorrado o que vivían en situaciones precarias no pueden comprar la comida que últimamente vale más que el oro debido a la escasez. Escasez para nosotros, a los sobrenaturales no les afecta, ellos viven mejor que nunca.

Yo los llamo "subs" de subnormales, porque eso son, unos subnormales, una abominación, bestias repugnantes. Es una forma de aplacar mi enojo hacia ellos, por empeorar una vida que ya de por sí estaba mal. Ya que no puedo plantarles cara, es mi forma de desquitarme con ellos aunque nunca lo sepan y, aunque lo supieran, dudo que les importe lo que yo piense. Da igual. Me gusta llamarlos así porque me hace bien y punto.

Hoy era el día 12, fecha en la que repartían la comida. Casi siempre eran enlatados o productos imperecederos. Odio la comida enlatada y me enoja que a pesar de despojarnos de todo tengamos que darles las gracias por no dejarnos morir de hambre.

Las raciones dependían de la cantidad de personas en una familia. En mi casa vivimos 4; papá, mamá, mi hermano menor y yo. Eso sin contar Gureum, mi perro, y a Chi, el gato de papá.

Hoy mi mamá me envió a mí por las raciones porque papá había salido a seguir buscando trabajo, si hubiera estado no hubiera permitido que saliera solo por nada del mundo pero mamá estaba ocupada cuidando a mi hermano que había amanecido enfermo y no me quedó de otra más que venir. Cuando mi padre se entere le dará un ataque, ni siquiera antes de que esto sucediera me dejaba salir con nadie que él no conociera bien, ni con mis amigos y eso que ya estoy por cumplir diecinueve años. Es verdad que antes de que sucediera esto aún era menor pero creo que sigue viéndome y tratandome como a un niñito, eso me disgusta un poco.

Despues de recibir mi parte había emprendido mi camino a casa pero como soy algo impaciente había decidido correr para llegar más rápido. Como resultado todo lo que traía terminó en el suelo.

Termino de recoger y dirijo mi mirada hacia un coche gris de vidrios polarizados estacionado en frente de mi casa. Hace días que está allí, desaparece por ratos pero luego regresa. Miro receloso directamente hacia la ventanilla a pesar de no poder ver nada. Desde siempre he sido un poco paranoico, soy de esas personas que cubren todas sus ventanas la mayor parte del tiempo por miedo a que las estén observando. Y ahora siento que me miran.

Después de unos segundos decido entrar a la casa y cerrar con candado el portón. Sonrió al ver como Gureum  mueve la cola feliz y corre hacia mí como si hubiera estado ausente por meses.

Al filo del alma ~ Taekook Where stories live. Discover now