VIII-Escape

977 127 4
                                    

Entre sueños, vagamente soy conciente de que alguien me carga en brazos y escucho una puerta cerrándose. Lo siguiente de lo que soy conciente es en cómo soy suavemente depositado en una cómoda superficie de algodón para luego sumergirme nuevamente en un sueño profundo.

Me remuevo en mi suave cama. Escucho el sonido de la lluvia cayendo a través de mi ventana. Siempre me ha encantado dormir durante las noches de lluvia. Los rayos lejanos, el viento y las gotas de lluvia entonan una dulce melodía para mis oídos.
Lentamente y con pesadez abro los ojos. Unos brazos rodeando mi cuerpo me regresa rápidamente a la realidad y entonces recuerdo todo lo sucedido. Esta no es mi habitación.

A través de la ventana puedo ver la oscura noche, aún no ha amanecido. Los rayos iluminan a ratos el lugar.

La respiración profunda de mi acompañante hace que voltee a verlo, parece dormir tan plácidamente. Sus brazos me rodean con fuerza y noto que su rostro está demasiado cerca del mío.

Me debato internamente sobre si alejarme o no. A pesar de que no quiero estar en esta situación, la somnolencia y la comodidad pueden conmigo, además de que me siento extrañamente seguro estando justo aquí. El suave perfume que desprende tampoco ayuda mucho. Al final, me acomodo en sus brazos y continúo durmiendo.

A la mañana siguiente, al despertar, me encuentro en una gran habitación de paredes blancas. Estoy completamente solo en una cama envuelto con sábanas negras.

Inseguro me levanto y observo a detalle la habitación.

Hay un gran armario negro situado al lado de una puerta del mismo color. Al otro lado de la habitación hay otra puerta idéntica, supongo que una de ellas da a un baño y la otra a la salida. También hay una gran ventana a través de la cual puede observarse un verde jardín. Me acerco a ella y consigo abrirla sin ningún esfuerzo. Un viento húmedo producto de la lluvia de anoche entra a través de ella haciéndome estremecer de frío.

Considero la posibilidad de escapar cuando de pronto veo que una de las puertas se abre. Una mujer de mediana edad, petiza y de cabello rojizo se asoma a través de esta.

ㅡ¡Oh! Buenos días, señor. Veo que ya ha despertado. El alfa me ha encargado que la atienda mientras él no está. Tuvo que asistir a una reunión el cual no podía posponer. Mi nombre es RiSoon, es un placer tenerlo al fin aquí.

Mis cejas se fruncen ligeramente pero luego intento devolverle los buenos días de la forma más educada posible. No parece una persona desagradable. De cualquier forma, dudo que ella tenga culpa alguna en el hecho de que me trajeran aquí a base de amenazas.

ㅡ¿A qué hora va a regresar?ㅡ pregunto.

La  noche anterior me había dicho que me explicaría el porqué quería traerme.

ㅡLamento no poder contestar a su pregunta, señor, pero el alfa no me informó sobre la hora de su regreso. Lo que sí me dijo es que lo hiciera sentir como en casa y que si quiere puede recorrer el lugar para así empezar a conocer su nuevo hogar y que por favor no se aleje mucho ya que sería peligroso.

Estoy por decirle que de ninguna manera consideraría este sitio como mi nuevo hogar y preguntarle por qué piensa que será así, pero me detengo. Prefiero que el perrito me resuelva personalmente todas mis dudas. Esta señora perece creer que estoy aquí por voluntad propia.

Después de preguntarme si quiero desayunar en el comedor o si prefiero que me lo traiga aquí, sale de la habitación, no sin antes contestarle que lo prefiero aquí. No sé en donde estoy y no quiero encontrarme con más subs.

Voy a la otra puerta y compruebo que se trata del cuarto de baño. Una vez dentro me acerco a un espejo situado encima del lavamanos y observo mi reflejo. Luzco horrible. ¿Cómo es que esa sub no se asustó o se rió al verme? O quizá sí pero lo supo disimular bien.

Mis ojos están hinchados debido a todo lo que lloré el día de ayer, mi cara también está hinchada, pareciera que tengo una máscara puesta.

Decido dejar de mirar mi deplorable estado que solo me hace sentir peor, además de que me recuerda la razón por la cual estoy así.

Tomo un poco de pasta dental y la aplico en mi dedo índice para después limpiarme los dientes simulando un cepillo.

Mi cuerpo se siente como si hubiera corrido una maratón el día anterior y sé que una ducha podría ayudar a  sentirme mejor así que me quito la ropa y me doy un largo baño.

Me seco con una toalla y estoy por ponerme la misma ropa que traía puesta cuando recuerdo la mochila que traje de casa. Regreso a la habitación y la encuentro en una silla al lado de la cama. No tengo mucho de donde escoger así que me pongo lo primero que alcanzo. Finalmente me peino el cabello y noto que necesito un corte pues está ya algo largo.

Hay una bandeja encima de la mesita de noche. Supongo que la habrán dejado mientras estaba en el baño.

Waffles, frutas picadas y un vaso de jugo de naranja. Tomo rápidamente el jugo de naranja y continúo con las frutas picadas saboreándolas con deleite. Hace tanto que no comía fruta fresca. Dejo de lado los waffles debido a que estoy lleno y no me gustan tanto.

Luego de dar vueltas por la habitación pensando si debería huir o no, al final decido intentarlo. La ventana parece ser la mejor opción.

Enseguida me doy cuenta de que no fue una muy buena idea. No me había dado cuenta de que al lado de la ventana había un gran rosal, como resultado tengo rasguños en el dorso de la mano derecha y en la mejilla. Esa es una de las razones por las que odio las rosas. Lo bueno es que ahora estoy fuera.

Frente a mí hay un enorme jardín y al final de esta no hay nada más que árboles. Me sobresalto al darme cuenta de que no soy el único en el lugar. A lo lejos, al linde del bosque y el jardín veo a varias personas paradas, como si salvaguardaran la casa, pero no son los únicos, también hay enormes lobos dando vueltas en derredor.

Pienso mejor en mi absurda idea de huída. Ahora parece bastante estúpida. Había olvidado que accedí a venir para proteger a mi familia y si intento escapar ellos se llevarán la peor parte. Lo mejor será volver a la casa pero definitivamente no será por la ventana, tengo que buscar la puerta.

Doy la vuelta a la  casa hasta que finalmente visualizo la entrada. Llamarla casa es un eufemismo, esto es una mansión, lo que me recuerda nuevamente lo que los subs nos está haciendo a los humanos. Aprieto los dientes, me molesta que ellos vivan tan bien a costa de nosotros.

Con esos pensamientos rencorosos rondando mi cabeza llego a la puerta e intento abrirla pero está cerrada con llave. Estoy por golpearla para que alguno venga a abrirme cuando siento que alguien llega a mi lado: el perrito alfa.

Al filo del alma ~ Taekook Où les histoires vivent. Découvrez maintenant