II-Agrio recuerdo

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Entro a la casa y encuentro a mi madre en la cocina. Dejo las bolsas sobre la mesa y ella se acerca a examinarlos. Saca las latas abolladas y me mira con el seño fruncido.

ㅡ¿Por qué están así?ㅡpregunta algo enojada.

Aunque no me guste admitirlo se parece mucho a mí. Es delgada, sus ojos son grandes y casi negros iguales a los míos, al igual que la forma de su rostro y su cabello oscuro, bueno, antes de que ella decidiera aclararselo y teñirselo de rubio. Soy más alto que ella. Por otra parte, mis largas pestañas y mis delgados labios son iguales a los de mi padre.

ㅡSe me cayeron en el caminoㅡ contesto bajando la vista.

ㅡ¡Eres un inútil!ㅡme gritaㅡ¿Crees que en esta situación podemos permitirnos desperdiciar algo!

No levanto la vista y finjo no escuchar.

ㅡClaro que  a ti no te importa...ㅡ continúaㅡ¡Mírame!ㅡNo hago casoㅡ El mes pasado debiste haberle hecho caso a aquel hombre que repartía la comida cuando intentaba coquetear contigo. Pero no, te hiciste el digno. De cualquier forma todos saben que eres gay.

Frunzo el ceño al recordarlo. Había cometido el error de llevar unos pantalones negros muy ajustados, un hombre muchísimo mayor que yo de aspecto repugnante no paraba de mirarme las piernas. En un momento se había separado del grupo mientras yo estaba en una parte algo alejado esperando por mi mamá y se me acercó e intentó manosearme. Como pude me alejé de él y algo asustado me mezclé entre el resto de personas que esperaban. Ya cuando estábamos por regresar se volvió a acercar a nosotros y me empezó a proponer cosas que no quiero ni mencionar. Me sentía humillado y no se me ocurrió nada mejor que madarlo a la mierda frente a todos. Temí que tuviera represalias contra mí  pero pasaron los días y nada, es más, hoy no lo volví a ver.

ㅡSi le hubieras hecho casoㅡsiguió atacando mamáㅡhubiéramos recibido mucho más y quién sabe, quizá hasta te hubiera llevado a vivir con él. Tienes 18 años y te sigues comportando como un niño. ¿Qué más quieres? Tampoco eres tan guapo como para esperar demasiado teniendo en cuenta tus preferencias hacia los hombres. Ese señor era uno de ellos y si te portabas bien tal vez podría habernos  conseguido buena comida y quizá hasta un empleo para tu padre...

ㅡ¡No voy a prostituirme por comida, mamá!ㅡgrito muy enojado con un nudo en la garganta que intento contener. Salgo rápidamente de ahí y me dirijo hacia mi habitación para que no me vea llorar.

°°°

Escucho cerrarse la puerta de la entrada anunciando la llegada de mi padre. Salgo para recibirlo y como todos los días lo abrazo. Llega mamá a preguntarle cómo le fue. Las malas noticias de siempre, no encontró nada.

Una hora después nos encontramos cenando en la cocina. Disfrutamos del delicioso manjar enlatado, atún. Nótese el sarcasmo. Me obligo a comerlo, los demás parecen disfrutarlo. Hace mucho no comemos nada fresco... como extraño eso.

ㅡ¿Te sientes mejor, Jimin?ㅡle pregunta mi padre a mi hermano.

Jimin tiene nueve años, nos llevamos bastante bien y aunque me gusta molestarlo de vez en cuando lo quiero con toda el alma. No suelo demostrarlo muy seguido pero espero que lo sepa.

ㅡYa está un poco mejorㅡresponde mamá antes que élㅡTuve que bajarle la fiebre con agua fría porque se nos acabaron los medicamentos.

Mi papá lo mira algo angustiado pero no dice nada. Jimin aún se ve un poco mal. Se ve pálido y ojeroso debido a la fuerte gripe que lo aqueja.

Pasamos varios minutos comiendo sin decir nada.

ㅡ¿Cómo les fue en el reparto de las raciones de comida?ㅡSe interesó papá.

ㅡPues tu hijo tiró todo abollando la mayor parte de las latasㅡmamá me mira acusatoriamente.

ㅡLos accidentes le ocurren a cualquiera...ㅡdice papá dulcemente mientras sigue comiendo.

Él es así, sin importar lo que haga siempre está de mi parte y a pesar de que no es una persona muy comunicativa ni yo tampoco, lo quiero con todas mis fuerzas aunque ante las demás personas parezcamos algo indiferentes. De hecho nunca le he hablado sobre mis problemas y él no lo pide. Intenta protegerme a su manera.

Mamá no le menciona que fui solo ni yo tampoco. Creo que es mejor así.  Papá suele ser algo exagerado y sobre protector.

Ya cuando estamos recogiendo la mesa mamá menciona:

ㅡAh, casi lo olvido, dentro de dos días vendrá SunDong a pasar una temporada con nosotros.

Escuchar eso me deja helado. Pierdo el equilibrio y de no ser por la mesa hubiera caído al suelo. Intento disimular lo mejor posible hasta salir de la cocina y luego me encierro en mi habitación sintiendo un miedo paralizante recorrerme el cuerpo. ¡No, cómo se atreve a venir?

...

SunDong es mi hermano, diez años mayor que yo. Medio hermano, en realidad, es el primer hijo de mi madre. Intento contenerme de gritar de impotencia dando vueltas por mi habitación.  

Recordar lo ocurrido me duele, por eso intento no pensar en ello pero cruelmente mi cerebro me recuerda lo ocurrido tan vívidamente.

Cuando era niño nos llevavamos muy bien, demasiado. Siempre pasábamos tiempo juntos, él se la pasaba diciéndome lo hermoso que era y un día, cuando yo tenía siete, abusó de mí. Pero no fue solo esa vez, continuó haciéndolo, aprovechando cada vez que nos dejaban solos. Por años, sin importarle mis llantos y súplicas. Al principio me decía que no se lo dijera a nadie y como no entendía lo que pasaba no lo hice pero luego, con el tiempo, no dije nada porque sentía vergüenza a pesar de saber que no era mi culpa. Él me decía que yo también lo disfrutaba y para que los demás no pensaran lo mismo permanecí callado. Cuando cumplí doce amenacé con decírselo a todos si no paraba. No volvió a tocarme.  Poco tiempo después él se mudó de casa.

Nunca hablé sobre aquello con nadie o al menos con casi nadie.

Es el hijo favorito de mamá, lo quiere casi con veneración. Con los años yo empecé a odiarlo. Aunque a veces viene, suele ser por poco tiempo y yo me la paso encerrado durante ese lapso, de cualquier manera, él nunca permanecía aquí mas de unas horas. Pensar que vendrá a vivir aquí me da náuseas.

Lo peor es la forma en la que me trata, como si nada hubiera pasado. ¿Es que acaso piensa que olvidé lo que me hizo o es que su descaro supera los límites calculables?

No me doy cuenta de que estoy llorando hasta que siento el sabor salado de las lágrimas en la boca.

Por hacer algo para despejar aquellos pensamientos de mi mente me acerco a la ventana y descorro un poco las cortinas.
El auto gris no está, no me extraña, probablemente en la mañana estará de nuevo allí. Miro hacia un par de árboles tupidos situados en la vereda de la casa de enfrente y me sorprende ver a alguien en las sombras. No logro distinguirlo bien pero estoy casi seguro de que observa mi casa, específicamente, mi ventana. Corro rápidamente las cortinas.

Al filo del alma ~ Taekook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora