2. Regalos (Pt. 2)

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Al día siguiente, Xiaoxi, Jingxiao y Baisong, dedicaron el horario después de clases para practicar susistencia física.
Jingxiao era muy rápida. A los ojos de Xiaoxi, su amiga podía alcanzar la velocidad de un caballo si se lo propusiera. En cambio ella, tardaba al menos cinco minutos en completar media vuelta al campo de fútbol.

Pero Xiaoxi no se iba a rendir ahí. Conforme pasaban los días, practicaba el doble que la vez anterior. Salía de su casa en bicicleta a toda velocidad y daba dos vueltas al cambio en diez minutos. Iba mejorando día a día.

-¿Tú por qué quieres conquistar Jingxiao? -le preguntó Xiaoxi a su amiga a la hora del almuerzo.

-Mi padre me visitará la semana siguiente. Quiero darle un regalo y creo que el reloj le quedaría perfecto.

-Ese reloj es mío -amenazó bromeando.

-Lo veremos el próximo viernes.

Muy en el fondo, Xiaoxi sintió miedo. Había visto entrenar a su amiga y sabía que era la mejor. Comparada con ellas, Xiaoxi parecía una tortuga.

"Tengo que idear un plan B" pensó de regreso a su casa.

Si no podía ganar contra su amiga, entonces tendría que idear otro regalo para Jiang Chen.

¿Qué podía ser?

Ya le había tejido una bufanda... Podría tejerle un gorro o unos guantes que vayan a juego... "No, no, eso quitará mucho tiempo" ¿Qué tal comprarle un balón de fútbol? "Pero Jiang Chen no práctica fútbol".

Al llegar a su casa dio mil vueltas de un lado al otro de su habitación.
Sus ahorros son pocos. Cuando mucho tendrá sólo 90¥ y no se podía dar el lujo de pedirle dinero a sus papás. Desde que la castigaron, no recibe mesada por parte de ninguno de los dos.

Pedirle dinero a Jingxiao tampoco sería buena idea. Su amiga también estaba concentrada en comprarle algo a su papá para su próxima visita y le negaría el apoyo enseguida.

¿Quizás Lu Yang? No, según recordó, Lu Yang gastó todos sus ahorros en comprarse un vídeo juego nuevo.

–¿Qué debo hacer? –gritó desesperada dejándose caer sobre la cama.

Lloró por unos momentos pensando en las ideas, pero su llanto fue interrumpido por el teléfono fijo de su casa.

–¡Xiaoxi! ¿Puedes atender? ¡Estoy ocupada! –gritó su madre.

De mala, y arrastrando los pies, la niña llegó hasta la sala de estar y contestó el auricular.

–¿Diga?

–¿Xiaoxi? –preguntó la voz de un hombre al otro lado del teléfono.

–¡Gu Wei! –gritó contents de escuchar la voz de su primo –¡Wow! ¿Dónde te has metido? ¿Por qué no has llamado? ¿Dónde estás ahora mismo? ¿Ya regresaste?

–Haces muchas preguntas Xiaoxi. De echo, justo llegué hace un mes, pero me reubicaron al hospital en Shanghái. No llamé antes porque quería instalarme bien en mi nuevo departamento. ¿Y tú? ¿Cómo estás? ¿Qué tal la secundaria?

–Primo... Me va bien pero también nos vamos a mudar...

–¿Eh? ¿Es Gu Wei? Pásamelo. Dame el teléfono –pide su mamá arrebatandole el auricular de las manos. –¡Wei! –exclamó –¡Tanto tiempo! –apartó el aparato de su oreja y tapó la bocina para decirle a su hija que la dejara a solas –¡Ve a estudiar! ¡Anda! –susurró feroz y después regresó a la llamada.

Gu Wei era el único primo de Xiaoxi. Y más que su primo, era como su hermano. Los padres de Gu Wei habían fallecido cuando él era un niño, y como únicos parientes,  la familia Chen lo adoptaron, cuidando de él hasta que éste se marchó a la universidad de Pekín a estudiar medicina.

Llevaba al menos diez años que se había ido de casa y desde entonces visitaba o llamaba a su familia de vez en cuando.

Xiaoxi tenía mucha confianza con él, después de todo, era su hermano mayor. Y si estaba de regreso y había llamado significaba que podría venir aquí en cualquier momento ¡Podría pedirle ayuda!

–¡Xiaoxi! ¡Te hablan! –gritó nuevamente su madre desde la sala.

Corrió hasta ahí para atender la llamada de su primo. Estaba muy emocionada.

–¡Iré el próximo fin de semana a visitarlos! Te compré algunas cosas en el extranjero, también a Jiang Chen, ¿Pronto es su cumpleaños, verdad?

–Es la semana siguiente, sí. Yo no tengo que regalarle, Gu Wei, ¿Qué le puedo comprar con 80¥?

–Puedes hacer magia con esos ochenta yuanes, pero recién la tía me dijo que estás castigada y estudiando mucho... ¿Qué te parece si yo hago la magia por ti? El fin de semana nos vemos y platicamos de eso. Por cierto, llevaré a mi novia para que la conozcan.

Gu Wei su salvador.

Xiaoxi dio brinquitos de felicidad y se dispuso a terminar sus tareas del día.

Una preocupación menos.

Amor de Meteoritos [Pausada]Where stories live. Discover now