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La reacción que Phoebe se esperaba de su padrino no fue en absoluto la que recibió. Se esperaba que él se enfadara, le gritara y la echara de su habitación. Pero Sirius no hizo nada de eso, él simplemente se la quedó mirando fijamente con ojos desorbitados durante casi un minuto completo, hasta que se sentó en su cama, miró al suelo unos segundos y volvió a mirarla, con más seguridad que antes.

—¿Por qué revisaste mi habitación? —preguntó Sirius, quitándole la carta de las manos a Phoebe. El papel estaba amarillento y la tinta algo gastada, por lo que Phoebe suposo que era algo antigua.

—Porque todos ustedes me ocultan algo, padrino. Algo de Hogwarts, y quiero saber qué es, porque mi hermano está allí solo —respondió la chica.

—Mentira —espetó Sirius—sabes que tu hermano está a salvo con Dumbledore. Te lo volveré a preguntar, Phoebe. ¿Por qué revisaste mi habitación?

Phoebe notó la vena resaltando en el cuello del mayor, y por un momento quiso salir corriendo de allí y refugiarse en la habitación de su novio, donde él sabía que la protegería si Sirius se enfadaba con ella.

—Hermione me contó todo. Esa tal Umbridge, que se está adueñando de Hogwarts, tortura a mi hermano con castigos inhumanos y Dumbledore ni siquiera tiene idea de lo que pasa en su escuela.

—Dumbledore nunca dejará que algo le pase a tu hermano.

—¡No confío en Dumbledore! —exclamó ella, cansada de hablar del director.

Ella no quería hablar de Hogwarts, de Dumbledore o de Umbridge, ella quería hablar sobre Sirius y su padre. Sobre lo que sea que haya pasado entre ellos en Hogwarts, porque si tenía dudas antes, luego de leer esa carta tenía el doble.

—No quiero hablar sobre Dumbledore. Quiero que me digas la verdad. Toda la verdad sobre... todo. Porque siento que no te conozco. Te enfadaste porque te oculté lo mío con Regulus...

—No te atrevas a compararlo —interrumpió bruscamente Sirius—. Hay cosas que no te conté de tu padre y yo en Hogwarts, pero nada comparado con ocultarme tu relación con mi hermano, veinte años mayor que tú.

Phoebe mordió el interior de su mejilla para evitar aclararle que no eran veinte años.

—Es lo mismo. Te molestaste conmigo porque te mentí pero tú haces lo mismo. ¿Sabes cómo se le llama a eso? Hipocresía —espetó la chica.

Sirius resopló y se sentó en la cama. Si debía ser honesto con él mismo, nunca se hubiera imaginado que la chica le revisara la habitación, pero también debía aceptar que le ocultaba muchísimo de sus años en Hogwarts a sus ahijados. Principalmente, porque no quería que ellos se sintieran decepcionados de él y de su padre, y de lo imbéciles que eran cuando iban a la secundaria.

Pero sobre todo, no quería que se enteraran de los sentimientos que tuvo por su padre en cuarto y quinto año, cuando él estaba completa y totalmente enamorado de Lily.

No estaba enfadado porque Phoebe se había metido en su habitación, sino porque ahora debía darle una explicación. Si era tan terca como solía serlo su padre, entonces no iba a irse de ahí sin respuestas.

—Te conviene dejar el tema —intentó convencerla Sirius.

—No me digas lo que me conviene y lo que no, Sirius. Quiero saber porque... porque era mi padre y tú mi padrino y...

—Quieres saber porque no puedes soportar que algo se salga de tu control, Phoebe. Crees que necesitas saberlo y dominarlo todo, pero no es así.

Phoebe frunció el ceño y se alejó unos pasos de su padrino. Sí, tenía razón. Phoebe Potter era una obsesiva del control y odiaba cuando las cosas se salían de su dominio. Y lo aceptaba, no tenía problema en hacerlo, pero no estaban hablando de ella y sus defectos.

—¿Terminaste de analizarme? Tengo defectos, qué sorpresa. Soy controladora, obsesiva, vanidosa, un poco calculadora me dicen y a veces rencorosa. Soy bruja, pero sigo siendo humana —le dijo de mal humor—. Pero, aunque ame hablar de mí, estamos hablando de ti y de mi padre. ¿Por qué me ocultas cosas de él, Sirius?

Él suspiró, derrotado. A esa pequeña lista olvidó agregarle extremadamente obstinada.

—Estuve enamorado de tu padre. O creí estarlo —admitió el hombre—. Fue algo pasajero. Todos en el mundo mágico me rechazaron por haber quedado en Gryffindor, excepto tu padre. Confundí la amistad con el amor, eso fue todo, Phoebe.

Era obvio que Phoebe no creía que eso haya sido todo, pero luego de unos segundos de un debate mental terminó aceptando la vaga respuesta de su padrino.

Suspiró y asintió, zanjando el tema.

—¿Eso quiero decir que hay esperanzas para ti y tío Remus? —preguntó ella.

Sirius frunció el ceño.

—¿Qué?

—¿Qué? —se hizo la loca.

(...)

—¡Tengo la edad suficiente! —espetó la chica a su padrino.

Remus suspiró.

Llevaba ya un tiempo discutiendo con los adultos. Ella quería unirse a la Orden del Fénix, pero la mayoría de los integrantes no querían dejarla. Sus padrinos y Regulus porque querían mantenerla a salvo, los Weasley e incluso Moody simplemente porque no la soportaban, pero a ella no le importaba en lo absoluto.

Tonks y Narcissa creían que tenía la edad suficiente y les parecía bien que quisiera unirse para proteger a su hermano pero era imposible convencer a los Black y a Lupin.

—Aún tienes diecisiete.

—¿Y? No volveré a Hogwarts.

—No te unirás a la Orden y es mi última palabra, Phoebe Lillian Potter Evans.

—No me intimida que uses mi nombre completo, padrino —le dijo a Remus, cruzándose de brazos.

Regulus, frustrado, pasó su manos por su cara y se acercó a ella.

—Es peligroso, Phoebe —le dijo, evitando el impulso de tomar su mano—. Será más seguro si te vas a lo de los Tonks. Molly y Arthur te llevarán.

—Quiero participar en las reuniones, Regulus. No pretendo convertirme en aurora de un día para el otro. Y no puedes pedirme que me vaya, no cuando están preparando a mi hermano a luchar una guerra.

Sirius bufó y la tomó de los hombros.

—No te estamos pidiendo nada, Phoebe. Te vas a ir a lo de los Tonks porque lo digo yo.

Ella bufó y se deshizo del agarre de su padrino. Luego subió corriendo las escaleras.

—¡Intenten obligarme! —espetó la chica, asegurándose de gritar en el pasillo.

Sonrió triunfante cuando escuchó los gritos del cuadro de Walburga.

Sixteen [Regulus Black]Where stories live. Discover now