Mini Schumi - Formula One

iv. ask me a question

Chapter four

Monte Carlo, Mónaco.

Desperté cuando la melodía del intro de Powers Rangers comenzó a sonar. Max golpeó mis piernas con una patada.

- Apaga esa mierda.

Tanteé el sofá para ver si conseguía encontrar mí celular y así fue. Cuando vi quien me llamaba me levanté rápidamente, un mareo recorrió todo mí cuerpo, pero me dirigí al jardín para poder contestar.

Onkel Ralf

- Tío. - Hablé en alemán, por algún extraño motivo no le gustaba que hablé en inglés y no quería pelear a esta hora.

- Es la segunda llamada que te hago, ¿Por qué no me contestas?

Aleje mí iPhone para mirar la hora, 9 am.

- ¿Has visto la hora? Son las 9 y es sábado.

Exhaló antes de contestarme. - Cuando llame a tu hermano me contestó en el primer timbre.

Rodeé los ojos mientras mordía mí labio inferior.

- No quiero sonar como una maleducada - Un silencioso 'lo eres' sonó en el parlante. - pero ¿Qué quieres?

- Hablé con Corinna, dijo que podías venir el Martes a Alemania. - Volví a rodar mis ojos- Mencionó que tus hermanos no estarían, pero que no podrías estar más de una hora porque tiene trabajo que hacer.

Suspiré mientras apoyaba mí cabeza sobre la mesa. No odiaba a Corinna la entendía, si mi esposo aparece un día para el otro diciendo que dejó embarazada a otra mujer estando yo embarazada, sería igual o peor que ella. El problema era que quería controlar todo lo que tenía que ver conmigo y mi padre, por ejemplo, cuando era pequeña ella eligió los días que podía ver a mi padre.

- Tengo que verlo, Lotus quiere que pase la semana que viene en UK.

- Tus hermanos ya han venido, Maria dejó de trabajar y lo mismo con Mick. Es tu padre del que estamos hablando, todo lo que eres se lo debes a él.

Cerré los ojos y conté hasta diez en mí cabeza. - Ya lo sé, hablaré con la gente de Lotus. Iré el Martes, estaré con él, pero no quiero drama. No quiero que ella vuelva a hacer otra denuncia o que twittee algo sobre mí o mí madre.

- Está bien, adiós sobrina.

Una mano se posó en mí espalda. - ¿Estás bien?

- Sí, es solo Ralf.

- ¿Irás a ver a tu padre?

- Sí.

- ¿Quieres que te acompañe?

Miré sus ojos azules, me transmitían muchísima confianza, eran como un relajante natural.

- Gracias Sebs, debo hablar con Walter para que sepa que el martes estaré ocupada y hablaré con Lando.