XVII

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Chapter seventeen 

Montecarlo, Principado de Mónaco

Las cosas en la casa quedaron un poco tensas, Maggy había salido corriendo sin mirar a nadie y Max se había encerrado en una habitación. Ninguno de nosotros entendía nada, Dani se dirigió al pasillo para poder hablar con el holandés. Sebastian agarró su celular y comenzó a marcar a Kimi.

¿Y yo? Estaba entrando en crisis, estaba sola en Mónaco ¿Y si se perdía? ¿Y si no sabía cómo volver? ¿Y si la secuestraban?

Una mano se apoyó en mí hombro. - Estará bien, conoce el idioma y a varias personas aquí.

- Pero Charles, ¿Y si le sucede algo?

- Sebastian se está encargando, nunca dejaría que le sucediese nada. - Me regaló una sonrisa.

Estuvimos esperando, Räikkönen llegó casi al segundo de que lo llamaran, Alex y George estaban comiendo en la cocina con Charles. Ricciardo y Verstappen todavía no aparecían, y no se sabía nada de Maggy. El sonido de una puerta abierta nos sacó a todos de nuestra burbuja.

Max se acercaba a nosotros con sus ojos y nariz roja, el australiano venía abrazándolo por los hombros.

- Lo siento... Ella y yo peleamos y...- entre tartamudeos intentaba hablar. - mencionamos a nuestras familias y las cosas se descontrolaron e intenté frenarla, pero le hice daño y eso estuvo mal.

Max parecía destruido, creo que fue por eso mismo que Kimi no se le tiró encima. Y la puerta sonó, corrí hasta la misma para abrirla, Lewis se asomó en la entrada.

- Lo siento, Sebastian me llamó. Dice que todavía no la encuentran.

El inglés se adentró a la casa, estábamos todos en el living planeando que íbamos a hacer.

- Creo que deberíamos dejarla, mañana podremos verla en la Qualy. - Habló George por primera vez en la noche.

- ¿¡QUÉ!? NO PODEMOS DEJARLA SOLA. - Y ahí estaba yo perdiendo totalmente el control.

- Lando, basta. - Carlos me agarró el brazo. - Gritar no ayuda en nada.

- Quizás necesita su espacio. - Vettel habló con total y completa calma. - Deberíamos saber dónde está solo por seguridad.

- Hablé con Walter, no está en el hotel, dice que va a preguntar a los ingenieros que están en la pista. - Kimi fue hasta la cocina. - Antes lo hacía más fácil.

- Es cierto. - Lewis habló. - Iba a una pista y entrenaba por horas.

No entendía nada, ¿Ya lo había hecho antes? Nunca habíamos hablado de esto, nunca mencionamos este tipo de ataques.

- Hablaré con el resto de los pilotos quizás alguien sabe... - Dani fue interrumpido por el tono de llamada del celular de Sebastian.

- ¿Charles? Espera, espera. Te pondré en altavoz.

- Estábamos con Pierre, Antonio y Arthur, íbamos a comer y Maggy llegó a la casa. - habló Charles. - Se sentó en el sofá y no se ha hecho nada. Mira al televisor y ni siquiera habla.

Miré al alemán.

- ¿Puedes pasarle el celular? - Un claro de parte del monegasco le dió el ok para que comenzará a hablar el alemán. - Sabes que no debes hacer esto, lo hemos hablado Mags. No puedes irte sin avisar.

Un sollozo se escuchó a través del parlante del celular. Mí corazón dolió, ella estaba sufriendo y estaba sola. ¡Necesitaba estar con ella, ella me necesitaba!

- Max tiene razón, soy egoísta y solo pienso en mí. Mamá tenía razón yo no merezco nada de lo que hago. - La voz de la rubia se cortaba. - Todo lo que tengo es por mí apellido, no soy nadie. Sebs, Max tiene razón.

» Mamá lo sabía, nunca he sido nadie. Ella siempre dijo lo que debía o no hacer, me dijo que tenía que ganar, que tenía que ser como papá. Pero yo no quería, no sé que quiero. Tengo 19, quiero hacer cosas de adolescente, quiero beber, quiero salir, quiero conocer, quiero estudiar. Sebs, ya no tengo a mama, ya no tengo a nadie.

Empezó a respirar más pesado. Todos estábamos en shock, no nos esperábamos esto. Estaba rota, necesitaba nuestra ayuda.

- Está bien pequeña, podemos hacerlo juntos. No estás sola, nos tienes a nosotros. - Kimi comenzó a hablar. - Me tienes a mí, a mí familia, la familia de Sebs, a Max, a los chicos, no estás sola linda.

- ¿Recuerdas la película que vimos ayer en la mañana? Era de Marvel, la pelirroja dijo que sus sentimientos la hacen más fuertes. - Comentó Hamilton. - No dejes que tus pensamientos negativos ganen Maggy.

Un silencio se escuchó por toda la casa, hasta que se escuchó un susurro, "No puedo respirar" y me alarme de inmediato.

- ¿Charles? - habló Sebastian. - Tendrá un ataque de pánico, ¿Puedes llevarla a una habitación? Ahora iré a buscarla.

- Si, si, si, yo ahora lo hago. - La vos del castaño se escuchaba nerviosa. Colgó el celular y se dirigió a la puerta.

- ¿Puedo ir contigo? - Pregunte rápido. El alemán miró al finlandés para luego asentir con la cabeza.

Íbamos en camino a la casa de Charles, era difícil pensar en otra cosa que no sea ella y sus palabras.

- ¿Le sucede muy seguido? - pregunté tímidamente.

- Lo siento Lando, pero no puedo hablar de esto contigo. Debes preguntarle a ella.

El resto del viaje sucedió en silencio, mí cabeza iba a mil por hora pero todo se detuvo cuando llegamos a la casa de los Leclerc. El rubio me dijo que me quedara con los chicos y los tranquilizara, pero ¿Quién me tranquilizaba a mí?

- Charles. - El alemán se encontraba frente de una habitación, la puerta se abrió y de está salió el monegasco. Comenzaron a hablar y luego Sebastian se adentró al cuarto.

Leclerc se acercó a nosotros y se sentó, parecía nervioso. Todos estábamos así, nunca había presenciado algo así, no sabía cómo reaccionar. Pero debía ayudarla, y a partir de ahora esa sería mí meta con ella, ayudarla.

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