Mini Schumi - Formula One

v. pizza with you

Chapter five

Surrey, Inglaterra

Carlos se había ido a su departamento en Inglaterra, George había hecho lo mismo, mientras tanto Lando y yo nos habíamos tomado un taxi para llegar a la casa que había comprado. Estamos charlando sobre qué haríamos estos dos días que estaríamos juntos, debía ir a las instalaciones de Lotus a tres horas de la "ciudad deportiva" de McLaren.

- Puedo llevarte y buscarte, sabes que no es problema para mí.

- Lando- Alargue la última vocal, estaba siendo muy terco. - Sabes que no puedo pedirte eso.

El castaño hizo un puchero mientras que hacía ojitos de "perro". ¿Cómo iba a negarme si hacía esas cosas tan tiernas?

- Pero yo quiero hacerlo.

Lo miré fijamente a sus ojos, tenía un extraño color en ellos. Eran tan atrayentes, podría admirarlos durante horas y no me daría cuenta. Quizás me estaba volviendo loca, o él me estaba volviendo loca.

¿Qué estaba diciendo? Vamos Margaret lo conoces desde hace poco tiempo.

- Hemos llegado. - El taxista nos ayudó a bajar las maletas, cuando estaba por entregarle el dinero que debíamos pagarle Norris le entregó las libras primero. Lo miré y el me dio una sonrisa traviesa.

Mire como hacía malabares para poder sacar las llaves de su bolso, así que me acerque y se las pase. Entramos a la casa y me fue señalando las partes esenciales como: salón, cocina, baño, habitaciones.

Dejé mis bolsos en la habitación de invitados y me dirigí al sillón donde él ya se encontraba tirado. Levanté su cabeza y la coloqué sobre mí regazo, eran las 7am, estábamos agotados. El vuelo no duraba más de dos horas, pero teníamos que levantarnos hacer las maletas, ir al aeropuerto, hacer el check in, esperar a ser llamados, subirnos al avión, en fin, el cansancio nos estaba ganando.

- Puedes ir a buscarme.

- ¿Eh? – Sacó la vista de su celular.

- Cuando terminé te mandaré un mensaje, iré en un taxi, pero no quiero molestarte Lando. - Acaricié su cabello- Suficiente con lo que estás haciendo por mí.

Lando se levantó de mis piernas, agarró mis manos y me miró a los ojos. - Tu no me estás molestando, me gusta que estés aquí... conmigo.

Una sonrisa se escapó de mis labios, amaba ese tipo de personas. Esas que te insisten, pero no lo suficiente y cuando tú le preguntas la razón ellos te responden el por qué y te deja desconcertado con la sinceridad que te transmiten. ¿Se entendía? Son esas personas cariñosas que todos necesitamos, y gracias a Dios en la fórmula uno contábamos con varias de ellas.

- ¿Podemos dormir un rato? Sé que tienes que ir a las oficinas de McLaren, pero podemos dormir un ratito. - Levanté mí mano, junté mis dedos índice y pulgar dejando un pequeño espacio entre ambos.