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28 𝚍𝚎 𝙳𝚒𝚌𝚒𝚎𝚖𝚋𝚛𝚎 𝚍𝚎𝚕 2022

𝒞ℯ𝓁𝒾𝓃𝒶

Bastián lloraba a los gritos en mis brazos, por más de que tenga un año y días, sigue siendo bastante pegado a mí y bastante mamero cuando quiere.

Hace una hora se había ido Carolina, Matias, Jorgelina, Enzo, Guchi, Chino, Bauti y Mía. Me revolucionaron la casa, pero ahora se sentía vacía sin los gritos los tres mas chiquitos, la risa de esos mismos por las caras que Bautista le ponía a los mas chiquitos para que rían. La tonada de Enzo y Matías, la risa de Jorgelina, Carolina y Guchi, y las pelotudeces que decía Matías.

- ¿Qué te pasa?- Le digo a Basti como Mía le decía. Sabia que claramente mi hijo no me iba a contestar, pero intentaba prenderlo de la teta, no quería, le daba el chupete, tampoco, la mamadera de un solo golpe la tiró a la mierda, los juguetes los revoleaba por los aires, el pañal estaba nuevo, los dientes estaban siendo controlados con medicamentos y helados y mordillos para que se le calme el dolor.

Llegué a un punto de desesperación porque no sabía que hacer, me estresaba por demás y me ponía mal no saber que hacer, que decirle, que darle para que se calme y pare de llorar. Me preocupaba bastante, pero hice todo lo que estaba a mi alcance.

Hasta que me acordé que, cuando nos juntábamos en la casa de Enzo y Bastián se ponía pesadito, Gonzalo Montiel, que no jugaba a las cartas con nosotros, lo subía a su auto y daba un par de vueltas a la manzana para calmarlo. Si eso no funcionaba claramente íbamos a ir al médico, rezaba que se calme en su paseo en el auto

Íbamos a salir, una salida madre e hijo al parque. A tomar un helado, o a simplemente mirar a los nenes jugar en los juegos públicos del parque.

Luego de manejar un rato con la música al volúmen mínimo, para no despertar a Bastián, llegamos al parque.

Desperté a Morita, y no, no por Rodrigo Mora, si no por el apodo que Carolina le había puesto a penas con minutos de vida. Él se despertó con una sonrisa al ver la cantidad de colores de los juegos públicos y la cantidad de nenes. Amaba a los nenes y que los nenes le den bola. Porque, por ejemplo, con el hijo más grande de Jorge, se llevan mal ya que, el más grande no le da bola por estar jugando a la Play, y Bastián es muy demandante de atención.

Lo deje paradito, agarrado del asiento en el que me iba a quedar yo, y cono pudo, de a pasos coritos pero seguros, se sentó en el pasto y con un par de juguetes se puso s jugar. El estaba en su mundo y yo en el mío sin dejar de prestarle atención a él.

Hacía que un auto pase por el pasto y hacía el ruido típico del auto. Yo reía por como las babas salian de su boca.

- ¡BASTIIIII!- Se escucha a mí derecha, rápidamente levanto la vista. Eva corriendo hacia nosotros fue lo primero que ví. Me había olvidado de que ahora iba a ser común que los vea por lo que están de vacaciones.

Bastián al ver a Eva, empezó a estirarle los bracitos y con sus talones pegarle al piso. Una sonrisa plasmada en su carita me daba uno de las imágenes mas tiernas del mundo.

Una parte en mí interior rogaba que este con Nacho, y no porque lo quiera ver a él (Capaz si, pero disimulemos) pero no me imaginaba la situación con Julieta, siendo que ella sabe lo que pasó entre Nacho y yo.

- Hola chiquitita, ¿Cómo estas?- Le digo a Eva después de que amasó los cachetes de mi hijo y lo llenó de besos mientras él reía- ¿Con quien viniste?- Era obvio que ella sola no podía estar.

- Con papá, ahí viene- Señala para el mismo lugar en el que Eva llego hace segundos. Fachero como siempre, de jeans, zapatillas blancas, remera gris, gorra y anteojos para pasar desapercibido. Venía trayendo una bicicleta.

Reina ; Nacho ScoccoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora