||Gojo Satoru||

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Justo ahora estaba detrás del sofá, escondida. Pues Nanami me está buscando, y sé que, si me encuentra, recibiré infinitos regaños.

¿Enfrentarlos? No, gracias.

—Gojo-sensei. —oí a Yuuji. Pero no me moví a pesar de mi interés.

Entonces Satoru estaba con él. No le había visto desde ese día. Bueno, Nanami siempre aparecía por arte de magia cada vez que me acercaba a él, o él a mí. 

—Dime. —contestó Satoru, y por su tono pude sentir un poco de nerviosismo. Sin tener que verlo, sabía que estaba mirando en todos lados, seguro en busca del rubio. Levanté la mirada y vi su cabellera blanca, él se acababa de sentar en el sofá donde yo estaba escondida detrás.

__ Me di cuenta de que incluso tus pestañas también son claras__ habló Yuuji. Siento que somos almas gemelas al pensar lo mismo.

__ Abajo también. ¿Quieres ver?

Asomé mi cabeza.

—¿Abajo? —dije.

Satoru dio un respingo al verme. Le dediqué una sonrisa, me la devolvió pero volvió a borrarla cuando oyó mi pregunta:

—¿Abajo dónde? —pregunté, viendo todo su cuerpo.

—¿Hace cuánto estabas ahí? —preguntó Yuuji.

—Desde que llegaron —contesté, y volví a mirar a Satoru—. ¿Entonces...? —me interesaba saber en dónde más tenía el cabello blanco.

__Ah.. bueno... __ parecía algo nervioso.

Yuuji aguantó la risa, y eso me confundió más.

Antes de que pudiera explicarme, la puerta se abrió de golpe y, con solo ver su cabello rubio, me escondí de vuelta.

—Te encontré. —dijo Nanami.

Y tuve que levantarme de nuevo.

—Me encontraste.. —suspiré, sabiendo que me va a regañar.

Sin embargo, unos brazos me cargaron. Satoru me puso en su hombro y salió por la ventana, otra vez.

—¿Por qué no usas la puerta? —pregunté, aferrándome a su cuerpo.

—Las salidas por las ventanas son mejor.

Estábamos lo suficientemente lejos para ser encontrados por Nanami. Solo árboles nos rodeaban, jamás había llegado a esta parte de la preparatoria. Bueno, nunca quise explorar. Satoru me bajó de su hombro y se sentó en el pasto. Copié su acción, quedando a su lado.

—Entonces.. ¿En dónde más tienes cabello blanco?

Me vió boquiabierto, pero luego sonrió__ No es necesario explicarlo__ desórdeno mi cabello.__ Algún día lo descubrirás.

—¿Algún día?

De repente, atrás de nosotros, sentí una aterradora presencia, pero a la vez muy cálida y familiar.

Nanamin.

No me moví de mi lugar, pero Satoru sí lo hizo, él desapareció en menos de dos segundos.

—Nanamin... Yo.. —no me dejó decir alguna excusa inventada.

—Me tenías preocupado.

¿Preocupado? Sí, eso dijo. Yo.. le preocupo.

Caminé a su lado, aún sorprendida por lo que había dicho. Eso me gustó mucho. 

—¿Has pensado en adoptar a una hermosa e inteligente chica como yo?

—No.

—Ay. —una flecha imaginaria me atravesó. Bajé la cabeza.

__ Lo pensaré__ dijo por último.

Me puse tan feliz que un árbol se cayó a unos metros de nosotros. Pero no le tomé importancia y pensé en que se hiciera realidad.

__ Alice, hija de Kento Nanamin __ reí.

Me gusta ese futuro. Pero..

—Toma. —Nanami puso algo en mis manos. Pero, antes de saber qué era, mi vista fue hacia las llamas de fuego. No me había dado cuenta de que el mismo árbol que cayó, se estaba quemando. Al instante me calmé y el fuego disminuyó.

—Lo siento.

—No pasa nada, todo se aprende. Lograrás controlar el don que tienes.

Mis labios se curvaron en una sonrisa suave. Nadie jamás le había llamado a mi destrucción como "don".

Caminé a su lado mientras algunas hojas caigan sobre nosotros. Y sostuve lo que me dio, aún sin verlo. Realmente estaba agradecida por tenerlo. Quería llorar por saber que él me veía muy diferente. Una manera hermosa de ver lo que yo pienso es solo destrucción y sangre. Pero no lo hice, no soy una niña para llorar. Quiero verme fuerte frente a él.

Abrí mi mano y miré el caramelo de café. Mis ojos me brillaron mientras le quitaba el envoltorio.

—¿Qué es eso? —Sin darme cuenta, el caramelo desapareció de mi mano—. Hm.. no está tan dulce. —opinó Satoru.

Nanami, al igual que yo, se enojó. Pero fui yo quien le apretó las mejillas a Satoru y sacó el caramelo de su boca.

—Es mío. —advertí.

Al verlo, recordé el tema de antes. Yo no iba a esperar por saber la respuesta acerca del cabello blanco. Así que, miré a Nanami.

—¿En dónde más tienes cabello rubio, Nanami?

Él se detuvo y miró a Satoru.

Metí lentamente el caramelo a mi boca mientras les observaba a ambos.

—¿Por qué lo preguntas? —me dijo Nanami. Y pude ver que su enojo crecía.

—Bueno.. —le di un vistazo a Satoru, y él negó rápidamente.

Si es algo que molestará a Nanami, entonces Satoru no me lo mostraría en algún futuro. Es mejor no mencionarlo.

—No es nada. —seguí saboreando el caramelo.

Satoru suspiró.

𝗝𝘂𝘀𝘁 Me • Jujutsu kaisenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora