||Eleven||

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Los lunares son algo que despiertan mi interés, y más cuando esa persona me ve como un experimento valioso. Manos frías, alma triste y el olor a cigarrillo me envuelven

No quiero ser tocado por el miedo en tus ojos
No quiero ser abandonado para que mis demonios me encuentren..

«Sacrifice - Zella Day»

***

Pude percibir un olor a alcohol en el ambiente cuando ella entró, y también a cigarrillos. No me quejo, porque la mayor parte de personas fumaba cerca a mi antigua casa. También los señores que cuidaban de mí, en realidad, los que me dieron solo un techo y comida.

Aquella mujer estaba de espaldas. Su cabello era largo y castaño oscuro, le llegaba más abajo de los hombros. Debe ser alguna clase de "doctora"o algo parecido, pues la bata blanca que usa me da señal de eso, dentro de ésta tiene una camisa azul por lo que he notado muy cuidadosa al observar, también pantalones de un tono azulino. Y zapatos de tacones de color crema. Justo cuando ella se giró un poco para tomar unos papeles, pude ver un poco sus ojos. De hecho, sus ojeras demasiado notorias. Me recordó a mí hace unos meses que conocí la serie de "Game of thrones", me quedaba despierta todas las noches por la adicción de continuar los capítulos. Aunque había mucha diferencia de tales ojeras, seguí observándola, y me percaté de su lunar debajo de su ojo derecho, se ve tierno en su rostro. Es solo uno.

—¡Es un placer verla, señora Ieiri! —exclamó Ijichi, respetuoso, pegando ambas manos en sus caderas e inclinándose en forma de saludo. ¿Señora? Ella se ve joven.

Aquella mujer había entrado de frente hacia la camilla, con un aire tranquilo y despreocupado. Aún no me había notado. ¿Debería decir algo? ¿O solo seguir quieta como si no estuviera aquí con ellos?

—Es raro verte emotivo, Satoru. —su voz era baja, apenas audible pero.. pacífica de alguna forma—. Parece que realmente te encariñaste con él, huh —Seguía de espaldas, vi su dedo enrollarse con un mechón de su cabello. Entendí que se refería a Yuuji.

Encariñarse... ¿Quién no podría? Es Yuuji. Un sol.

—Siempre fui un buen tipo que se preocupa por sus estudiantes. —musitó Satoru, sin alzar la mirada. Jugué con mis dedos. Yo aún no lo era—. Todos mis estudiantes. —agregó, ahora me estaba viendo, cerca.

No veía mi reflejo en sus ojos por esa tela, pero puedo jurar que ahora me brillan los ojos a mí por haberme dicho eso. Soy.. su estudiante. Y no tuve que pasar por la prueba del director.

—¿Estudiante? Pero si ella escapó.. —susurró Ijichi, pero le oímos.

Ambos le miramos como si eso lo fuera a pulverizar. Él se disculpó, nervioso.

—No atormentes a Ijichi —otra vez la escuché y es obvio que lo dijo por oír sus disculpas, así que no es primera vez que Satoru molesta a este hombre de traje—. Está atrapado entre nosotros y los peces gordos —¿Los peces gordos? No pregunté nada, porque ella ya se había dado cuenta de que yo estaba aquí. Me estaba observando, curiosa—. ¿Tú quién eres?

Miré a Satoru, y él solo me dio una pequeña sonrisa. La que entendí como un: preséntate. Y lo hice.

—Alice. —me presenté, inclinándome un poco, sin separar miradas. Una leve sonrisa invadió sus labios y el interés pintó su rostro. Ella levantó una ceja, intrigada, y luego miró a Satoru como si quisiera confirmar algo.

—¿Ella es..

—Sí. —le interrumpió Satoru.

Y aquella mujer pareció querer sonreír como si tuviera oro frente a sus ojos, algo que me desconcertó, aunque lo supo disimular.

𝗝𝘂𝘀𝘁 Me • Jujutsu kaisenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora