||Twenty eight||

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Algunas de sus preguntas se resolverán con este capítulo.
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Memorias del pasado, primera parte.

Me molesta tanto.

Su felicidad me fastidia.

Desde la banca del parque, observo a los niños que juegan, llevando una pelota de un lado a otro, ensuciando su ropa y zapatos con barro, y con una sonrisa gigante en sus rostros mientras aquel sonido espantoso llamado "risa" sale de sus bocas. Qué repugnante, pienso mientras bajo la mirada. Me enoja que no tengan preocupaciones. Si supieran sobre los monstruos que andan por las calles, su diversión se arruinaría. Odio a los niños. Miro mi cuerpo. Yo soy una niña... Ahora me odio más.

Sólo tengo once años, y ya parezco una vieja malhumorada que le enoja ver la ropa sucia de los mocosos, y ni hablar de los mocos en sus narices. Asco.

¿Cómo es que cambié de esta forma? Estoy sola. Y seguro lo estaré por el resto de mi vida, algo que.. no me molesta en absoluto, solo me hace pensar en que, quizás, alguien llegue a acercarse a mí y destruya mi tranquilidad. No creo que sea tanto lo que tenga que esperar, en mi mente he hecho una grandiosa idea: llegaré a los treinta y me tiraré de un edificio mientras grito "¡Adiós, asquerosas personas!". Y pum. Todo se acaba.

Dejo a un lado la historieta que leía cuando veo que uno de los niños se acerca a paso tembloroso. Está nervioso, muy nervioso. Se limpia las manos en su camiseta, una que trae un delfín sonriendo y bebiendo un batido, pero que no tarda en oscurecerse un poco por el barro. Dirijo mis ojos a los de él, pero tan pronto lo hago, él baja la cabeza. Alzo una ceja, moviendo el pie, casi impaciente,y también curiosa por su acercamiento. Espero a que hable. No me concentro mucho en sus labios, sino en su nariz, donde goteaba moco transparente. No dura, lo succiona, y me obligo a ver otra cosa. Ugh.

—¿Qui.. qui... —Entonces habla pero apenas le entiendo—.. ¿quieres jugar... con nosotros? Mis.. mis amigos y yo queremos.. que juegues con nosotros —Ahora me ve, y relajo mi rostro por atreverse a mostrar una sonrisa, una que se supone debo ver amable, aunque su cuerpo tiembla—. Yo me alegraría.. que jugaras en mi equipo..

Por un momento creo que estos mocosos no son tan tontos. Por un momento creo que quizás yo pueda mezclarme con ellos. Por un momento siento que socializar es algo que debería de hacer. Por un momento pienso en una palabra, una común que muchos usan: amigo. Entonces.. yo, por un momento...

Él ve mi historieta y, cuando estoy a punto de aceptar, ese niño se va corriendo gritando. Un grito que me dejó sorda por unos segundos.

—¡Límpiate los mocos! —grito, con mi obvio enojo por su acto—. Estúpido niño.. —maldigo, ignorando de nuevo aquel sentimiento que aprieta mi pecho. Su expresión.. cuando él me vio. Esa expresión de tenerme miedo causó un dolor en mi pecho.

No necesito compañía, no necesito a nadie.

Exhalo largo, para calmar el dolor. Eso es suficiente para estar bien de nuevo. Lo que tengo en las manos es mi único amigo que me saca de este infierno, que me lleva muy lejos de la realidad: mi historieta. Que también tiene un extraño título..

Devorador de niños

Sin embargo, eso no le quita lo entretenido, curioso, aterrador que es. Ver explosiones en donde segundos después se convierte en lluvia de sangre es lo más genial que he admirado. Sea quien sea el creador de esto, se merece un premio. Mis ojos ven a esos niños por unos segundos. ¿Acaso esperaban que fuera una de esas niñas que solo les gusta el color rosa y las muñecas con cuerpo perfecto? ¿Que diga un "sí, jugaré con ustedes"? ¡Nada que ver! Odio a los niños, odio a todos.

𝗝𝘂𝘀𝘁 Me • Jujutsu kaisenWhere stories live. Discover now