Capitulo #22

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Beth no dice palabra cuando ingreso por la puerta principal; me imagino que se siente tan acostumbrada a estas situaciones que se ha cansado de tanto pelear. Yo también, las cosas se encuentran tan mal que un confrontamiento con mi madre sería la gota que colmó el vaso, aquello que me declararía como alguien estresada.

Paso derecho a mi habitación, ignorando el tentador aroma a lasaña que se escapa de la cocina. Mi falta de apetito no es cuestión de estar gorda o no, sino del imbatible nudo que me cierra la garganta y no me permite comer. Todo a causa de los problemas que estoy atravesando.

Todo a causa de él.

Jamás pensé que alguien podría causarme tantos problemas en mi vida; tampoco imaginé que él podría despertar tan inmensos sentimientos afectivos en mi interior, innegables, reacios a ser ocultos. Harry Styles es el obstáculo de mi vida; la piedra con la que tropiezo todo el tiempo y no puedo dejar atrás.

Me siento frente a mi viejo ordenador y decido encenderlo, solo para distraerme un poco. La lentitud con la que se inicia me da el tiempo suficiente para seguir llenando mi cabeza de basura, por lo que comienzo a frustrarme más.

Vamos, computadora del demonio. ¡Enciéndete!

Después de dos minutos de inhala...exhala, la pantalla se enciende y puedo comenzar a navegar. Veo vídeos graciosos, visito blogs de moda y hasta ingreso a una página de juegos para niños, pero nada consigue entretenerme lo suficiente. Es como si mi cabeza me obligara a pensar en él, en sus palabras y en todo lo sucedido.
«Mantente alejado de ella» le dijo a Kyle después de molerlo a golpes y dejarlo en el hospital con una conmoción cerebral.

Lo cierto es que además de mis afectos por él, siento el enojo que me profiere; después de rechazarme en la cara se digna a amenazar a otros chicos para que no se me acerquen, como si fuese tan dañina para que alguien pueda estar conmigo. Sus razones son tan desconocidas como insensatas y me llevan a un punto de frustración máxima que solo puedo pensar en serenarme imaginando la paliza le daré cuando lo vea al día siguiente.

Apago el ordenador ignorando el blofero que deje cargando.

Por primera vez en muchas semanas, decido acostarme civilizadamente sobre la cama: utilizando las sabanas para taparme y recordando que el dormir boca abajo es la peor forma del mundo para descansar y que debo ignorarla.

***

-¿Piensas decirme a donde estuviste anoche?

Robbie tiene el periódico en una mano y el café en la otra. Siempre utiliza la misma técnica: parece estar tranquilamente leyendo las noticias, pero apenas me acerco saltan las preguntas.

Pasó derecho a la alacena para servirme otra taza de café, con la esperanza de que sea tan bueno como el del día anterior.

-Fui a visitar a un amigo al hospital-respondo de espaldas. De nada sirve andar con rodeos, por lo que decido ir directamente al grano-. Tuvo un pequeño accidente en el colegio.

"Accidente". ¿Así se le llama cuando los puños de Harry Styles caen sobre todo tu cuerpo?

-Amigo...-repone, suspicaz.

-Si papa, amigo-este es el típico rollo del padre sobreprotector, en el que Robbie recela sobre todos los chicos de los que le hablo, sin creer que sea posible tener un amigo sin que sea necesariamente con derecho a roce.

-Es broma. ¿Qué le paso?-doy un sorbo al café hirviendo; está demasiado caliente y amargo. Trago a mi pesar antes de volverme hacia el con los ojos llorosos.

-El...-permito que mi lengua escocida se recomponga antes de continuar-, se lastimó en la clase de gimnasia.

Robbie baja el diario y me dirige una mirada recelosa.

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