Capitulo #40

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Siento que el alma se me cae a los pies cuando el pronuncia aquellas palabras, con tanta naturalidad, como si me estuviera diciendo la hora o algo así. Los brazos se me aflojan a los costados y todo signo de enojo en mi cuerpo se reemplaza por el desconocimiento.

Si, de repente me siento totalmente desorientado.

-Espera, ¿qué?-pregunto,  cuando él se gira nuevamente para retirarse. Un suspiro de frustración escapa por su boca cuando tiene que frenarse por tercera vez en los últimos diez minutos.

-Madre Santa, nunca te conformas-rodea los ojos y se planta delante de mí-. Lo que te he dicho: Elizabeth fue una vieja amiga de la secundaria, pero no fue más que ello.

-¿Una "amiga"?

-Bueno, quizá un amor adolescente, pero el punto es que, ¡sucedió hace como veinte años! ¿No iras a preocuparte por eso?-me lanza una mirada inquisitiva. Se cruza de brazos y un bostezo fingido sale por su boca, como si toda esta situación fuera un maldito chiste.

Ojala lo fuera.

-Bueno, considerando que su hija ahora es...no sé, ¡mi novia! Creo que sí importa-no puedo creer que no vea lo horrible de todo esto; casi podría ser un hermano de Skylar si algo mas hubiera ocurrido entre ellos dos y él se lo toma tan a la ligera...

-Bueno, no estoy seguro de esto último, ¿de verdad lo es?-sonríe y esta vez se larga, sin retenciones ni objeciones.

Me quedo completamente solo en la cocina, con el vaso plástico en la mano y los vellos de los brazos a flor de piel. Mi mente no trabaja con claridad, luego de recibir semejante información que posiblemente me deje en shock por los próximos diez años de mi vida.

Penny aparece en la habitación justo cuando pienso en marcharme.

-Tú y tu padre deberían dejar de pelear tanto-dice, como si fuera tan fácil. Se acerca a la alacena casi vacía que no podemos permitirnos de rellenar con comida y saca el último paquete de frijoles pre hecho. Su mano me hace el típico ademán de 'prepara la mesa', antes de ponerse con las legumbres que tiene en frente-. Sandy Reynolds debe de estar preparando una telenovela con sus discusiones.

-No lo sé, abuela-extiendo el viejo mantel con diseños de cacerolas por encima de la mesa de madera. Migas de la cena anterior caen al piso cuando la tela se abre completamente-. Eso deberías decírselo a él, yo no tengo la culpa.

Cuando paso por su lado para buscar los platos del lavavajillas, una de sus frágiles manos se aferra a mi muñeca.

-Harry, tienes que olvidarte de las drogas-me advierte, con los ojos abiertos de par en par. Observo  a esta corta distancia, cada una de las arrugas de su cara, que parecen más pronunciadas ahora que hunde las cejas-. Puedo ayudarte, hay grupos de dro...-

-No soy un adicto, abuela-me suelto de un tirón brusco, gesto que la asusta un poco-. Nunca en mi vida he probado una droga y no lo hice antes de la pelea.

-Hijo, de nada sirve poner excusas ahora-aunque su rostro permanezca impasible, su voz denota cierto enojo-. Lo hecho, hecho esta y no puedes volver el tiempo atrás.

-Ugh, no entiendes nada...eres igual que el-llevo dos platos hasta la mesa y los reparto. Ya no es como hacerles entender a las personas que no me drogue; todos están tan concentrados en recomendarme centros de rehabilitación que no se toman un segundo para escuchar la realidad. Es decir, ¿cómo podrían tenerme tan poca confianza? Durante toda mi vida he visto en los noticieros las noticias sobre estos 'vagabundos' que terminan en la droga y siempre sentí un profundo asco por ellos, un asco que me llevo a prometer que jamás en mi vida me metería en algo así.

KeeperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora