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Sky

-En fin, lo último que haría sería darle la razón a Marcus-Lena me dice.

Estamos sentadas en la cocina de mi casa, con dos tazas de té humeando frente a nosotras. Su visita me ha sorprendido tanto a ella como a mi, pero lo mas importante: me encanta verla nuevamente.

Ultimamente me siento apartada de la sociedad, como si no fuera capaz de establecer mas relaciones sociales. Desde que dejé a mis amigas en Nueva York (las cuales aún tengo que llamar) mi vida se ha basado en permanecer en esta enorme y aburrida casa. Necesitaba charla, necesitaba a Lena.

Río. Ella me dice algo mas, pero mi ocupada cabeza no me deja procesarlo, pues acabo de ver sobre la mesada el celular que Harry se olvidó hace apenas un par de horas y los pelos se me ponen de punta. Ella sigue mi mirada.

-¿Que es lo que tanto ves? ¿Acaba de llegarte un mensaje? puedes contestarlo si quieres.

-No, no-niego con la cabeza, sintiendome triste de alguna manera. Me acerco a la mesada y guardo el celular en el bolsillo de mi sudadera; es como tocar al mismísimo Harry-. Solo quiero guardarlo para no perderlo, es muy escurridizo.

Es ella quien rie ahora, y continua contándome sobre algo que deja de tener sentido ni importancia para mi. El hecho de haber encontrado este celular solo me trae recuerdos sobre lo sucedido hace exactamente cinco horas y veinticinco minutos.

-¿Por que no seguimos pensando en una manera para que la vecina nos pierda el rastro?-sus ojos no están fijos en mi ahora, sino que se clavan en el piso para evitar mi mirada.

-Harry, estoy hablando enserio-lo cojo por la barbilla para que me observe. Nuestros ojos se encuentran y desencuentran en cuestión de un segundo-. Quiero que me hables sobre esto ahora.

Llevo meses, años esperando a recibir mi respuesta, ya que el supuesto argumento no me convence, ¿Serme infiel de la mismísima nada? al menos necesito un fundamento para creerle aunque sea un poco. No me gustan las cosas sin una solución.

-Sky, no quiero que empieces con esto ahora.

-¡Ja! Increible-chasqueo mis palmas sobre mis muslos-. ¿Así que me besas un rato, tenemos relaciones y no me quieres ni contar? Harry: me siento como una prostituta.

-No lo eres-al fin me observa a los ojos y muestra su mirada mas decidida-. Pero si eres una pesada que necesita analizar todo.

-Harry, dime que sucedió realmente.

-Tengo que irme-toma su chaqueta que esta sobre la mesa y comienza a caminar hacia la puerta.

-No te vayas así-me paro y lo sigo por detrás. Él solo toma las llave y comienza a girarla en la cerradura-. Si te vas, no vuelves jamás. Elije.

-No puedo hacer esto ahora mismo-dice y se convierte en sus palabras finales.

-Rubia, ¿estas si quiera escuchandome?-mi amiga me corta el hilo de los pensamientos.

-Lo siento tanto-me froto los ojos con las manos-. No eres tu, llevo así todo el día.

-¿Problemas en el paraiso?-arquea una ceja en una mueca picarona.

-Algo así.

Ninguna de las dos puede decir nada mas, pues el ruido del timbre me obliga a levantarme y dirigirme a la puerta. Reviso por el hojillo para encontrarme con una mirada distorcionada de Kendall.

KeeperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora