Capítulo 49

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Alphard estaba confirmando sus peores temores, no solo que habían decidido ir a increpar a las serpientes en su casa, y que cabía la posibilidad que su tía desencadenara una disputa de sangre peor que la que había entre los Weasley y los Malfoy, y no quería ver a donde se inclinaría la balanza, o al menos eso parecía prometer la mirada que le dedicaba Harry a su tía y a él, había esperado que en cuanto se sentaran el chico les lanzara un lindo repertorio de maldiciones y magia negra que seguramente tenía en su propia biblioteca familiar, pero en su lugar se sentó al lado de su tío, solo un poco más atrás, mientras tras Connor estaba Beatriz parada, dando una suave presión en el hombro derecho de su esposo y Petunia a la izquierda de su padre sujetando suavemente su mano, mientras Lily imitaba a su tía solo que usando cada mano para cada hombro de su hermano.

Si eso no lo habían practicado debía reconocer que lo dejaba impresionado, todo le prometía que aunque Connor era el más firme y casi una amenaza directa, al menos considerando que hasta que el chico no estuviera en su quinto año él sería quien se encargaría del asunto político entre las sombras, pero no intentaban refrenarle, intentaban darle la calma que había perdido con la aparición de Cassiopea, en cuanto a los otros dos, bueno, la presión que Lily ejercía para que su hermano se quedara sentado demostraba quien estaba dispuesto a atacar.

— ¿A qué ha venido? —Gruñó Connor dirigiendo su atención, y una mirada de lo que casi podía jurar era odio puro mal disfrazado, o demasiado para ocultar, y eso es algo que debió de reconocer Alphard, si hasta ahora había escondido tan bien no solo sus orígenes como sus pensamientos de todo lo que ya conocía debía tener una habilidad muy digna de reconocimiento en cuanto a máscaras se refería.

Aún no comprendía cómo logró mantener ese odio oculto mirando a los Balck, supuse que la ni siquiera mención de su tía en la casa tuvo algo que ver.

— Vine a asegurarme que tú, sucio... —Un gruñido de desagrado puro le interrumpió, proveniente del heredero de las serpientes, una clara advertencia de que no siguiera el camino por el que iba—, criaras a los hijos de mi pequeña Ariadna como Merlín manda —Anunció con el ceño fruncido y sus labios curvados de una mueca de desagrado puro.

— El cómo crio a mis sobrinos es asunto mío, por algo Ariadna me dio su custodia y no a usted, ¿Cierto? —La leve curvatura de sus labios debía de ser el intento fallido de esconder la sonrisa de oreja a oreja que debía tener ganas de mostrar ante ese golpe tan bajo, Cassiopea casi deformaba su rostro en una mueca de desprecio y furia ante la puya, una increíblemente certera si debía apostar.

Incluso Alphard admitiría que él dejaría a sus hijos – si los hubiera tenido – a su tía.

— Pese a lo astuta que podía llegar a ser Ariadna siempre eligió mal en quien depositaba su confianza —Gruñó la Black viéndole con un fastidio enorme, y otra vez tenía que aplaudir la firmeza y resistencia que tenía ese hombre, en lo personal no creía aguantar la mirada fulminante que Cassiopea le dedicaba a Connor con tanta frescura.

Tampoco creía que podría aguantar golpearla con un hechizo por esa insinuación.

— Oh, no, no se equivoque mujer, ella era más inteligente y astuta que cualquiera —Corrigió con una mueca de advertencia y fastidio— Ella sabía que querrías venderlos para unirlos a tu familia como intentaste hacer con Ariadna en su momento —Asevero el hombre con una frialdad que dejaba en claro que había estado tan de acuerdo con su media hermana como con que intentase lo mismo con sus sobrinos.

— Quería que Ariadna estuviera con un buen hombre —Gruñó aunque para ese momento Alphard miraba a su tía con desconcierto, ¿A quién había intentado unir con los Slytherin y porque nadie se había enterado?

¿Evans?... No, Peverell y ¿Serpientes?Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon