Capítulo 33

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— Entonces le lancé la maldición traga-babosas a un idiota de cuarto, debiste haberlo visto Harry ¡Fue increíble! —Proclamó James con una sonrisa emocionada a pesar de que le estaba hablando de una batalla campal contra toda la casa de las serpientes.

¿Y no fue eso un shock? Aún no podía creer que se haya producido tremendo duelo entre los leones y serpiente, y que ningún profesor se enterara.

— Eso les enseñará a esos idiotas a no intentar meterse en los pantalones de un león —Aulló Sirius con una sonrisa un tanto psicótica que prometía que lo repetiría si la situación se daba.

— Eso fue aterrador —Se quejó Peter temblando, probablemente una de las pocas, tal vez inclusive la única vez, que le daba la razón a la rata, algo así para chicos normales debió haber sido aterrador.

Lo que, por supuesto, prácticamente debió haber sido para pocos en la torre y los primeros años, después de todo, la mayoría creía que ser valiente era sinónimo de ser idiota.

— Yo sigo sin entender cómo es que no llegó ningún profesor —Admitió Remus suspirando ante la idea de que no tendrían una detención masiva.

Y no hubo baja de puntos - pensó Harry de forma distraída porque ciertamente a él no le importaba el castigo, ni Lily ni él estarían incluidos al no participar en eso.

— Chicos, no era necesario que hicieran tanto caos por mí —Murmuró Harry confundido por sus acciones, muy confundido la verdad, entendía que Hermione y Rómulo hicieran ese tipo de cosas, ellos habían vivido una guerra con él y eran como hermanos o algo así, habían derramado sangre juntos y él quería creer que eran como hermanos aunque no estaba seguro de si ellos pensaban igual, después de todo cada uno había vuelto a nacer y vivido nuevamente, y tal vez eso creó una brecha en su hermandad.

— ¡Claro que era necesario, Evans! Teníamos que defender tu honor, alguien debe protegerte —Comunicó Sirius sonriente y Remus palideció al terminar de salir esa frase de los labios de su amigo al comprender que probablemente su amigo acababa de tocar la vena sensible de Harry al notar un ligero tic en el ojo derecho del chico que sí no fuera porque era un lobo ni lo notaba, estaba dispuesto a hablar para evitar que el chico se enojara pero este respondió antes de que él pudiera poner paños fríos.

— ¿Proteger mi honor? ¿Qué necesito que me protejan? —Gruñó apretando los puños enfadado, todos sus músculos tensos— ¡No necesito a nadie que proteja mi honor! ¡No soy una doncella indefensa que necesita a un príncipe azul o un sequito de protectores! —Rugió antes de largarse a su habitación esquivando a los diferentes leones que se curaban las heridas obtenidas, presumiéndolas a los más jóvenes, felicitándose entre ellos o bromeando sobre la batalla.

Los merodeadores estaban un poco sorprendidos por la reacción del joven, sí bien era cierto que parecía tener una actitud explosiva normalmente no era tan fácil que este gritara, incluso estaban por salir a buscarlo cuando Rómulo y Hermione los detuvieron.

— Denle un poco de tiempo, nos lo topamos antes de llegar y parecía iracundo, no creo que les haya gritado solo por defenderlo, solo necesita calmarse —Ofreció Rómulo viéndolos con un intento de mirada comprensiva.

Habían tenido que lidiar sobre toda la mierda de baja autoestima que a veces tenía Harry que parecían brotar cuando no hacía lo que esperaban de él como niño de la luz, una tontería en opinión de Rómulo, su amigo no tenía que llenar las expectativas de nadie, además de la pequeña clase práctica de castración Mágica (algo muy interesante debía admitir) él en realidad seguía con enojo, él conocía a su amigo y sabía con seguridad que no había descargado todo lo que tenía  y lo había soltado con poco cuidado frente a los merodeadores por pinchar un pequeño tema sin importancia, así de fosforito era él.

¿Evans?... No, Peverell y ¿Serpientes?Where stories live. Discover now