Capítulo 32

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Bellatrix en estos instantes agradecía todos los entrenamientos de la familia Black, y la constante exposición de magia oscura porque la magia oscura que se liberaba en ese momento era sofocante, tanto que incluso le estaba costando no echarse a temblar, los ojos de Harry miraban con un sentimiento indescifrable a los cinco chicos que aparentemente no habían tenido tan buen entrenamiento en dicho arte porque al menos un par estaba en el suelo temblando teniendo problemas para respirar, los ojos verdes del chico brillaban de un modo que resultaba antinatural, como había escuchado que era la maldición asesina en realidad.

— Bellatrix vete —Ordenó con voz helada y ella sintió la imperiosa necesidad de obedecer, tal vez solo la presión mágica la mantenía en su lugar al igual que a su hermana, necesitó un inmenso esfuerzo abrir la boca para hablar.

— No puedo irme sin que estos sujetos paguen —Logró decir pero su voz no tenía la fuerza que acostumbraba, como sí incluso mover su mandíbula fuera difícil más bien como sí el mero hecho de existir se volviera pesado con la presencia mágica que parecía querer ahogarlos.

— Solo váyanse —Ordenó el chico y Bellatrix notó algo, incluso sí dejaba de lado que parecía arrastrar las letras sonaba como sí le costase hablar en su idioma, tenía un acento raro, extranjero quizás, pero antes de que pudiera replicar Andrómeda le jaló la manga, con algo de dificultad volteó a verla y se sorprendió, parecía que le estaba costando mantenerse de pie y supo que tenían que irse de ahí antes de que colapsara en un ataque de histeria, Harry estaba tan furioso que no podía contener su poder y sí seguían ahí más tiempo tal vez sufrieran daño colateral.

— Lo dejo en tus manos —Agarró el brazo de su hermana para comenzar a mover los pies a su sala común, mientras más se alejaban más fácil se volvía caminar o respirar hasta que después de cierta distancia se sentían como si nunca hubiesen sentido aquella presión.







Mientras tanto Hermione estaba viendo lo que solo podían describir como una batalla, tal vez una guerra, entre la casa de los leones y la de las serpientes, habían movilizado sus trucos para que los profesores no se enterasen, los Slytherin intentaban esconderse entre los decorados de las paredes para evitar la furia de los Gryffindor, algunos estaban ahí por lo ocurrido con Harry (cortesía de sus compañeros de cuarto que regaron el chisme como pólvora), se sentían asqueados de las intenciones para su compañero, otros por mera rencilla entre casas (¡Una excusa tan perfecta para patear traseros no puede ser desperdiciada Mione! Proclamó Rómulo), y algunos otros habían escuchado de lo que le había ocurrido a Mary, porque sí, se habían encargado de regar ese conocimiento a los sangre pura de las otras casas que lo pasaron a los nacidos de muggles para que tuvieran cuidado, aunque ellos en realidad no lo creían, los más sabios simplemente guardaron silencio completo).

— ¿Crees que ya le dimos el tiempo suficiente? —Preguntó Rómulo a su lado, suspiró haciendo cálculos mentales para comprobar sí ya era el momento de ir a buscar a su amigo para controlarlo y que no matara a nadie (Harry solo tenía una muerte en su haber a través de la maldición asesina mas nada le impedía dejar a alguien desangrarse); pero no era sencillo, Harry les había pedido una distracción que evitara que las serpientes pudieran acercarse a Severus para que pudiera interrogarlo con calma (todos sabían que su mayor informante sería su mejor amigo), pero el chico tampoco era un hueso fácil de roer, además que la exposición a Harry hacía costoso saber que tan sencillo caería. El Severus que conocieron eran un espía entre las filas de Voldemort, sabían lo duro que era sacarle información.

— Vamos a buscarlo —Anunció alejándose del lugar con Rómulo a su lado, tenían una idea más o menos clara sobre en qué parte del castillo se encontraban, sí entendían bien el pensamiento de Harry, y probablemente eran quienes más lo entendieran, estarían por el pasillo que daba al patio, en el momento en que entraron al pasillo sus alarmas se activaron al ver a Lily caminar, casi dando saltitos, con una sonrisa demasiado dulce.

¿Evans?... No, Peverell y ¿Serpientes?Where stories live. Discover now