Capítulo 46

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Bien, era cierto que Harry tenía una inmensa experiencia tratando con asuntos extraños, toda su primera vida era un ejemplo absoluto de ello, que nunca tuvo un segundo de paz verdadera, pero lo que nunca esperó, ni había siquiera considerado en sus planes, era la noticia que le llegaba de parte de sus tíos justo en ese momento, sin aviso previo, nada de precaución, soltaron una bomba mientras Sirius y Alphard Black estaban sentados en la cafetería, la sonrisa que tenía el mago mayor era tal que Harry comprendió porque Alphard y Sirius se llevaban tan bien.

— ¿Y bien? —Preguntó el mago mayor tras varios segundos en los que ninguno de los tres chicos supo que hacer— ¡Vamos chicos! Es cierto que esto es muy repentino pero ahora seremos socios, con algo de suerte nuestras familias se unirán en negocios y esto fastidiara a mi familia hasta puntos insospechados —Anunció sonriente mientras veía el lugar.

Era cierto que había planeado empezar durante las vacaciones con las reformas en el lugar, pero en cuanto supo de que los Evans estarían invitados al cumpleaños de los Malfoy decidió mover fichas para hacerlo antes, eso le daría una excusa para llegar tarde a la odiosa fiesta (porque sabía el grano en el culo que se volvían los Malfoy si rechazabas algo de ellos y prefería evitarse esa mierda por pequeña que fuera) para ir por los Evans, que hasta donde se imaginaba asistirían, y sin un mago mayor que los llevara bien podrían quedar en ridículo y no quería imaginarse el caos que eso representaría, siendo él un socio directo, se vería mejor que sea él quien los acompañara.

Y mientras que su querido sobrino sonrió y comenzó a preguntarle a los señores Evans sobre que podía hacer para ayudar, la pequeña Lily, ya había recibido mención de los padres que era mejor usar sus nombres en esos casos, solo se levantó, asintió, y fue a revisar que la cocina del lado mágico estuviera bien equipada y preparada, pero lo que le puso nervioso fue el pequeño Evans en quien su sobrino había puesto el ojo (aunque el niño no se diera cuenta).

Alphard entendía con notoriedad su gusto por el menor de ojos verdes, porque ese chico en solo dos años ya estaba siendo invitado a eventos de tal nivel como el cumpleaños de una Lady (Malfoy encima, no importaba que fuera de otra familia antes, sabía que todos los Malfoy por sangre o matrimonio eran pretenciosos de las apariencias); no emanaba magia en ese momento pero podía notar la amenaza que era, y esos ojos verdes brillantes parecían buscar el mejor modo de darle caza, incluso sentado en la comodidad de su hogar, en su territorio, no abandonaba el porte elegante y estético que incluso un Black debía admirar y reconocer (y, sí se permitía decir, temer), pero lo peor era que sabía que ese chico no era como los otros leones, mientras que la mayoría de leones se lanzaban a la pelea sin estrategia ese chico tenía todas las papeletas para ir a la casa de verde y plata y esa mirada se lo recordaba, casi que entendía porqué la loca de su hermana Walburga quería tenerlo en la familia.

— Así que esa es la cuestión —El tono calmado y elegante, más propio de un hombre de negocios o un Lord que de un niño, le hizo preguntarse si no había cometido un error— Espero me disculpe por mi silencio anterior pero me encontré increíblemente sorprendido de que alguien decidiera crear un centro de ocio mágico fuera del callejón Diagon —Buena mentira, si no fuera porque creía que el chico pensaba más que lo decía se lo hubiera creído, él notó el tono burlón que usó, le llegó muy bien la nota de "alguien de su sangre"— Especialmente con la fama que tiene vuestra familia, pero me alegra decir que espero que nuestro negocio avance y devuelva la ganancia invertida, en realidad, me encargaré de ello —Anunció antes de extender su mano como si fueran a cerrar un trato.

Le sorprendió bastante, pensó que el niño no iba a puntuar lo obvio con respecto a su linaje, pero no se lo guardó y lo lanzó pero con tono cortés.

— Eres demasiado formal para un chico de doce años, deberías aprender a relajarte —Recomendó pero aun así tomó su mano, lo último que quería es que el chico, supuestamente vengativo y letal si los rumores que le había contado Slughorn tras unas copas eran ciertos, le tomará como un enemigo.

¿Evans?... No, Peverell y ¿Serpientes?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora