Capítulo 56

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Sirius esperaba emocionado aquello, la fiesta de Halloween estaba empezando, un preludio para la fiesta de Samhain que haría Slughorn, lo único que faltaba era que aparecieran los dulces, a su lado James parecía enfurruñado porque no había encontrado una broma digna del momento, era la fiesta de las travesuras, tal vez de las pocas cosas muggles que habían pasado al lado mágico refiriéndose a aquella fecha, Harry y Lily intentaban contener sus sonrisas divertidas, y pronto los dulces hicieron aparición, en lugar de solo aparecer la mayoría habían sido escondidos, solo los coulant habían aparecido al igual que copas de helado directamente, ganándose miradas desconcertadas de todos al solo ver los volcanes de chocolate y el helado.

Todo comenzó cuando algunos alumnos pusieron los fondant de chocolate en sus plastos, conformándose con los escasos dulces, solo para que antes de que les clavaran la cuchara estos comenzaron a hacer ruido, y antes de que alguien pudiera entender, o preguntarle a los profesores que parecían tan confusos como los alumnos, y entonces los dulces se contrajeron antes de que soltara un chorro de chocolate como una erupción, varios alumnos se apartaron, pese a que sonreían divertidos, y cuando otros se acercaron a las copas de helado los caramelos redondos que reposaban en el helado se giraron mostrando que parecían ojos, con sus pupilas contrayéndose y siguiéndoles, además de los gritos emocionados, un poco asustados quizás, pronto le siguió ruido de aleteos, un instante después bombones en forma de murciélagos surcaron el aire comenzando a revolotear, de debajo de las mesas salieron caminando los cupcakes decorados cual arañas.

Babosas de miel se arrastraron por el lugar, conforme el tiempo pasaba más y más dulces, con las formas más apropiadas a aquella fecha, los Gryffindor miraban estupefactos a los merodeadores, esperando que fuese alguna clase de broma de Halloween, al igual que algunos profesores, pero los merodeadores en su mayoría estaban tan emocionados como divertidos, en parte resultaba divertido tener que "cazar" los dulces, los niños más jóvenes miraban con alegría y emoción aquello, aparte de los ruidos de emoción, jadeos y ruiditos de sorpresa, no había nada que llenase el ambiente, o no hasta que un alumno de Hufflepuff habló.

— Esto es de los Evans —Intentó decirlo solo para con sus amigos, pero el gemido que le acompañó tras morder uno de los pastelillos con forma de araña había llamado tanto la atención que todos pudieron escuchar aquello, y lo que le hacía saber que aquellos dulces eran de los Evans era que ese Hufflepuff era cliente frecuente de la repostería de los mismos.

Las miradas de todos se centraron en ellos, los Gryffindor estaban entre sorprendidos, confusos y emocionados, los Ravenclaw estaban asombrados, sorprendidos ante la imaginación de aquel evento, los Slytherin estaban boquiabiertos, no del todo seguros de cómo tomarse que los Evans pudieran meterse tan fácilmente con la comida de uno de los eventos que más se cuidaban dentro de Hogwarts, los Hufflepuff parecieron divertidos ahora que sabían que era una "broma inofensiva" y pronto comenzaron a comer los dulces, los Evans se levantaron de sus lugares, con una sonrisa maliciosa, Harry le hizo una seña a Sirius para que se levantara al igual que él, a fin de cuentas había ayudado casi tanto como ellos a la hora de hacer aquella pequeña diversión, levantándose para comenzar a hacer reverencias.

— Un pequeño regalo de Evans Garden para el público, como reposteros no podríamos dejar pasar dar un poco de diversión por estas fechas —Anunció dando reverencias de casi noventa grados, cual actor recibiendo una ovación, Lily hacía lo propio dedicando una adorable, pero misteriosa, sonrisa, el propio Sirius no podía evitar imitar al más joven, no tardaron mucho en recibir unos cuantos aplausos.

Solo faltaba la fiesta de Samhain que hacía Slughorn y listo, y por lo que notó el profesor de pociones estaba considerando hacer encargos a la cafetería de los Evans para las fiestas posteriores, por el brillo malicioso en los ojos de Harry tuvo el presentimiento de que en realidad no se habían dedicado únicamente a dar un brillante y divertido espectáculo para los alumnos, pero tras acabar la cena menor todos iban a su propias salas comunes para prepararse para la cena, y mientras que los Gryffindor luchaban por poder hablar con los Evans para preguntar cómo habían logrado tal cosa, o pedir dulces para los próximos meses, mientras tanto un buen puñado de Slytherin estaban más concentrados en otro asunto, la fiesta del club de las eminencias.

¿Evans?... No, Peverell y ¿Serpientes?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora