Capítulo 47

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Lucius admitiría que estaba de buenas, la fiesta iba tan perfectamente que hasta le parecía raro, todos los sangre pura invitados luciéndose con sus mejores galas, los escasos mestizos trabajadores del ministerio mantenían el aspecto amigable y formal, cierto era que aún no llegaban ni los Black ni los Evans, pero sabía que los Black no faltarían y si tenía un poco de suerte los Evans se negarían al no poder aparecerse.

No es que le cayeran mal los Evans, una vez sabías tratarlos eran agradables, pero sabía que solo podría ocurrir un resultado si ellos aparecían en la fiesta, el caos, solo haría falta un comentario, un solo comentario que hiciera enfadar a Harry, y ni todos los magos reunidos podrían detener la masacre que se desataría, no importaba que hubiera muchos adultos que supieran una gran variedad de hechizos, encantamientos y maldiciones, ese chico no le importaría el limite a romper y si los rumores eran ciertos toda la mansión acabaría incendiada, explotada y tan dañada que no volvería a vivir nadie en ella.

Pero se permitió relajarse al ver a los últimos en llegar, debía admitir que ver a los Potter y los Lupin no era tan grato, los primeros solo eran invitados gracias a la fama del Lord y su fortuna, mientras que los Lupin lo eran debido a su cargo en el ministerio, pero los que acababan de llegar eran viejas amistades: los Black, los primeros en entrar eran los lores, Lord Black vistiendo un elegante traje de gala negro que imponía elegancia, poder y respeto, pero la que llamo la atención de todos los invitados fue Lady Black que usaba un elegante vestido negro que detallaba su figura, deslizándose por el lugar como si le perteneciera, los siguientes eran el heredero y el segundo hijo y, aunque odiara admitirlo, especialmente porque entre ambos solo existía una cordial relación que evitaba las largas charlas como si fuera la plaga, pero Sirius Black sabía cómo imponer sin dejar de verse elegante, rebelde y elegante.

— Walburga —Se acercó pronto su madre a saludar, con una alegre sonrisa— Ese es un hermoso vestido —Felicito con una sonrisa aceptando el beso en la mejilla de la mujer.

El resto de Black fue entrando en el jardín donde se estaba desarrollando la fiesta, Cygnus y Druella fueron los siguientes en entrar, él con un elegante traje gris oscuro, con una camisa azul, mientras que ella tenía un fino traje verde bosque, y volviendo a llamar la atención estuvieron las hijas, Bellatrix siguiendo el ejemplo de su tía llevaba un vestido negro con detalles en plateado que lograban que todos voltearan en su dirección, Narcisa tenía un vaporoso vestido verde que parecía volverse neblina dándole un toque etéreo a la joven, el más peculiar de todos los vestidos era el de Andrómeda, tal vez por los fríos colores que llevaban sus hermanas, pero aquel vestido tinto que parecía traer vida y calor en lugar de la frialdad que tenía el resto de su familia.

— ¿Y eso que Alphard no llega con ustedes? —Cuestionó su padre, Abraxas, acercándose a saludar— Según recuerdo confirmó su asistencia y él no suele faltar a un evento cuando dice que irá —Afirmó el hombre con un tono cordial que intentaba no enfadar al hombre frente a él, nadie quería cruzar a un Black y menos al Lord de ellos— Por cierto, debo concordar con mi esposa, Lady Black y las jóvenes doncellas de vuestra casa tienen unos hermosos vestidos —Anunció intentando calmar las aguas que pudiese haber agitado.

— Oh, no debe preocupar Lord Malfoy —Tranquilizo Orión con una encantadora sonrisa que no reflejaba la locura que le caracterizaba— Alphard no tardará en unírsenos, fue a recoger a los hijos de sus nuevos socios del pequeño negocio que decidió patrocinar, los Evans, y la buena Cassiopea solo se le ha hecho un poco tarde con su estilista —Añadió el hombre con calma y en ese instante toda la calma que Lucius pudo reunir aquella noche se esfumó.

Y no fue el único, puesto que todos los que conocían a los Evans parecieron alarmados, especialmente los jóvenes que se encontraban en la casa de Salazar, parecieron escuchar aquellas palabras, un silencio absoluto se instaló en todos aquellos que iban a Hogwarts, y por el rostro de quienes ya habían tenido la desdicha de cruzarlo estaban recordando las pesadillas que tenían después de sus encuentros; por eso cuando el elfo doméstico anunció la llegada de alguien más sintió miedo, miedo que solo aminoro una escala al ver a la mujer.

¿Evans?... No, Peverell y ¿Serpientes?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora