¿Evans?... No, Peverell y ¿Serpientes?

Capítulo 12

Harry se encontraba tumbado en el pasto, se había alejado de los merodeadores solo para darles peso de conciencia haciéndoles creer que sus acciones le habían herido, tal vez un poco casi nada pero ¡hey! Él no era una blanca paloma, merecía esa desconfianza hasta cierto grado. El problema vino cuando Lily se enteró, porque él podía ser una pequeña mierda vengativa, pero no se podía negar que ella era su gemela por algo, se enfadó con ellos y ahora necesitaba un respiro de las pequeñas peleas en la casa de los leones.

Aunque ahora eso pudo haber sido una mala idea, podía sentir la mirada de alguien sobre él, lejos pero concentrada en él, cuando creyó que no lo encontrarían por el resto del día lo sintió, había pocas firmas mágicas que pudiera reconocer tan bien, se giró en la dirección de la que venía esa presencia, a su izquierda se encontraba Dumbledore que se encontraba caminando tranquilamente comiendo esos malditos caramelos de limón.

Cuando el mago mayor se “dio cuenta” de que lo miraba, porque no se creía que eso fuera una casualidad, volteó a verlo con una sonrisa que le daban ganas de golpearle en la cara.

— Harry, muchacho —Le saludó amablemente— que bueno que nos encontramos, quería preguntarte algo —Admitió para instantes más tarde hacer un movimiento de varita logrando convocar una banca donde le indicó que se sentara, con bastantes pocos deseos se sentó al lado del mago.

— ¿Qué me quería preguntar, Director Dumbledore? —Preguntó sin verlo.

— Quería expandir mis horizontes, hace mucho que no voy al mundo muggle y quería preguntarte sobre tu vida en él —Respondió antes de extenderle un caramelo de limón que Harry agarró de mala gana— ¿Cómo es tu familia, tu padre, tu madre? —Cuestiono interesado.

— Bien, mi padre trabaja en un buffet de abogados, mi madre abrió un pequeño local de repostería, mi hermana Petunia es agradable y jugamos juntos normalmente —Respondió amablemente manteniendo la compostura y su actuación.

— ¿No les molesto que tú y tu hermana tuvieran magia? —Cuestionó con semblante preocupado.

— Les tomó por sorpresa, aunque mi madre se lo tomó mucho mejor cuando golpeé a un hombre que intentó abusar de Petunia, mi otra hermana —Siguió la actuación sabiendo que probablemente podría enterarse de sus mentiras.

— Me alegro, hace mucho, en los tiempos en que el castillo fue fundado se debía tener demasiado cuidado con los nacidos de muggles, ya que sus padres podían no tomarse muy bien la noticia —Explicó Dumbledore con una mueca sombría.

— Que tristeza —Murmuró Harry en tono bajo.

Quería fruncir el ceño, hasta donde recordaba, los alumnos nacidos de muggles eran visitados por un profesor de Hogwarts junto con su carta para asegurar a los padres que lo que ponía no era una broma, pero sí lo que decía el vejete era cierto, entonces la costumbre venía de antes, tal vez una medida de protección de los niños magos tanto como del secreto mágico en sí, sí los padres se mostraban reacios entonces un obliviate haría el truco. Y la idea le sonaba tan Slytherin que casi podía jurar que eso pasó y que fue Salazar quien lo impuso, debía revisar el diario del fundador que hablaba sobre Hogwarts en extensión y buscar sí había algo como eso, cosa que no extrañaría, sólo tenía que pedir que los goblins se lo mandaran de su bóveda.

— Y, dime, Harry, ¿De qué es tu varita? - dijo sacando a Harry de sus consideraciones internas - Siempre he tenido debilidad por estas y su creación —Se explicó antes de que alcanzara a hacer una pregunta.

— Acebo y pluma de fénix —Respondió casi en un susurro, no quería responder con honestidad pero no dudaba de que Dumbledore no temiera usar Legeremancia en un menor si sospechaba que le mentía, incluso podía jurar sobre fuego que la usó con él en más de una oportunidad en otra vida, razón por la cual evitaba sus ojos, su oclumancia no era tan buena como para defenderse, algo que no le enorgullecia— ¿Y la suya, profesor? —Preguntó curioso, si Dumbledore pensaba sacarle información el haría lo propio.