Capítulo 50

6.2K 710 117
                                    

Rodolphus estaba dividido en opiniones, sí bien su pequeño hermano, Rabastan, había quedado en Slytherin lo que significaba que él podía cuidarlo, por otro lado ahora estaba igual de rodeado que este por otros alumnos de la misma casa, porque los alumnos de grados superiores le rodearon en su intento de alejarlo lo que seguro sería la "iniciación" para los de primer año, y por muy sangre pura que fuese gracias a los rumores sobre su madre lo meterían, sabía que sentir miedo no debería cruzar por su mente, no con su reciente alianza con la serpiente mayor ahí, pero no se había podido comunicar con este durante todo ese tiempo, aunque sabía por rumores que muy pocos podían comunicarse con él fuera de la escuela (solo los Black en el caso de las serpientes por supuesto, no contaba a Snape y Aysel porque a) el primero era amigo anterior al colegio y b) la chica era una protegida), por lo que casi la había dado por perdida la alianza prometida, y cuando vio a esos chicos sujetar sus varitas comenzó a rezar por la seguridad de su hermano menor (sabía lo que hacían esos idiotas).

— ¿Se puede saber qué hacen? —La voz de Bellatrix dispersó a los alumnos, junto a ella venía Narcissa que mantenía una sonrisa de superioridad considerablemente marcada, y al lado de ella venía Malfoy. 

— ¿Acaso no escucharon las buenas nuevas? —Cuestionó Severus acercándose con un intento de rostro plano, pero esa curvatura de labios era una sonrisa maliciosa, perversa podría decirse— Creía que se enteraron por otros lados y vinieron a felicitar a Rodolphus y Rabastan —Mencionó como quién no quiere la cosa y mientras Narcissa miraba con ciertas dudas al chico, mirada que esperaba que no se mantuviera o alguien caería en malas miradas de la serpiente mayor.

— ¿De qué hablan? —Tartamudeó Avery, aparentemente uniendo los puntos de que los amigos de la serpiente león, o las otras cabezas de la hidra, estaban ahí cubriéndole.

— Harry Evans y los Lestrange trabaron amistad en la fiesta de los Malfoy —Anunció Regulus con una sonrisa come-mierda, y en ese instante los rostros de todos perdieron color, mientras las otras cabezas de la hidra se mostraban como un refuerzo a su nuevo miembro, los agresores parecieron notar lo que significaba eso, que habían perdido completamente a su víctima, o lo que significaba que volvieran a intentar atacarle a cualquiera de los dos.

— Y creo recordar lo que Harry opina sobre las... "iniciaciones", no creo que quieran que él venga en el primer día, ¿Cierto? —Inquirió Aysel acercándose con Andrómeda a su lado, y mientras que los sangres pura que esperaban la iniciación para subir escalones en la cadena de las serpientes parecían decepcionados, por otro lado los que no tenían ni idea de sobre que iba aquello parecían confusos— Creo que muchos de ustedes saben lo que ocurriría si lo obligan a venir ¿O es que quieres dejarle un trauma a los de primer año tan pronto?

Bellatrix giró levemente su cabeza en dirección a Aysel, sin lugar esa mirada y sonrisita eran muy de la casa de Slytherin, pero ese comportamiento tan... Hufflepuff de la chica, tanto compañerismo de parte de la chica, la devoción con la que cuidaba las plantas, y por ser de las pocas Slytherin en haber tomado cuidado de criaturas mágicas, era como una especie de tejón serpiente, por momentos notaba que esa chica era una verdadera serpiente, tal vez debería mantener un ojo encima.

Días después...

Ese mismo miércoles, llegó la clase más esperada de muchos, Defensa Contra Las Artes Oscuras, pero Harry tenía un mal presentimiento, no había visto en el banquete a su profesora (tampoco vieron a ningún profesor nuevo) y Dumbledore no había dado explicaciones, por eso cuando llegó ese miércoles y encontraron el aula abierta ese mal presentimiento solo se acrecentó, todos entraron para sentarse en los lugares sabiendo que la profesora Artemis esperaba que todos estuvieran sentados, y en cuanto llegó el momento de la hora alguien entró en el aula, pero no era la profesora Artemis, no era Flitwick, ni McGonagall, ni ningún profesor que conocieran, entró un hombre totalmente desconocido.

¿Evans?... No, Peverell y ¿Serpientes?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora