➳noventa y seis

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(espacio para que la banda diga que ya llegó, les regalo un dulce de lo que agarré de Yuki, digo de la piñata :D)

samuel

—Hola, ¿qué tal? Bienvenidos —habla la madre de Rubén con una alegre sonrisa.

—Hola, muchas gracias... Ah, al fin llegamos —suspira mi madre, pasando hacia la interior de la casa, deshaciéndose de todo lo que lleva en brazos.

—Hola —saludo con una sonrisa y haciendo lo mismo que mi madre.

—Dejen esas cosas ahí y las otras... Mmm, acá —señala la señora y le ayudo a mi madre a poner cada cosa en su lugar.

—Listo —avisa mi madre—. Dios mío, tenemos tantas cosas por hacer hoy.

Ella sólo asiente, haciendo una mueca, luego me mira y la mueca se borra y aparece una sonrisa amable.

—Rubén está en su habitación, justo acaba de subir, estaba lavando los platos, pero puedes subir a verle —menciona señalando hacia el lugar dicho.

—Vale, gracias, iré a verlo —le digo, miro a mi mamá por última vez y comienzo a caminar hacia las escaleras que conducen al segundo piso de la casa.

Al terminar de subir las escaleras, me dirijo a la habitación de Rubén y me doy cuenta que la puerta está abierta; así que sólo me asomo como si temiera que el rubio tonto me vea.

Y lo veo ahí, de pie, mirando a... nada, es que hasta cuando está sólo actúa como un tonto.

Se da la vuelta y su vista choca con la mía; ¿se dio cuenta que lo miraba y por eso volteó?

—Hola tonto —saludo con una sonrisa, entrando a la habitación.

—¿Eh? ¿ya estás aquí? —pregunta incrédulo—. ¿Por qué no me mandaste un mensaje de que ya venías?

—Lo hice, subnormal, pero sólo me contestaste con un sticker que decía "sí" —le recuerdo.

—Oh, es verdad, no lo leí... Vale, mi culpa, lo siento —se disculpa mientras ríe levemente.

—Es que eres un tontito —le miro divertido, él deja de reír y sólo me mira con una sonrisita en la cara.

Me acerco a él y le doy un beso en la mejilla y luego en la boca, haciendo que su sonrisa se agrande.

—Espera, espera, antes de que me des un abrazo... —coloca sus manos frente a él, como para evitar que me acerque más a él.

—Qué —le miro extrañado.

—Me tengo que cambiar la sudadera, mira, hace un rato lavé los platos y me cayó un trozo de comida —señala la prenda y luego ríe.

—Qué asco, Rubén —niego con la cabeza y doy un paso hacia atrás.

—Ya, que no es nada asqueroso para mí, sólo me cambio y ya, espérame —dice.

Suelto un "ajá" y comienzo a mirar a mi alrededor, encontrándome con su gato, el que no muerde, encima de una mesa y sin decir alguna palabra me acerco a él y tomo asiento en la silla frente a él.

Ay, que estaba a punto de dormir y ya lo he despertado, ni modo.

—¿Cómo dijiste que se llama tu gato? Se me olvidó —pregunto acariciando al gato, volteo a ver a Rubén y sigo esperando su respuesta.

—¿Eh? ¿el gato gordo de ahí? Ese se llama Wilson —contesta contrabajo, mientras se quita la sudadera sucia.

Y ahora de verdad no sé si arrepentirme por voltear a verlo o alegrarme, ¿por qué? Porque he mirado justo cuando tiene la sudadera por la cabeza y como aveces pasa la playera se te sube con la otra prenda; así que lo he visto todo.

¡rubio, ponte el cubrebocas! ➳rubegetta Where stories live. Discover now