➳setenta y uno

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rubén

—¿le dijiste a tu mamá sobre la boda? —le pregunto, después de que su madre se haya ido de la habitación.

joder, que fue un momento demasiado extraño y dios, no, no me desmayé, pero estuve a punto de hacerlo. ¿por qué las mamás son así?

—no, uno de mis amigos le dijo, nunca debí resubir tu estado—responde.

—fue un poco incómodo esto—le digo, rascando mi codo.

—para mí fue muy incómodo y... ya, olvidemos esto, ¿sí? —pide.

—emh... ¿eso significa que no tendremos luna de miel? —bromeo y luego suelto una risa.

—cállate.

me río otra vez, pero mejor me callo, no quiero que me pegue otra vez.

—¿quieres que te presente a mis hijos? que son mis gatos—le pregunto.

—sí, sí quiero—asiente.

—sólo... me pongo una sudadera porque mi mamá me regaña si no me la pongo.

—mmj.

miro por toda la habitación y veo la sudadera que traía en la mañana encima de la cama, camino hasta ella y la tomo entre mis manos.

—me voy a poner esta... fuck—suelto, colocándome la sudadera.

ya al ponermela, noto que soy un completo tonto, porque me la he puesto al revés y la gorra cubre toda mi cara. mierda.

—cállate—le digo cuando escucho un par de risitas.

me vuelvo a sacar la sudadera y antes de volver a ponermela correctamente le saco la lengua, y otra vez vuelve a reír el muy guarro.

—listo ya—le digo.

—¿dónde están tus gatos? —pregunta.

—vamos a ir a buscarlos, espera—respondo.

me pongo a buscar algo por toda la cama, ni siquiera sé que es lo que busco, ah, ya me acordé, ¡pero dónde coño está!

—¿qué buscas? —cuestiona samuel.

—eh, mi... mierda, la traigo puesta—me doy un golpe en la frente—, no sé qué me pasa hoy, joder.

—así de tontito eres siempre—dice.

—ya vamos—le digo después de hacerle un par de muecas.

él asiente y salimos de mi habitación, yendo a buscar a los gatos, pero en la planta alta no encontramos a ninguno, así que bajamos para seguir buscando ahí.

—ahí estás, wilson—casi grito, corriendo hacia el sofá, donde el gordo de mi gato está echado.

llego y me agacho para empezar a acariciar su panza.

—¿ese es tu otro gato? —pregunta samuel, sentándose al lado de wilson, yo asiento—, es un gato obeso, ¿y la otra gatita?

—eh—comienzo a buscar con la mirada a raspy y la encuentro debajo de uno de los sofás, como casi siempre—, ahí.

¡rubio, ponte el cubrebocas! ➳rubegetta Where stories live. Discover now