➳noventa y uno

2.7K 405 417
                                    

rubén

Al final, quedamos en ver una o dos películas, para que al caer más la noche, salgamos hacia el jardín, en dónde se hará la fogata, para ver quien se termina meando primero, digo, para contar cosas paranormales y así, hace mucho que no hacía cosas así y se siente increíble.

La película que Auron mencionó desde el principio fue una de las elegidas para verla y otra que propuso Willy.

—Ve por las palomitas, Rubén, en lo que elegimos la película, ¿vale? —me dice Samuel.

Yo asiento, me entregan las bolsas de palomitas y me dirijo a la cocina o donde vi que la madre de Samuel se fue hace ya un rato.

Llego hasta la puerta y al echar una mirada al lugar me doy cuenta que sí es la cocina, cuando paso por el marco de la puerta me doy un golpe en el codo con este, soltando un quejido audible.

Así que al entrar a la cocina, la madre de Samuel ya tenía la vista hacia mí.

—Eh, hola, otra vez—hablo, entrando a la cocina.

—¿Qué pasa, Rubén? ¿necesitas algo? —me pregunta amablemente.

—Eh, sí—le muestro las bolsas de palomitas.

—Ven, déjame ayudarte.

Me acerco a ella, dejo las bolsas encima de la barra y comienzo a sobarme el codo disimuladamente, sí me dolió.

—Mi hijo y tú hacen una muy bonita pareja, de verdad—suelta derrepente.

—¿E-eh? —le miro nervioso.

Mete una bolsa de palomitas al microondas, lo cierra y me voltea a ver.

—Más allá de eso, me alegra ver a Sam feliz, sé que no llevan mucho tiempo de novios, pero sí se conocen hace tiempo ya, y, ¿sabes que nosotras las madres siempre nos damos de cuenta de todo? —sólo respondo con un asentimiento—, cuando los vi juntos por primera vez sabía que podría haber algo más que una amistad, que por cierto, surgió de una manera rara.

—Vale, tengo que admitir que ser novio del chico al que le gritaste en la calle no es algo muy normal, ¿cierto? —menciono con una sonrisita.

—¿Ves? —asiente—, yo sabía que a mi hijo le interesabas y no te veía sólo como un amigo, sólo que ni él se daba cuenta. Lo confirmé cuando mencionaba tu nombre y él, aunque negaba todo, se ponía nervioso y huía, sino hubiera sido cierto sólo me hubiera ignorado y el tema finalizaría ahí. Le conozco bien.

—Ya, a mí desde un principio se me hizo lindo, esto no lo tiene que saber, ¿vale? Pero suponía que le caía mal porque... Por ser yo y por la manera en la que nos conocimos, realmente por todo, pero al final resultó que nos caíamos bien y sucedió todo esto. Juro que nada me había salido tan bien, hasta que él llegó.

Me mira comprensiva y asiente.

—Tu madre me ha hablado un poco de ti, no mucho para llegar a invadir tu privacidad, pero lo suficiente como para comprender tu situación. Sé que la has pasado—el sonido del microondas le interrumpe y ella se dirige hacia él, para luego seguir hablando—, decía, sé cómo las has pasado y que tus relaciones-

—Yo no las llamaría así, lo siento por interrumpir.

—No te preocupes, bueno, las personas que te han gustado... Mmm, no sé cómo decirlo.

—Que no ha salido nada bien, nadie me ha soportado y que parezco pelota de béisbol porque me han bateado mucho, ¿algo así?

—Eh, sí, pero en términos más ligeros, tampoco fue tan malo, ¿o sí?

¡rubio, ponte el cubrebocas! ➳rubegetta Onde as histórias ganham vida. Descobre agora