➳ciento seis

3K 270 225
                                    

[espacio reservado para la gente que va llegando]

samuel

—¡No!

No es su grito el que me detiene, sino su mano alrededor de mi muñeca.

—No te vayas —su voz es más baja—. Yo... p-puedo ayudarte, si quieres...

Lo miro sorprendido, él me mira por un par de segundos y después baja la mirada.

—Rub-bén, ¿estás seguro?

Ni siquiera sé si estoy hablando correctamente.

Él asiente aun con la mirada baja.

Por dios, Samuel, tienes que pensar bien esto, no es algo cualquiera... Agh, despeja tu maldita mente de una vez.

Miro hacia arriba y respiro hondo, pero la presión que siento allá abajo y el agarre en mi muñeca no me dejan pensar bien.

—Perdón, ve al baño si quieres —susurra y lentamente va soltando su agarre.

Vuelvo a mirarlo rápidamente y sigue cabizbajo.

No, no, joder, no.

Tomo aire, me agacho para estar a su altura y antes de que él pueda reaccionar beso sus labios, como si no lo hubiera hecho hace mucho tiempo.

Pocos segundos son suficientes para que Rubén me siga el ritmo, he de suponer que ya sabe cuál es mi respuesta.

—Chiqui —me separo un poco—, sólo no hagamos mucho ruido, ¿vale?

—Vale —asiente con timidez—. Entonces... ¿puedo?

No hace falta ni preguntar a qué se refiere. Dios, me voy a volver loco.

—Sí, sí puedes —tomo asiento frente a él, de modo que ambos estemos cómodos.

Le cuesta unos segundos quitarse la vergüenza, hasta que lentamente va acercando sus mano hacia mi parte baja, para sólo empezar acariciar encima de la tela del pijama.

—Hostia.. —musita.

—¿Qué? ¿pasa algo? —pregunto cuando sus movimientos se detienen.

—N-no, nada —niega con la cabeza.

Continúa con sus suaves movimientos, pero en ningún momento me voltea a ver, ¿de verdad no sucedió nada?

Tomo su barbilla con una mano y hago que me mira, nos miramos fijamente por unos segundos hasta que me acerco y comienzo a besarlo, esta vez sin prisas. Bajo a mi mano hasta su cuello y la otra la coloco sobre su cintura, sintiendo cómo esas suaves caricias de antes van sintiéndose cada vez más.

—Sácalo y tocalo de esa manera —pido hablando sobre sus labios.

—¿E-eh? ¿cómo? —me mira como todo un ser inocente.

Madre mía, pareciera como si jamás hubiera hecho algo malo, y eso no es verdad.

—Mete tu mano y sácalo.

Titubea un poco, pero al final no termina diciendo nada coherente, quita sus manos de donde las tiene y en lentos movimientos los dirige hacia la orilla de mi pijama; en donde se van adentrando a la misma velocidad que no exagero en decir que es una tortura.

Jo, pareciera que jamás he sido una persona paciente.

En menos de 5 segundos, mi erección está a la vista de ambos; no estaba dispuesto a admitirlo, pero mi cara está muy roja, no tanto como la de Rubén, aún así es lo suficiente como para avergonzarme.

¡rubio, ponte el cubrebocas! ➳rubegetta Where stories live. Discover now