¡rubio, ponte el cubrebocas! ➳rubegetta

➳noventa y siete

[espacio para que dejen sus poderosísimos “ya llegué” o lo que siempre dicen]

rubén

—Oye Samuel —le hablo, dejando mi móvil encima mío.

—¿Mmh? ¿qué pasa? —él deja de mirar la pantalla de su celular por unos segundos para poder mirarme.

—Eh... —dudo por un momento antes de preguntar lo que tengo en mente.

Coloco mis brazos detrás de mi cabeza, me vuelvo a recargar en el respaldo del sofá, acomandome mejor, bueno, la verdad es que ya estaba cómodo y, cómo no estarlo; estoy acostado sobre el sofá, mientras que tengo mis pies encima de las piernas de Samuel. Esto es vida.

—¿Me vas a decir o no?

—Sí, pero mira, sólo me dio curiosidad, así derrepente, ¿vale? —él asiente—. ¿cuántas parejas has tenido?

—¿Ah? ¿por qué derrepente preguntas eso? —me dice un poco confundido.

—Te dije que me dio curiosidad, bobo —le vuelvo a repetir.

—No lo sé...

—¿Cómo que no sabes? ¿no sabes porque la lista es grande o porque de verdad no sabes?

—No sé porque es un poquito incómodo hablarte de eso, además una vez ya hablamos de mi ex que-

—Sí, pero esa no cuenta —le interrumpo.

Él deja salir una pequeña risa y luego se toca una de sus mejillas, para quedarse callado, supongo que para pensar.

—En serio es algo extraño que preguntes eso, no lo sé, bueno, sí se, pero no es como que te lo vaya a decir; porque es un poco desagradable acordarme de ellos, vale, de algunos no, pero tú sabes —trata de explicar.

—Entonces le voy a preguntar a tu mamá —hago como si me fuera a levantar, pero él alcanza a tomar mi brazo y hace que vuelva a mi posición anterior.

—Ella no lo sabe todo, hubo personas de las que no le hablé ni un poco, quizás sí, pero diciendo que son mis amigos, no siempre les presenté a mis parejas, sólo fueron pocas —termina de decir.

—Mmmh... —le miro con los ojos entrecerrados—. Vale~ entonces yo soy una de esas pocas, mmmh...

—Sí, sí, lo eres —afirma.

—Pero eso fue porque ella y mi madre se conocen, ya la había visto antes, incluso una vez le dije "Adelante, iré a avisarle a mi madre que ha llegado", y eso fue antes de conocerte —le señalo con mi dedo—. Y un día estornudé, ella me dijo "salud" y yo le dije "gracias". Otro día contesté el teléfono de mi madre y le dije "¿Bueno?"; ¿a eso le llamas presentar?

Samuel me mira con una expresión de extrañes en su rostro y luego suelta una carcajada, seguida de unas cuentas risas.

—¿De qué te ríes? ¡Ella ya sabía que era Rubén! Eso no cuenta como presentarme a tu madre.

—Pero tú madre también sabía que yo era Samuel, ¿mmh?

—Sí, nunca dije que no, yo no fui el que dijo que te presente a mi madre, no seas mentiroso y acepta que no formo parte de esa lista —continúo reclamando.

—Vale, tontito, lo acepto; tú no formas parte de esa lista, donde sólo están otras dos personas —acepta—. Tú, Rub, estás en otra, en donde están las personas por las que mi madre se preocupe y tiene cariño.

—¿Qué? ¿le caigo muy bien a tu mamá? ¿cuánto? Dime, del 1 al 10 —pregunto un tanto emocionado.

—11, o quizás más, pero claro que le caes bien y eso es incluso antes de que nos conocieramos, tu madre le habla maravillas de ti, aunque seas un tonto, y yo también lo hago. Además, se preocupa demasiado por ti, diciendo que te cuide mucho y eso hago —responde con una sonrisa.