¡rubio, ponte el cubrebocas! ➳rubegetta

➳noventa y cuatro

[espacio reservado para la banda que viene llegando, asies]

rubén

—Agh, ¿qué cojones es todo esto? me cago en la puta... —maldigo entre susurros, mientras miro el móvil.

—¿Estás bien, Rubén? ¿por qué tienes esa cara de enojo? ¿te volvieron a decir que tus personajes de anime no existen? —oigo preguntar a mi madre, quien está sentada en el sofá de al lado.

Eso sí dolió, pero hay cosas peores.

—¿Qué? ¡No! Es que, es que... ah, cómo decirte, es que-

—A ver, hijo, tranquilízate y cuéntame, ¿qué sucede? —ella deja de prestarle atención al televisor y me mira, esperando a que hable.

—Han pasado dos días, mamá, dos días, el estado ya ni aparece y-

—¿Que estado?

—¿No lo viste? El día que fui a la casa de Samuel subí un estado de él durmiendo, no sé por qué, pero lo hice—explico rápidamente.

—No lo vi, no lo recuerdo, pero ¿qué tiene de malo eso? —pregunta.

—Agh, mamá, todos, absolutamente todos se atrevieron a escribirme por primera vez en sus vidas, sólo para preguntarme quién era él yyy sobre todos chicas que quizás sean mis compañeras o yo qué sé, preguntando si era mi amigo, mi primo y... ¡Aaah! ¿qué les importa?

—Ya veo, ¿y qué les respondiste?

—Nada, dejé en visto a todos y lo peor es que siguen insistiendo, me veo en la obligación de bloquearlos.

—¿Por qué no les dices que es tu novio y ya? —propone tranquilamente.

—Porque, porque... ¿tú crees que me van a creer? ¿o me van a tomar como un tonto? —le digo, bajando mi tono de voz.

—¿Por qué no lo harían? No, ¿y si no lo hacen qué? —me mira con las cejas alzadas.

—Lo haces sonar tan fácil, mamá, y claro que puedo decirles a todos que somos novios, pero luego me va a dar como miedo de cómo reaccionarán los demás y no lo sé, estoy muy tonto.

—Sí, Rubén, sé que eres un tonto,.pero-

—¿Se supone que eso me hará sentir bien?

—Bueno no, pero para qué vamos a negar eso—dice, encogiéndose de hombros—, pero aquí el caso es que tienes que dejar tus inseguridades atrás, cariño, quiero que te sientas mejor contigo mismo.

No respondo nada y sólo suelto un pequeño suspiro.

—No pasa nada si no les dices o si les dices, ninguna de las dos cosas te tienen que afectar, te tiene que dar lo mismo. Nunca debe importarte lo que la gente diga, yo quiero que estés bien, si mi bebé es feliz yo lo soy mucho más.

—¿Y si todo lo que me dijeron antes es verdad? —suelto y de pronto siento una tensión horrible en el lugar.

—¿De nuevo estás pensando en esas cosas, Rubén? ¿no te había dicho que eso es algo de lo que jamás volveríamos a hablar? —replica sonando más seria.

—Perdón—susurro.

—Cariño...

De pronto siento cómo ella ya está al lado mío, dándome un abrazo.

—No quiero que todo eso me importe, no quiero recordarlo y sé que prometí que no volvería a decir algo sobre esto, pero siempre que me pasa algo bueno yo...