➳setenta y cinco

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samuel

—¿entonces sí se divorciaron o no? —pregunta Willy.

—No, dejemos de hablar sobre eso, sobre la supuesta boda, el divorcio, de él, deberían superarlo de una vez—digo.

—No queremos, nuestra conversación siempre tiene que ser de ti y de tu novio—dice Fargan.

—Esposo—corrige Willy.

—Sí, esposo—asiente.

—¿Por qué no hablamos de Willy y de su crush?

—Porque de la nada me dejó de hablar... ¡y duele! Pero cómo sea, el chisme de tu esposo y tú está mucho mejor.

—Que no es mi esposo, fue una tontería, ya.

—Oye—llama Fargan—, ¿y qué tiene de interesante él? Digo, siempre hay algo que te llama la atención, dinos por qué te gusta el rubio ese.

—¿Cómo? —pregunto extrañado.

—¿Qué hace? ¿a qué se dedica? ¿hace malabares o qué?

—¿O sólo te gusta porque sí?

—Ya dije que no.

—¿Entonces por qué le sigues hablando? —interroga Fargan.

—¿Por qué siempre nos hablas de él? —le sigue Willy—, ¿Por qué te parece interesante? Como dices tú.

—Ah, sí, me cae bien, sólo es divertido y ya, dice chistes malísimos, le gusta comportarse como niño pequeño y creo, no, habla noruego, de hecho creo que tiene nacionalidad noruega; eso me dijo mi mamá—explico.

—¿Es un vikingo? —pregunta Fargan.

—Pensé que ibas a seguir con la biografía—dice Willy y luego lanza una pequeña risa.

—Cállate, ¿no estaban preguntando? Y claro que no es un vikingo, creo. Además, ¿eso qué tiene que ver? —le miro extrañado.

—No sé—Fargan se encoje de hombros—, a ver, di algo en noruego.

—¿Cómo voy a poder decir algo en noruego? No sé hablar en noruego, él es el que sabe, no yo—contesto.

—Yo una vez vi una serie noruega, estaba buenísima—menciona Willy y le presto atención—, con subtítulos, claro.

—¿Por qué no le dices que te enseñe? Igual podrían pasar más tiempo hablando y eso, ¿o no te gustaría? —anima Fargan, que hasta ahora me doy cuenta que está abrigado hasta el cuello, como siempre. Creo que es de esas personas a las que les da mucho frío y... no sé cómo explicarlo.

—¿Más tiempo? —habla el otro. Willy sólo tiene una sudadera, quizás no tenga mucho frío.

—¿Cómo que más tiempo? —hablo yo esta vez—, una vez le pedí que me dijera algunas palabras en noruego, pero sólo se hizo el tonto.

—Pero así te gusta, uhhh—se burla Willy.

Me quedo en silencio, sin saber qué leches decirle.

—Te quedaste callado, se he quedado callado, ¡dioooos! —casi grita Fargan.

—Calla—le interrumpo—, me quedé callado porque esta conversación va hacia lo mismo, como otras veces, pero ustedes nunca entienden.

—Porque es mentira, sabes que es mentira.

—Al menos di que te gusta un poquito.

—Ya, basta.

¡rubio, ponte el cubrebocas! ➳rubegetta Where stories live. Discover now