My Only One 3 •Editando•

Capitulo 21

2 meses después...

Hailey

Escuché el claxon y tomé mis cosas con rapidez. Bajé las escaleras casi corriendo porque, si algo sabía, era que Jake no dejaba de tocar el claxon hasta que saliera.

Y sí, volvió a hacerlo.

—¡Ya voy! —grité mientras cruzaba la reja del edificio.

El auto de Jake brillaba con el sol de la mañana: un descapotable color plateado, nuevo. Jake conducía con lentes de sol como si estuviera en un comercial, y Octavia, en el asiento del copiloto, masticaba chicle con una sonrisa, y por supuesto, con sus lentes de sol. Cuando me subí al auto, me dio unos lentes de sol extra, para que estuviera en la onda.

Ha pasado ya dos meses desde que Liam estuvo aquí en Nueva York. Dos meses desde la última vez que lo abracé, que sentí su hombro bajo mis dedos, su voz cerca de mi oído. Seguimos hablando por videollamadas casi todas las noches. Lo extraño. Pero lo bueno es que estoy bien... mejor, incluso. Regresé a clases, mis notas subieron, y siento que poco a poco todo vuelve a tomar forma.

La primavera está llegando y el calor comienza a sentirse en las calles, aunque todavía no del todo. Sólo el suficiente para sentir que todo a mi alrededor está cambiando también.

La canción "Lose My Mind" de Don Toliver y Doja Cat sonaba fuerte en el auto mientras recorríamos las calles. Jake la cantaba como si hubiera compuesto la canción él mismo, y Octavia hacía una coreografía inventada con las manos. Yo solo reía.

Cuando llegamos a la universidad, bajamos del auto.

—Está muy bonito —dijo Octavia, mirando el descapotable.

—Lo sé —respondió Jake, acomodándose el cabello—. Hice una excelente inversión, ¿no creen?

—No. —contesté, riéndome mientras caminábamos hacia la entrada.

—Sigue burlándote, Knight —dijo señalándome con el chocolate que traía en la mano.

—No me burlo. Sólo digo que son tus gustos, no los míos —abrí la puerta de la universidad.

—Algún día los amarás —dijo él mientras se dirigía a su casillero.

Me separé de ellos y fui al mío. Abrí la puerta metálica y comencé a sacar mis cuadernos cuando escuché una voz familiar.

—Hola, bellísima mujer.

Cerré el casillero. Jessica estaba frente a mí, sonriéndome con esa sonrisa dulce que siempre le sale natural. La abracé.

—Hola —dije.

—Adivina qué.

—¿Qué?

Jessica bajó la mirada.

—Ya no ando con Travis.

Abrí los ojos por completo.

—¿Qué?!

—Hailey— dijo en tono de advertencia, porque mi voz había resonado demasiado.

—Perdón —susurré, miré alrededor y bajé el tono—. ¿Qué pasó?

—No conectábamos. Intentamos... pero no era. Y está bien. —Su voz se quebró muy leve—. Él merece algo mejor que yo.

—Jess...

—No, en serio. Estoy bien. No voy a conocer a mi príncipe azul así de la nada en medio del pasillo de la universidad. Así que me daré tiempo

—Cuidado.