My Only One 3 •Editando•

Capitulo 56

Hailey

—Buenos días.

Las cortinas se abrieron de golpe, dejando entrar toda la luz del sol directo a la habitación, quemándome los ojos dormidos.

—¡Octaviaaaa! —me quejé, enterrando la cara debajo de una almohada.

—Hailey, ya despierta —dijo mientras me quitaba la sábana de encima.

—No quierooooo... —resoplé, intentando taparme otra vez.

—Son las nueve de la mañana, ¡Jake y Hailey! —gritó molesta mientras doblaba su pijama y la metía a la maleta.

—¿Y qué tiene? —preguntó Jake desde afuera.

Lo escuché caminar hacia nuestra habitación y luego se dejó caer en la cama a mi lado, todo adormilado.

—Tengo hambre, necesitamos bajar a desayunar —dijo Octavia con tono autoritario.

—¿Es muy necesario? —pregunté haciendo pucheros.

—Sí. —Se cruzó de brazos.

—Ya voy... —suspiré, rindiéndome.

Me incorporé, busqué algo de ropa en mi maleta y entré al baño. Me cambié, me arreglé el cabello y me maquillé un poco, lo suficiente para no parecer un zombie. Al final me puse mis tenis.

Jake ya estaba listo, pero seguía viéndose en el espejo como si fuera a una sesión de fotos.

—¿Ya? —preguntó Octavia, ahora sonriendo.

—Sí —respondí, tomando mi bolsa.

(...)

Entramos a la cafetería del hotel. Había varios huéspedes desayunando; se escuchaba el ruido de platos, tazas y murmullos. Tomé un plato y me serví fruta y un vaso de jugo de naranja. El doctor me había dicho que mantuviera una dieta balanceada estos tres meses, y lo estaba cumpliendo... aunque de vez en cuando sí me daba mis antojitos.

Nos sentamos en una mesa y comenzamos a comer. Un chico caminó hacia nosotros, se detuvo y luego se sentó sin pedir permiso. Era alto, ojos verdes, cabello rubio y piel bronceada.

—¿Eres Hailey, verdad? —preguntó.

—Mmm... sí.

—Soy Samuel, el primo de Liam. Quería comentarte... bueno, comentarles —se corrigió, algo apenado—. Iremos al acuario en unas horas. Solo iremos los "jóvenes" —dijo entre comillas y rio.

—Qué divertido —comentó Jake.

—Y queríamos decirles que están invitados. Las camionetas salen a las tres de la tarde, y de ahí iremos a comer.

Miré a los chicos y ellos asintieron.

—Ahí estaremos —dije sonriendo.

—Está bien —respondió Samuel antes de levantarse y regresar a su mesa.

Terminamos de desayunar y salimos del hotel. Había un centro comercial cerca, así que caminamos hacia allá para hacer tiempo antes del paseo.

(...)

Después de comprar algunas cosas, regresamos al hotel. Acomodé unas bolsas, dejé todo lo que no necesitaba y me acosté un momento en el sofá. Encendí la televisión y estuve viendo cualquier cosa que apareciera en la pantalla, simplemente para pasar el tiempo y despejar un poco mi mente.

Cuando revisé mi teléfono, vi que ya eran las 2:45 de la tarde.

—Ya casi —murmuré para mí misma.